Opinión

Brechas y fracturas digitales en México

El INEGI ha realizado una encuesta nacional que mide el uso de tecnologías de la información de parte de los mexicanos. De ella resultan, al menos, tres conclusiones inmediatas. El internet es cada vez más usado y está desplazando a otros vehículos para la obtención de información de parte de la población; varias brechas sociales y culturales recorren la tendencia a usar las redes; todavía predomina la precariedad en el uso de varias de las tecnologías.

Nuevas tecnologías

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Según la encuesta, tres de cada cuatro mexicanos usan internet, aunque menos de la mitad tienen computadora en casa y menos del 10 por ciento acceden a la red exclusivamente fuera de sus hogares. Eso significa que una parte de la población usa internet sólo mediante sus teléfonos celulares. En cualquier caso, la tendencia a usar internet sigue al alza y acelerándose.

La misma encuesta señala que, de entre los usuarios, el 83% usa internet “para reforzar su educación”. Evidentemente, una parte de esto está ligada a los esfuerzos para mantener los cursos escolares durante la pandemia. Pero también es claro que la mayoría usa internet para informarse. La pregunta es si existe la capacidad entre la gente para encontrar las páginas que sí son educativas y diferenciarlas de las que tienen errores o son charlatanería.

Lo mismo ocurre con el acceso a la información en general. Al mismo tiempo que aumenta el uso del internet para obtener noticias y opiniones, es posible que disminuya la capacidad para diferenciar aquellas que están fundadas en hechos y realizadas profesionalmente de las que son meros vehículos de entretenimiento o de propaganda política o ideológica.

Esta tendencia a obtener más información vía internet ha pegado a todos los otros vehículos informativos. De las ediciones impresas de diarios y revistas, eso se sabe hace mucho. Lo novedoso que señala la encuesta es la precipitosa caída de la televisión y la radio. Sólo 60 por ciento de los entrevistados vio la TV la semana previa, y apenas el 35 por ciento escuchó la radio. Notable es que, en el periodo, haya continuado la disminución de personas y familias suscritas a la televisión de paga (que tuvo su pico en 2015). Una parte de ellos dejaron la suscripción por necesidades económicas, pero otra -tal vez mayor- lo hizo porque encontró en los servicios de la red una opción suficiente de entretenimiento e información (y la televisión de paga tradicional redujo su oferta atractiva, con las empresas productoras buscando nichos más redituables vía streaming). Se trata de un reto para estos medios, la radio y la TV, que tuvieron importancia toral durante muchas décadas.

Las brechas socio-culturales eran de esperarse. Hay una correlación negativa entre edad y uso de internet. A más edad, menor uso, especialmente entre quienes no son nativos digitales. De hecho, son las personas de 55 y más años quienes más utilizan los medios que van a la baja en el consumo: radio y TV.

Esa brecha también se da entre zonas urbanas y zonas rurales, y está ligada a otros dos factores. Uno es el económico: a más ingresos, mayor tendencia al uso de internet; el otro es de acceso tecnológico: hay todavía muchas zonas del país mal conectadas o a las que no llega la señal.

Y ligado a esto, de manera todavía más clara, hay una fractura regional. El norte del país y la Ciudad de México, ampliamente conectados y con enormes mayorías de usuarios, y los estados pobres del sur en el otro extremo. 

La diferencia de uso del internet entre Chiapas y la Ciudad de México es similar a la que hay entre adultos mayores y adolescentes.

En la medida en la que no haya un esfuerzo serio de conectividad y de formación digital de la población que tiene acceso limitado a internet, estas brechas están destinadas a seguir creciendo y a convertirse en auténticas fracturas. Por lo tanto, la sociedad estará condenada a reproducir desigualdades profundas, de esas que no se palían con un depósito monetario mensual.

Estas desigualdades van a tener un efecto creciente en el acceso a empleos formales y decentemente remunerados… y de manera cada vez más clara, a todo tipo de formación, capacitación y puesta al día en las distintas habilidades, laborales y no.

Los datos presentados por la encuesta miden, con claridad, el acceso a las distintas tecnologías, no son tan claras en la cantidad y calidad del acceso, pero dan algunas luces al respecto: el uso de celulares con los métodos de prepago y la insuficiencia de computadoras en casa dan cuenta de que una parte no desdeñable de la población tiene sí, acceso a las redes, pero está limitado, normalmente por razones de presupuesto familiar. En otras palabras, se trata de población digital marginal. Es una llamada de atención a los distintos niveles de gobierno para que el acceso libre y gratuito sea más fácil.

Sabemos por experiencia colectiva que, aunque los entrevistados puedan sugerir que hacen predominantemente un uso educativo e informativo del internet, que una buena parte del tiempo se dedica a las redes sociales y al entretenimiento. Al continuar la tendencia al alza en el uso de internet, esto tendrá enormes consecuencias en la manera de comunicar y de hacer política en el futuro muy próximo.

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Twitter: @franciscobaezr

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