Opinión

Los Chapitos vienen por abrazos chilangos

Catorce sicarios pertenecientes a la fracción del Cártel de Sinaloa que dominan los hijos del Chapo Guzmán fueron detenidos por la policía capitalina después de un tiroteo en Topilejo, en los linderos de la CDMX con Morelos. ¡Catorce! Es un dato inusitado sobre todo si se toma en cuenta que estaban de poder de un poderoso arsenal que a la hora de los balazos no usaron. Es extraño.

Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la capital realizan hoy un operativo en la zona de donde ocurrió un tiroteo en la carretera hacia Cuernavaca

Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la capital realizan hoy un operativo en la zona de donde ocurrió un tiroteo en la carretera hacia Cuernavaca

EFE

Aventuro la hipótesis de que cuando salieron de Sinaloa, Ovidio Guzmán les dijo: no se preocupen en la ciudad serán recibidos con abrazos y no con balazos, tal y como dicta la estrategia de la 4T, pero pues no. El personal bajo las órdenes de Omar García Harfuch hizo bien su chamba. Demostró que, ejerciendo de manera legítima la fuerza, se puede neutralizar a un grupo antagónico, detener a sus integrantes y preparar un caso en su contra para presentarlos ante un juez. De que se puede, se puede. Que otras policías de otros estados no puedan con el paquete es otra historia.

La lección es que una policía profesional hace la diferencia, lo que en el contexto general del país es una desgracia, porque no se están construyendo mejores policías. La 4T le entregó todo el poder al Ejército que ya se adueñó de la Guardia Nacional y no quedaron recursos, ni un quinto, para reclutar, capacitar, pertrechar y dar salarios atractivos a los policías. Los gobernadores de los estados, casi todos, han declinado de esta responsabilidad. Cuando les llega la lumbre a los aparejos, o sea cada rato, le marcan al presidente para pedirle refuerzos de la Guardia Nacional. lo que puede apagar el fuego, pero no resuelve el problema, porque sus integrantes no son policías.

El éxito del operativo de Topilejo, que no se regatea, no oculta la gravedad del problema que existe desde años en la zona limítrofe entre la CDMX y Morelos que es tierra de nadie. Llegó el momento de que, más allá de la grilla para sacar fotos, Claudia Sheinbaum y Cuauhtémoc Blanco acuerden un programa conjunto de vigilancia de esa zona por la que pululan células armadas de diversos carteles. Si hay patrullaje, trabajo de inteligencia, sobrevuelos, si se alienta la denuncia ciudadana, las incursiones criminales pueden detenerse.

Es un trabajo que requiere recursos y tiempo, pero brindar seguridad es la primera responsabilidad del Estado, es su razón de ser. Todo lo demás que hace la autoridad es accesorio. La seguridad es la raíz del contrato social: tú me proteges yo te obedezco. Si ya se detectó que, en esa zona, la de la carretera federal a Cuernavaca, hay un problema grave pues lo que sigue es actuar en consecuencia de manera permanente.

De nada sirve que un contingente de la Guardia Nacional ande por ahí un par de semana. El trabajo tiene que ser continuo, sin pausas, para ahuyentar a los mafiosos, que por cierto no se dedican solo al comercio de drogas ilícitas, sino que incurren en una amplia gama delitos entre otros la extorsión, la tala, y el secuestro. De hecho, fue un secuestro el que dio lugar al patrullaje que terminó en el enfrentamiento de Topilejo. Después se supo que los pistoleros de los Chapitos tenían privadas de su libertad a cuatro personas.

Ahí anidan grupos criminales que quieren controlar la ruta de acceso a la capital del país, el mercado más apetitoso, luego entonces ¿por qué no hay un operativo permanente de retenes y se siembra la zona con cámara de videovigilancia? Aguardo respuesta.

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