Opinión

El caso Esquivel: el derecho, la ética y la decencia

El año termina con uno de los mayores escándalos de la vida pública los últimos tiempos: el señalamiento a la ministra Yasmín Esquivel de haber plagiado su tesis de licenciatura hace 35 años cuando egresó de la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales Aragón, de la Universidad Nacional Autónoma de México. El tema del plagio es grave en cualquier escenario, pero en este caso cobra una enorme relevancia dadas las características de la persona señalada como autora de esta conducta y el momento por el que la misma atraviesa. Es una ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que aspira a convertirse en presidenta de ésta.

Ministra Yazmín Esquivel Mossa

Ministra Yazmín Esquivel Mossa

En el ámbito jurídico, es complicado que los hechos conocidos tengan alguna consecuencia para Esquivel. La UNAM carece de facultades para retirarle el título a quienes han acreditado alguno de los mecanismos establecidos por su legislación para la obtención de este documento. Es probable, sin embargo, que la profesora que dirigió su tesis y que también lo hizo con la que se señala como la tesis original y con dos posteriores a la de Esquivel, sea encontrada responsable de faltas graves a la disciplina universitaria y su contrato como profesora de carrera sea rescindido. En esta ocasión, pareciera que el derecho no alcanzará para asignar responsabilidades a quien cometió uno de los actos de mayor deshonestidad en el terreno académico, como es el plagio.

Dadas las condiciones jurídicas que hemos señalado, es probable que sea el de la ética el espacio en el que podamos encontrar respuestas a la indignación y molestia que los hechos han generado a buena parte de la sociedad. En primer término, la Universidad Nacional Autónoma de México tendrá que determinar qué fue lo que realmente sucedió y cómo fue que se configuró el plagio, así como el nivel de responsabilidad que en ello tuvo quien entonces era una pasante en vías de titulación. Si bien, como ya señalamos, no podrá asignar una responsabilidad con sanciones jurídicas para la ministra, sí podría hacerlo en el terreno de la ética, condenando y reprobando estas prácticas, así como generando mecanismos procedimentales, operativos, normativos y tecnológicos que garanticen la no repetición de estos hechos y, en su caso, las consecuencias correspondientes.

En segundo lugar, está lo que como sociedad podemos hacer. Hemos sido testigos de la existencia de una tesis de licenciatura que prácticamente copia de forma total otra presentada poco más de un año antes. De igual manera, hemos conocido las explicaciones por demás inverosímiles de Esquivel, quien señala haber escrito este trabajo académico un año antes de que se presentara por primera ocasión. Sin nada que demuestre sus dichos, la ministra dice que ella no plagió, sino que a ella la plagiaron en una época en la que las tesis se realizaban en máquina de escribir y no existían medios magnéticos para almacenar o transmitir la información.

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Conforme a lo que conocemos, pareciera que la ministra plagió y de ello tuvo conocimiento e incluso participó activamente la profesora que dirigió la tesis. Además, Esquivel no solo no se ha hecho responsable de sus actos, sino que incluso ha mentido para tratar de justificar su falta de honestidad, rectitud y probidad inventando una mentira difícil de creer. Como sociedad, no podemos tolerar esto. Hace 35 años Esquivel hizo trampa y hoy miente para tratar de salir del problema en el que ella se metió.

Cuando el derecho no alcanza para asignar responsabilidades y sanciones a los principales involucrados, lo que como sociedad nos queda es reprobar la conducta cometida, señalar la falta de ética y privilegiar la decencia por encima de la conveniencia. Ella, como respuesta ética y de elemental decencia, tendría que disculparse y renunciar al cargo. En caso contrario, además de tramposa y mentirosa, será una ministra sin decencia.

Profesor de la UNAM y consultor político

Twitter: @JoaquinNarro

Correo electrónico: joaquin.narro@gmail.com