Opinión

El adiós de Jimmy G

La semana 16 inició con la despedida de Jimmy Garoppolo de los 49ers, no oficial por supuesto, tras la derrota de San Francisco ante Tennessee el jueves por la noche. Duele reconocerlo, y más cuando reconozco mi afición de décadas hacia el equipo de los 49ers y las incontables ocasiones en que desde mi pequeña trinchera de opinión he defendido el talento de este quarterback. Sin embargo, la noche del jueves fue decepcionante comprobar la dificultad de Garoppolo para sobreponerse a los errores y seguir adelante.

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Cualquier mariscal de campo puede tener un mal juego, ser interceptado o capturado varias ocasiones, pero la expresión de Jimmy tras cada uno de sus errores en el campo fue delatadora. La cercanía con que las cámaras hoy en día pueden capturar los rostros de los jugadores, entrenadores y hasta aficionados en un estadio es asombrosa, y la manera en que pudimos apreciar la cara, los gestos, la mirada y la total expresión de Garoppolo cada vez que cometió un error fue elocuente.

En las dos intercepciones (principalmente la segunda donde cavó la tumba del equipo) sus ojos mostraban a un tipo no enojado consigo mismo, sino a un jugador asustado que pierde la confianza. Su poca fortaleza mental para sobreponerse a un error lo deja fuera de combate para mantenerse concentrado en el juego, lo que quedó demostrado al lanzar un pase inatrapable para su corredor que estaba completamente solo para anotar, minutos después de la primera intercepción.

Los buenos y los grandes

Esa es la diferencia entre los buenos y los grandes: la fortaleza mental. Cuántas veces vimos reponerse de errores a un Joe Montana, John Elway, Dan Marino, Peyton Manning, Drew Bress, Brett Favre, Aaron Rodgers o aún ahora a Tom Brady que, tras fallar, pareciera que en vez de caer en pánico y ser presa de la inseguridad, se molestan consigo mismos y elevan su nivel para salir adelante. Sin embargo, y duele aceptarlo, es algo que no pasa con Garoppolo, y ciertamente no es la primera ocasión que lo demuestra.

Jimmy fue el único responsable de la derrota de los 49ers el jueves por la noche; cuando vemos el video del juego, es claro que sus errores dieron vida a los Titanes más de una vez en el encuentro.

Las tomas de la televisión sobre Garoppolo en la banca fueron claras sobre el estado anímico de preocupación que tenía el quarterback al saberse responsable de la derrota. Es verdad, no es un secreto que es su última temporada en el equipo a pesar de que aún le queda un año de contrato. La gerencia lo negociará bajo ese último año de acuerdo que aún los mantiene unidos para sacar alguna ganancia como una selección colegial o un jugador de intercambio, puesto que si deja que termine el acuerdo de 5 años Jimmy sería libre de irse a donde guste sin representar ningún derecho para los 49ers.

Además, y a pesar de que Garoppolo estaba jugando a un nivel aceptable hasta antes del jueves, es palpable que Kyle Shanahan, el entrenador, no esta dispuesto a sacrificar más su esquema ofensivo que exige tener a un quarterback de gran movildad (no confundir con mariscal corredor), por lo que le urge echar mano ya de Trey Lance, su carta fuerte en la posición. De hecho, no debemos olvidar que Shanahan también esta por entrar en su último año de contrato como coach y ya es hora de demostrar que aquel viaje al Super Bowl 54 no fue sólo un buen año, sino el resultado de un trabajo planeado que pude ser duradero.

Mac Jones: La otra cara de la moneda

Y ya que hablamos de fortaleza mental en los pasadores, sigue siendo digno de mención la manera en que se ha desenvuelto Mac Jones con los Patriotas. A pesar de ser un novato, con menores cualidades físicas (no mentales) que los mariscales universitarios que fueron seleccionados antes que él como Trevor Lawrence, Zack Wilson, Trey Lance, Justin Fields y ser reclutado hasta el turno número 15, Jones ha callado bocas al tener a los Patriotas con un pie en los playoffs y sobre todo jugando y actuando como un verdadero líder sobre el campo. Aunque muchos podrían argumentar que el domingo Nueva Inglaterra cayó ante Buffalo y en Foxboro, nada tiene que ver con el este chico de 22 años que hace caminar a la ofensiva de los Patriotas como si fuera un jugador ya veterano en la NFL. Después de sufrir una intercepción en el primer cuarto mantuvo su nivel de confianza y conectó pases difíciles.

Imaginar lo que hará en el futuro con los Patriotas entusiasma a la organización y sus aficionados, claro está, todo gracias a la batuta de Bill Belichick y el coordinador ofensivo Josh McDaniels, que han sabido sacar provecho de las cualidades de Jones y lo han pulido de manera muy rápida a pesar de ser su primera temporada como profesional.

La tarde del domingo iba a ser muy difícil derrotar a los Bills dada la manera en que jugó su quarterback Josh Allen, pero levanta una gran expectativa ver qué hará este equipo de Nueva Inglaterra de regreso a los playoffs con Mac Jones en los controles.