Opinión

Actualización y plan de estudios: una estrategia con docentes

De acuerdo a organismos internacionales, en los últimos dos años a causa de la pandemia, América Latina y el Caribe han perdido o sufrido un retroceso de 10 años en materia educativa.

En nuestro país, se estima que el coronavirus afectó a más de 30 millones de estudiantes mexicanos y generó consecuencias desastrosas en su bienestar, su desarrollo académico y socioemocional, además de limitar sus oportunidades a futuro.

Un diagnóstico realizado en noviembre 2021 por el Proyecto de Mediación Independiente de Aprendizajes (MIA) y UNICEF indicó que, en México, de mil 600 escolares entre 8 y 11 años, el 66% no había alcanzado un nivel básico en habilidad lectora y un 97% en habilidad matemática.

El panorama ilustra que, el mayor número de afectados, 25.4 millones, son alumnos y alumnas de Educación Básica, por lo que vale mucho la pena abundar sobre las proyecciones o planes educativos para revertir los rezagos tanto en el corto, mediano y largo plazo.

Con la llegada de la Maestra Leticia Ramírez Amaya, a la Secretaría de Educación Pública (SEP) se abren nuevas expectativas con los planes de estudios en el nivel básico, sobre todo porque desde su concepción se impulsó una activa participación de la comunidad docente de las 32 entidades del país.

La implementación de la actual política educativa que realiza la SEP, coloca a niñas, niños y adolescentes en el centro del Sistema Educativo y, al mismo tiempo, reconoce el papel del magisterio y su derecho a una auténtica estabilidad laboral para garantizar la calidad en la educación.

Los nuevos contenidos “consideran los contextos de cada región para asegurar que los maestros en formación se consoliden como agentes de cambio”, ha sostenido la titular de la SEP, desde diversos foros. En el mismo tenor, ha destacado la importancia de la formación inicial y del compromiso que tienen educadoras, maestras y padres de familia para incrementar la cobertura en la enseñanza de nivel básico.

Por otra parte, ha precisado que los grados escolares no desaparecen, sino que se agrupan en fases y que la autonomía curricular está garantizada al ser uno de los componentes más significativos dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje.

En este aspecto, la Nueva Escuela Mexicana se desarrolla en un modelo educativo que busca que las personas sean formadas en el principio de la interculturalidad, que reivindique la identidad de la nación y reconozca que somos un país pluricultural y plurilingüe.

Entre otros elementos de base se busca que todos los estudiantes, no solo de nivel básico, posean apego a los valores, a la naturaleza y al humanismo y de manera académica, desarrollar pensamiento crítico que aporte a la sociedad.

Un salón de clases en una fotografía de archivo

Un salón de clases en una fotografía de archivo

Cuartoscuro

En ese sentido, la tarea educativa es un compromiso social que requiere sumar la voluntad de todos, no solo quienes trabajan en las escuelas, sino la sociedad en conjunto.

Sin olvidar que en México hay brechas en cuanto al acceso a la educación y que, en crisis naturales, sociales o políticas, los marginados y con menos opción de salir de la exclusión social son los más perjudicados. Vale la pena recordar y sumarnos al llamado de la actual la Secretaria de Educación: “para lograr equidad, igualdad e inclusión debe trabajarse en unidad desde el sector educativo”, y desde el resto de la sociedad mexicana.

Lee también