Opinión

8M. Otro México es posible

La marcha del Día Internacional de la Mujer demostró que hay una alternativa a la barbarie machista. Ese es su legado. Hechos de crueldad descomunal como el fusilamiento de San José de Gracia, la trifulca en el Estadio Corregidora, la masacre de Atlixco, por citar algunos recientes, conducen a pensar que no tenemos remedio; que estamos, como país, en un tobogán de violencia de la que todos seremos víctimas.

La violencia lleva al desaliento y, lo que es peor, a la postración. Pero entonces se llevó a cabo la marcha del 8M que dejó el mensaje de que otro país es posible, que nuestra responsabilidad es construirlo, no sentarnos a ver pasar los cortejos fúnebres. El éxito de la marcha fue una sorpresa. No había buenos augurios, pero no contábamos con la vitalidad de un movimiento, el feminista, que está llamado a ser el eje de la verdadera transformación del país.

El combustible de la movilización fue la exigencia de las mujeres, su derecho básico, inalienable, de vivir una vida sin miedo y sin violencia. Lo inusitado es que hicieron de la jornada de lucha una marcha multitudinaria y alegre, como hizo notar la portada de Crónica. Sí, leyó usted bien, una marcha alegre con música, bailes, flores, entre miles de pancartas denunciando abusos inclasificables, incluso el feminicidio impune, que es uno de los rasgos que distinguen al México de nuestros días.

¿De dónde sacan su alegría las mujeres? Me parece que de sus ganas de vivir. Son una fuerza de la naturaleza y en la naturaleza la vida siempre encuentra un camino. Será por eso. Me quedo con la imagen del colectivo de mujeres percusionistas que le daban con todo a los tambores y que contagiaban sus ganas de que las cosas cambien. Aunque las señales apunten en otra dirección, las mujeres están decididas a sacar al país de la barbarie machista. Es un gran logro.

El saldo de la marcha es un desastre para la 4T. Desde que asumió el poder con una carretada impresionante de votos, entre los cuales estaban los sufragios de las feministas, el presidente López Obrador mostró, para ingrata sorpresa de muchas de sus ex seguidoras, que no comprende el movimiento feminista, que lo percibe como algo ajeno y que tiene flojera mental de entenderlo. Entonces, aficionado a los esquemas simplones, lo ubicó como una más de las maniobras del neoliberalismo para obstaculizar su camino al Olimpo de los héroes mexicanos. La distancia entre la 4T y el movimiento se ha hecho cada día más grande. Hoy son ajenos.

El gobierno federal engarzó, el martes pasado, una cadena de errores mayúsculos, comenzando por esa táctica burda de tratar de intimidar a las mujeres para que se abstuvieran de marchar porque eran inminentes estallidos de violencia, incluidos, dijeron, ataques con bazucas. ¡Con bazucas!

Otro error, uno que duele, fue el evento en Palacio Nacional donde un puñado de mujeres de la 4T, algunas de ellas con fama de inteligentes, resolvieron celebrar el Día de la Mujer postrándose ante el Macho Alfa de su movimiento. De pena ajena. Durante la marcha, Martí Batres, secretario de Gobierno, un galardonado peleador callejero, se asumió como apóstol de la paz al mando de la jauría electrónica de Morena que tuvo muy pocas municiones para disparar. El burdo intento de adjudicarse el éxito de la marcha no engañó a nadie.

Marcha 8M

Marcha 8M

Cuartoscuro