En este editorial que por su longitud se presenta en dos partes ofrezco a los lectores una explicación para entender cómo funciona el metabolismo intermedio y tengan una idea más clara de cómo es que el consumo de azúcares tiene que ver con la energía corporal y con la ganancia o pérdida de peso. Entender el metabolismo intermedio ayuda mucho a juzgar cómo y por qué ciertas dietas pueden ayudar, así como darse cuenta de que los productos milagro no ofrecen ningún tipo de ayuda. Para facilitar la comprensión del metabolismo intermedio voy a utilizar una analogía entre la glucosa y el salario quincenal.
La fuente principal de energía para que el cuerpo funcione son los carbohidratos, de los cuales hay tres tipos: 1) Los monosacáridos, o sea una sola molécula (v.gr. glucosa o fructosa). 2) Los disacáridos, que son dos monosacáridos pegados (v.gr. la sacarosa, que es el azúcar de mesa, que contiene una molécula de glucosa y una de fructosa). 3) Los polisacáridos, que se componen de múltiples moléculas de monosacáridos pegados (v. gr. el almidón o la celulosa).
Para absorber los disacáridos o polisacáridos en el intestino, primero tenemos que romperlos (digerirlos) a su mínima expresión, o sea a monosacáridos. Los humanos podemos romper el almidón porque tenemos la enzima necesaria para eso. El almidón es el polisacárido abundante en pastas, arroz, cereales, panes, dulces. En cambio, no podemos romper la celulosa, que es el polisacárido en muchas verduras y legumbres, porque no tenemos la enzima para eso. Por lo tanto, si ingerimos carbohidratos como almidón, los podemos digerir y absorber, pero si comemos celulosa, no la podemos romper y, por lo tanto, no la podemos absorber y pasa a formar la materia fecal. A la celulosa, y otros carbohidratos que no digerimos, les llamamos fibra.
La lactosa es un disacárido hecho de galactosa + glucosa y la enzima que la rompe se llama lactasa. La ausencia de lactasa en muchos sujetos tiene como consecuencia que no puedan romper la lactosa y, por lo tanto, no la pueden digerir, pero como es un azúcar muy pequeño, no forma materia fecal, sino que atrae agua por ósmosis y por eso, quien es deficiente de lactasa (que viene en la leche y productos lácteos) desarrolla diarrea si consume estos productos.
La glucosa es la principal fuente de energía porque sirve para hacer ATP. Para que las células funcionen necesitan tener una concentración constante de esta molécula que llamamos ATP, que no es más que adenosina que tiene tres iones de fosfato pegados (tri fosfato de adenosina). Al liberar el fosfato provee la energía para diversas reacciones y así, modular la actividad de las enzimas para hacer su función. Si uno prende un cerillo, claramente puede ver cómo el fósforo libera energía (calor).
Para explicar el metabolismo intermedio lo presento en un sencillo esquema en la parte A de la figura y con una analogía en la parte B. En la analogía que vamos a utilizar, digamos que la glucosa es el cheque con el que nos pagan en el trabajo, que es la fuente para hacer las compras que necesitamos. En este caso lo que compramos (agua, comida, ropa, luz, gas, etc.) viene siendo el ATP. La glucosa es el cheque y el ATP son los bienes que compramos.
De acuerdo con el esquema que muestra la figura, para que la glucosa forme ATP tiene que pasar por varias vías metabólicas. La primera ocurre en el citoplasma de la célula y se llama glucólisis, al final de la cual se forma una molécula conocida como acetil-CoA. Esta acetil-CoA es la molécula clave en el metabolismo intermedio, porque en esta molécula convergen varias vías. Para nuestra analogía la acetil-CoA funge como unidad monetaria, los billetes. La glucosa se convierte en acetil-CoA, como el cheque lo cobramos y convertimos en billetes.
La acetil-CoA entra a una vía metabólica conocida como ciclo de Krebs, de donde se acumulan electrones que al viajar por una serie de enzimas de la cadena respiratoria en la membrana interna de la mitocondria, liberan energía y bombean protones que activan a la fábrica molecular de ATPs (enzima ATP sintasa). Esta vía metabólica se llama cadena respiratoria porque al final de esta se requiere oxígeno, que se convierte en CO2 y agua.
Estrictamente es ahí en donde respiramos. Es para eso que necesitamos el oxígeno. Para que funcione la cadena respiratoria. De acuerdo con nuestra analogía, el ciclo de Krebs y la cadena respiratoria son las tiendas en las que compramos los bienes. Se entra con dinero (acetil-CoA) y sale uno con los bienes (ATP).
Siguiendo con nuestro esquema y analogía. Si no recibimos suficiente glucosa, las células sufren por falta de ATP. De la misma forma, si no recibimos suficiente paga, sufrimos por falta de bienes. Como la glucosa la obtenemos al comer, lo que ocurre tres veces al día, entonces la glucosa que no vamos a utilizar en ese momento la debemos guardar, para usarla después. Para esto, en los siguientes minutos de haber comido y absorbido la glucosa, sintetizamos en el hígado y en los músculos un conglomerado de glucosas que se llama glucógeno. Este glucógeno es fácil de hacer y de deshacer. Durante las siguientes horas, para mantener una concentración constante de glucosa en la sangre, el glucógeno formado se va deshaciendo y así todas las células del organismo están siempre embebidas en un líquido que tiene suficiente glucosa. En nuestra analogía esto equivale a que en el trabajo nos pagan cada quincena, pero el dinero lo necesitamos diario. Entonces, hacemos una cuenta de débito en el banco en donde depositamos el cheque y ahí es muy fácil guardar el dinero que, conforme lo vamos necesitando a lo largo de la quincena, lo podemos sacar muy fácil, ya sea firmando directamente con la tarjeta de débito o en una máquina de banco. El glucógeno es la contraparte metabólica de la cuenta de banco. Los corredores de maratones típicamente el día anterior a la competencia cenan cantidades abundantes de pasta para amanecer con mucho glucógeno y así tener fuente de energía para la carrera de 42 kilómetros.
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