Opinión

Intelectuales 2025

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“Los príncipes oyen a los intelectuales, después los mandan al manicomio”, afirmó Octavio Paz en un programa televisivo. Frase lapidaria que incomoda, aunque tal vez no sea falsa.

¿Qué es un/a intelectual?, ¿Qué función cumple en el México de 2025? Me hago estas preguntas mirando un retrato de Jorge Cuesta, el primer intelectual moderno mexicano.

Por intelectual entiendo una persona que reflexiona acerca de hechos sociales (políticos) y que presenta de forma pública sus ideas acerca de ellos. No es sinónimo de “académica/o” porque su publico es general, no circunscrito a un salón de clases, ni requiere tampoco estar adscrito a una escuela o universidad.

Ser intelectual no es sinónimo de inteligencia, o de escribir bien, ni siquiera de hablar con elocuencia, sólo de pensar sobre la realidad política (social) y contar con un espacio para llegar a un público general.

Intelectual significa tener ideas y expresarlas, y estas pueden ser más o menos informadas, además de que contienen elementos subjetivos inescapables. Desde luego existe la impresión de que, quien profesionalmente se dedica a opinar, tiene una amplia cultura, así como criterio, pero esta es una asunción que bien puede no cumplirse.

¿Cuál es su función? Es un poco como el mosquito cuyo zumbido no deja dormir por la noche. No se calla e incómoda, aunque a diferencia del insecto, busca provocar una reflexión y fantasea, a veces, un cambio en la realidad.

El ruido o zumbido del intelectual consiste en criticar: esa es su función, observar algo que sucede, desarmar el hecho y apuntar lo que le falta, falla o funciona mal.

Ahora bien, una cosa es apreciar críticamente y otra ofrecer soluciones; creo que el/la intelectual cumple con lo primero, pero no necesariamente hace lo segundo.

Esto es lógico, es intelectual, no un especialista. Cuando ofrece soluciones en base a un conocimiento particular, es lo segundo y no lo primero.

Esa expresión pública de ideas provoca, si es efectiva, una reacción. Y así como nos rascamos cuando nos pica el mosquito, la opinión en un sentido origina otra contraria, a veces medida, en otras, virulenta.

En principio el intelectual debe aceptar esa reacción y a veces generar un debate.

Sobre todo, esas opiniones son incomodas para los poderes. Pero ojo, cuando hablo de poder lo hago pensando en 2025, no en 1930, por lo que entiendo no sólo el político, sino también el económico, el mediático, el tecnofeudal, etc.

Entonces ¿intelectual es sinónimo de ser “contreras”? un poco sí, claro, en su libertad de expresión puede solidarizarse con un acto, opinión o suceso, pero si lo hace de forma sostenida, sin ninguna apreciación critica hacia ningún poder, pues…

¿Tenía razón Paz en la frase que cité al inicio? Tal vez. Como cualquier humano, la/el intelectual puede fallar o dejarse llevar por un sesgo, tendencia, etc. Pero, en todo caso, fuera de algunas ideas generales, no puede ofrecer soluciones, apunta a la enfermedad pero desconoce el tratamiento.

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