Opinión

ARMAGEDÓN

En días recientes, el presidente estadounidense ha acumulado un par de comentarios referidos a temas de armas nucleares que, no obstante de que se trata de dos situaciones distintas, Ucrania y Pakistán, no dejan de generar preocupación. El actual mandatario es famoso por sus dislates y sería deseable pensar que este fuera el caso y que no pasara del exceso verbal o la falta de cuidado en sus declaraciones. En el caso pakistaní, el presidente dijo palabras más, palabras menos, que era una nación poco confiable en posesión de armamento nuclear, a pesar de que es sobradamente conocida la alianza que mantiene con ese país en varios temas, incluyendo el combate al terrorismo. Muy probablemente no pasará de ser un desaguisado diplomático.

Respecto del otro tema, el de Ucrania y Rusia, sus palabras son materia de preocupación más real que aparente, como en el primer caso. El presidente norteamericano dijo, en el marco de un evento con simpatizantes del partido Demócrata para recaudar fondos, que las recientes amenazas del presidente Putin de Rusia en relación con la agresión militar de su país a Ucrania, cuyas hostilidades se han extendido por ocho meses, podrían devenir en un conflicto nuclear, con el riesgo de un “armagedón” no visto desde la tristemente célebre crisis de los misiles de 1962 entre Estados Unidos y Unión Soviética durante uno de los momentos más calientes de la guerra fría. A saber si en la mente del mandatario estaba presente que el 16 de octubre pasado se cumplieron sesenta años del inicio de esa crisis que tuvo al mundo al borde del precipicio nuclear. Apenas un par de semanas antes de estos señalamientos, el secretario de la Defensa Lloyd Austin, aseguraba que no existían indicaciones de que Putin hubiera decidido usar armas nucleares en Ucrania. (Leblanc, Paul, “On the ground in Lyman”, What Matters, 2octubre2022, www.cnn.com)

Misil soviético instalado en Cuba en 1962

Misil soviético instalado en Cuba en 1962

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¿Habrá sucedido algo en el transcurso de quince días que se ignoraba ante el recrudecimiento del conflicto ruso-ucraniano? ¿O es posible que el presidente sepa algo que su secretario de la Defensa ignora sobre este escenario de armagedón? También cabe preguntarse por qué el mandatario estadounidense utilizó un foro informal, de carácter partidista para ello y no un foro más formal como el de OTAN, por ejemplo, habida cuenta de que un riesgo de esta magnitud concierne al conjunto de sus aliados en este conflicto y, desde luego, a todo la humanidad.

No debe de perderse de vista que también muy recientemente, y ante el fracaso relativo de la “operación militar especial”, personajes notables de la política rusa como Dmitri Medvedev, presidente entre 2008 y 2012, habrían comenzado a argumentar que si la existencia del Estado se viera amenazada por una ataque incluso de armas convencionales, se puede recurrir al uso de armamento nuclear. De hecho, analistas y expertos en la materia, como lo han venido reportando diversos medios informativos, debaten sobre las posibilidades de que el mandatario ruso pudiera recurrir al uso de armas nucleares tácticas para compensar las pérdidas de su infructuosa escalada militar ante Ucrania. Algún especialista, incluso ha sugerido que los países occidentales deben correr el riesgo de un mal cálculo de Putin en este sentido, a fin de pararlo en seco y anular su amenaza, ya que en su visión se trata esencialmente de un bluff con fines políticos. (Pifer Steve, “Pushing back against Putin´s threat of nuclear use in Ukraine”, Bulletin of the Atomic Scientits, www.thebulletin.org, 10octubre2022) Cabe recordar que el mismo Putin, en un discurso agresivo a finales de septiembre, relacionado con la anexión de cuatro territorios a través de un proceso referendario amañado, advirtió que recurriría a todos los medios disponibles para proteger el territorio ruso, y sostuvo que Estados Unidos había sentado un precedente en 1945 cuando bombardeó Japón con bombas nucleares.

El conflicto se prolonga y la solución se ve cada vez más lejana. Contra la popularidad que parece tener el presidente ucraniano y la razón que le asiste en defender su país, también parece estar arrastrando las cosas hacia una guerra prolongada de mayores consecuencias, lo cual no es sólo atribuible a la parte rusa. Se necesitan al menos dos para pelear. Apoyar una solución negociada, incluso ante el recrudecimiento de la agresividad rusa, no significa respaldar al autócrata ruso. Ucrania, por ejemplo, ha pasado en pocos meses a ser el principal receptor de armas estadounidenses, por un monto de 17,500 millones de dólares en armas y asistencia militar. (Thalif Dee, “Ucrania pasa de casi cero a ser el mayor receptor de armas de EE.UU.”, Inter Press Service, 14octubre2022, www.ipsnoticias.net)

Existe desde luego una razón para ello, pero la solución de largo plazo no debería ser solamente armada y militar, sino negociada y diplomática. Debía de estar en el interés de todas las partes.

Como diría John Lenon hay que darle un chance a la paz.