Opinión

¿Hacia dónde va la aviación mexicana?

Despegues

                                       y aterrizajes


Mientras la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), lucha por devolver a México a la Categoría 1 de la Administración Federal de Aviación (FAA) de los Estados Unidos, la información filtrada a la opinión pública a través de los llamados Guacamaya Leaks, muestra que la aviación se ha convertido en un sector que el gobierno federal prefiere poner en manos de la Sedena, en lugar de hacer de ella una herramienta de competitividad de carácter civil, que permita generar divisas por turismo y comercio, crear empleos y derrama económica para los mexicanos.

El transporte aéreo es fundamental para mantener conectado al país y es por ello que ponerlo en manos de las fuerzas armadas sólo tiene sentido si es que el gobierno federal muestra que es un asunto grave de seguridad nacional. Sin embargo, el transporte aéreo está lejos de haber sido capturado por grupos de crimen organizado, como sí sucede con la red carretera.

Si bien en el espacio aéreo circulan aeronaves no identificadas con cargas sospechosas, éstas pueden ser interceptadas o derribadas, debido a que existe el control de tránsito aéreo con tecnología suficiente para captar tráficos ilícitos, lo demás es tarea de las fuerzas armadas, pero poner en sus manos la aviación civil es otra cosa.

El objetivo del transporte aéreo comercial es detonar desarrollo económico, con rentabilidad para los propietarios, empleo de calidad para los trabajadores y derrama de nuevos negocios para las regiones a las que sirve. Nada de eso es función de las fuerzas armadas y, aunque exista la lealtad y la obediencia hacia el jefe de Estado, los militares saben que no están aquí para hacer negocios, sino para dotar de seguridad a los ciudadanos.

Una nueva aerolínea en manos de las fuerzas armadas, tanto como el Aeropuerto complementario al de la Ciudad de México (el AIFA) y otras empresas del sector, sólo debieran estar ahí de manera transitoria o bien, devolverles a las terminales aéreas (AIFA, Tulúm) su carácter de base aérea militar para que cumplan con los objetivos para los cuales se han creado dichas instalaciones.

En tanto, la aviación civil debe seguir un curso distinto. La propuesta de convocar a todos los sectores para establecer una política de largo plazo en el sector cobra hoy mayor vigencia que nunca. No podemos seguir viviendo en la montaña rusa de las crestas y los valles en medio de los cuales se va perdiendo nuestra herencia de industria aérea propia, de Mexicana a Aeromar, del AICM a Texcoco, del CIAAC al CIIASA, y así en cada una de las muchas fortalezas que nos dieron en su tiempo los hombres y mujeres que hicieron aviación mexicana.

No se trata de estar “en contra” ni del gobierno ni de las fuerzas armadas, sino de recuperar el sentido común. La aviación comercial forma parte de la clasificada aviación civil y justamente por eso hay una instancia internacional (la OACI), formada por los gobiernos de 193 países del mundo, que se encarga de formular las políticas que las rigen. Esto tiene un sentido: recobrémoslo.

Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. 

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