
La debacle que estamos presenciando de los Jefes de Kansas City no es más que la consecuencia de depender casi en absoluto de un sólo hombre, Patrick Mahomes; si de verdad existiera un sensacional y cerebral plan ofensivo por parte del staff de coacheo se notaría en soluciones en el campo, en la selección y llamado de jugadas, y no sólo en la mirada de desesperación de un quarterback que busca y busca la manera de mantener a un ataque a flote en base a sus extraordinarias habilidades atléticas.
Como lo comentamos hace unas semanas, el coach Andy Reid fue encumbrado a la cima de los estrategas ofensivos de la historia de la NFL, y es cuando nos preguntamos, ¿y entonces, qué ha pasado?
Más de un responsable
Es verdad, Reid no es el absoluto responsable de una ofensiva que a veces luce sin mucha imaginación, ya estancada en un mismo sistema que se ha vuelto predecible para los rivales, pues en gran medida la culpa también recae en su coordinador ofensivo, el tal Matt Nagy, uno de los alumnos más avanzados de Reid. Y quien, tras su paso por los Osos de Chicago como entrenador en jefe, fue sólo un chispazo o espejismo que duró apenas una temporada, la de 2018. Los siguientes tres años los Osos se fueron descomponiendo hasta que lo despidieron.
Regresó a la cuna que lo vio nacer como entrenador, al lado de Reid, y la verdad es que no ha logrado nada trascendental; y es cuando nos preguntamos si Reid no tuvo la iniciativa de tomar el control total del ataque al ver que su coordinador ofensivo no levantaba conforme transcurría la campaña.
Es cierto que Reid es quien elige y manda las jugadas a la hora del juego, pero el plan se hace con las ideas de ambos (Nagy y Reid). ¿Dónde quedó el “genio ofensivo superior de todos los tiempos”?
¿Lo extrañarán?
Por lo tanto, creo que en todo este asunto hay alguien que ha sido olvidado y no ha recibido el crédito que merece, y se llama Eric Bieniemy. Ese ex corredor de color que luego se convirtió en asistente y llegó a ser coordinador ofensivo de Kansas City de 2018 a 2022, una etapa donde Mahomes y el ataque de los Jefes fue verdaderamente imparable y espectacular. En otras palabras, la mejor versión de los Jefes.
Es verdad, fue alumno de Reid, pero Bieneimy desarrolló su propio estilo y hay que señalar que bajo su mando jamás se le vio a Mahomes tan desesperado, y como la única opción y arma para ganar.
Cuando Bieneimy salió de la organización de Kansas en busca de un puesto como head coach ningún equipo se interesó, ¿por qué?, nadie lo sabe; y, aunque la NFL lo niegue, no pocos piensan que fue un tema de discriminación, pues no hay que pasar por alto que Bieneimy es un coach de perfil bajo, sin la presencia dominante de otros coaches, hasta cierto punto de baja estatura (algo así como Mike MCDaniel, quien no impone una figura de autoridad a sus jugadores en Miami), y de paso de color.
Porque no nos hagamos, eso sigue siendo un estigma en la NFL, pocos son los entrenadores en jefe de color en la Liga; al final, Bieniemy terminó como asistente ofensivo en UCLA y posteriormente su talento fue reconocido y premiado por Ben Johnson, el audaz coach ofensivo de Chicago, que se llevó a Bieniemy como entrenador de corredores en los Osos (¿Alguien se ha percatado de lo bien que corre el tándem de acarreadores de Chicago con DeAndre Swift y Kyle Monangai?).
En pocas palabras, la debacle de Kansas en las últimas semanas es el reflejo de un staff de ataque que no ha podido resolver las carencias de no contar con un verdadero receptor de peligro y profundidad; no ignoremos que nunca se preocuparon por suplir la baja que dejó Tyreek Hill al marcharse a Miami.
Asimismo, qué decir de la indiferencia por apuntalar la línea ofensiva; Mahomes no es Supermán, aunque lo intenta. En conclusión, el control ofensivo se les salió de las manos a Reid y a Nagy, que desde que este último regresó a Kansas City no se ha visto un progreso, por el contrario, ha sido mantenerse con la inercia de un equipo que se había acostumbrado a ganar, pero conforme pasa el tiempo continúa dando pasos hacia atrás.
¿A qué precio?
La estrepitosa caída de mariscales de campo titulares por lesión en esta campaña abre una pregunta con muchos enfoques de respuesta, ¿hasta dónde es conveniente arriesgar a un jugador clave cuando no está en óptimas condiciones físicas para jugar a su máximo nivel, en un deporte de contacto tan demandante como éste?
Al inicio de la temporada cayeron Joe Burrow de Cincinnati y Brock Purdy de San Francisco, ambos perdieron una gran cantidad de juegos; Burrow fue intervenido quirúrgicamente y Purdy sólo necesitó reposo, ambos de la misma lesión (dedo gordo del pie, o dedo de césped). Los dos regresaron porque sus equipos tienen posibilidades de clasificar a playoffs, pero ¿realmente han sanado por completo su lesión?
Burrow no ha dicho algo al respecto; Purdy ha reconocido que no, pero tampoco le impide jugar a buen nivel.
Pero existen otros casos como los de Jayden Daniel de Washington, Kyler Murray de Arizona, Daniel Jones de Indianapolis, Jaxson Dart de NY Gigantes, Justin Herbert de LA Cargadores. JJ MCCarthy de Minnesota, Lamar Jackson de Baltimore, CJ Stroud de Houston y Michael Penix de Atlanta.
Todos se perdieron juegos, algunos ya no volvieron en la temporada como Murray y Penix. ¿Qué hay de los demás, era necesario su regreso, y a qué costo el hacerlos volver?
Cincinnati ha quedado prácticamente fuera de la contienda, quizá deberían prescindir de Burrow para que sane bien con miras al 2026; Purdy debe seguir al frente de San Francisco, pues da una mayor oportunidad de ganar que Mac Jones (el suplente); Stroud parece completamente sanado y ha potenciado el ataque de Houston; sin embargo quedan los otros que son una apuesta de salud: ¿deberían seguir?
Jackson esta muy golpeado y la realidad es notoria su baja de juego con Baltimore; nunca lo va a aceptar, pero es evidente, el peligro es si podría estar arriesgándose a una lesión mayor, quizá otra derrota, y los Cuervos decidan sentarlo si ya no hay posibilidad de postemporada. Mccarthy con Minnesota esta en las mismas, lesión tras lesión en este año, y en cuanto ha estado medianamente bien vuelve a ser titular. Los Vikingos ya no van a ninguna parte, quizá lo están exponiendo de más.
Dart en NY va por el mismo camino, dos conmociones y su inclinación hacia el juego rudo, quizá no sea una gran idea arriesgarlo a otro golpe cuando la campaña se esfumó hace mucho; Herbert con Los LA Cargadores al parecer no tiene opción, con la mano izquierda muy tocada, es la única posibilidad de llevar a su equipo a playoff. Ojalá no le ocurra lo mismo que a Jones en Indianápolis y Daniels en Washington, que por mantenerlos a pesar de lesiones existentes, han quedado ya fuera de combate en la campaña.
Jones seguía a pesar de una lesión seria en la pierna y que desembocó el domingo con el Talón de Áquiles; Daniels volvió a lesionarse del hombro, y lo peor es que los Comandantes ya no iban a ninguna parte en esta campaña.