Opinión

Los aranceles llegaron ya

China acusa presiones de EU a México en la imposición de aranceles a sus productos (Archivo)

Hace casi tres años, el presidente López Obrador, en la X Cumbre de Líderes de América del Norte, anunció la creación de un comité conjunto destinado a la planeación y sustitución de importaciones en la región con el objetivo de procurar ser más autosuficientes y potencializar el comercio en el continente. Esto era parte de una estrategia para desplazar a los países asiáticos de nuestros mercados.

En ese momento más de uno alzó la ceja de extrañeza y no era para menos, en razón a que la sustitución de importaciones es un modelo en el que se privilegia el levantamiento de barreras arancelarias, así como el otorgamiento de estímulos y la creación de facilidades a la producción y venta de las mercancías nacionales con base en decisiones burocráticas -centralizadas y verticales-, bajo la idea de la existencia de un proyecto determinado por la mayoría política. Hoy esta propuesta se impulsa en el Plan México.

La sustitución de importaciones fue la estrategia para la industrialización de México en los años del milagro económico de las décadas de los cuarenta y sesenta del siglo pasado y se abandonó con el primer gobierno neoliberal, el de Miguel de la Madrid, con la incorporación al GATT y la incipiente apertura comercial y con su sucesor, Carlos Salinas de Gortari, con la firma del Tratado de Liber Comercio que fue el comienzo de la integración de los procesos productivos en la región de América del Norte, que continúan con el TMEC y su renegociación el próximo año.

Este año, en sintonía con el discurso trumpiano sobre el comercio mundial, la SHCP propuso un aumento a los impuestos a las importaciones del 60 % real, que se hizo efectivo con la aprobación esta semana de la Ley Aduanera y la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación (LIGIE). El oficialismo determinó que las tasas a las importaciones de los productos provenientes de países con los que no se tiene celebrado un tratado comercial aumentarán en 2026 en promedio del 10 al 35 %.

Esta reforma fiscal se alinea con el modelo comercial de nuestro socio del norte y tiene como objetivos fortalecer el mercado nacional, la generación de empleo, el equilibrio de la balanza comercial (disminuir el déficit con China) e incentivar la producción de bienes y servicios en diversos sectores. Tal vez sea uno de los requisitos que impuso Trump para la renovación del TMEC.

El regreso de la estrategia de sustitución de importaciones forma parte del proyecto de la 4T y no es necesariamente una sumisión a los deseos de Trump, quien utiliza a los aranceles, como medio para evitar que los extranjeros se sigan aprovechando de la bondad de los estadounidenses y, en el caso mexicano, para evitar que el comercio entre nuestros países se lleve a cabo fuera de las reglas del TMEC.

Sin embargo, los aranceles más elevados serán pagados por los consumidores nacionales, quienes deberán pagar más por los productos de importación y los empresarios tendrán un margen para subir el precio de sus productos y aumentar su participación en el mercado sin ser más competitivos Tal y como sucedió en el modelo de sustitución de importaciones, las industrias protegidas serán la automotriz, textil, vestido, plástico, siderurgia, electrodomésticos, aluminio, juguetes, muebles, calzado, papel, cartón, motocicletas, remolques, y vidrio, entre otras.

La similitud de esta política comercial con la de Trump no es una simple sumisión. El Plan México propone un trato preferencial a las mercancías de los países con los que tengamos celebrado tratados comerciales (EUA) y castigo a los productos de los demás (China). Además, este modelo arancelario es congruente con la realidad de nuestro comercio exterior, en el que el 90% de las exportaciones se dirigen a Norte América y el déficit comercial proviene del intercambio con el gigante asiático.

Los efectos de la estrategia de sustitución de importaciones es favorecer a los empresarios mexicanos, pero con base en una reducción de la competencia, el posible rezago tecnológico y una distorsión burocrática a las cadenas de producción. El perdedor es el consumidor y los ganadores el gobierno, que recauda más impuestos, y los empresarios que pueden vender con mayor margen de utilidad.

Los aranceles llegaron ya y lo hicieron para quedarse. La creación del comité anunciado en 2023 por López Obrador y el Plan México son la evidencia de que el modelo de desarrollo de la 4T es el regreso en política comercial de los años sesenta, en beneficio de la integración económica de la región con miras más amplias a las nacionales. Trump complacido, pero hay que destacar que la Declaración de América del Norte de ese año incluyó al mencionado comité para la planeación y la sustitución de importaciones, con lo que más aranceles y mayores tasas al comercio exterior tampoco son una estrategia nueva para nuestros socios, cuando gobernaban los demócratas.

Profesor de la Universidad de las Américas Puebla

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