Opinión

Chivo expiatorio

El sacrificio ritual en el que se mataba a una persona o animal, depositario de todos los males o culpas que atormentaban a una comunidad, era una práctica social muy antigua. Mediante una especie de contagio y por efecto del pensamiento mágico se le transfería al objeto del sacrificio la maldad que se quería conjurar. Después de la inmolación y la muerte se experimentaba la ilusión de quedar en paz con la conciencia y los dioses. Era una forma ritual de expiación de las faltas morales.

Aarón presentará el novillo para su propio sacrificio expiatorio, y hará propiciación por él y por su familia.

Aarón presentará el novillo para su propio sacrificio expiatorio, y hará propiciación por él y por su familia.

James Frazer en La rama Dorada relata los diferentes tipos de víctimas expiatorias que existían en la Antigüedad. Señala que los griegos estaban muy familiarizados con estas prácticas. En la colonia griega de Marsella, escribe, cada año un hombre pobre se ofrecía como víctima expiatoria y durante un año era mantenido y alimentado de forma especial. “Al expirar el año le ponían elegantes vestiduras decoradas con ramas sagradas y lo conducían por toda la ciudad mientras se elevaban oraciones para que todos los males del pueblo recayesen sobre su cabeza. Después era expulsado de la ciudad o muerto a pedradas fuera de las murallas.” Los atenienses, por su parte, mantenían siempre a una o dos personas listas para ser sacrificadas cuando la ciudad era asolada por una plaga, hambruna u otra calamidad.

Plutarco, el historiador y filósofo latino, escribió que en la ciudad de Delfos existía un sacrificio de expiación que se llevaba al cabo cada ocho años. Una imagen de la joven Carila era llevada a un precipicio donde era colgada con una soga y sepultada en el lugar.

El ritual tenía su origen en un tiempo en que Delfos sufrió una gran carencia de alimentos producida por una larga sequía. El rey se encargó de repartir el poco alimento disponible entre sus más fieles seguidores o conocidos. Los que no eran favorecidos por los apoyos se amotinaban a las puertas de su palacio. Una joven huérfana de nombre Carila le solicitó con insistencia pan. El monarca enfadado por los reclamos le tiró en la cara una de sus sandalias. La muchacha se sintió muy avergonzada, se retiró del lugar y se dirigió a un barranco en donde se suicidó, colgada con su cinturón.

Como las calamidades no cedían y las enfermedades epidémicas se agregaron a la hambruna, el rey le preguntó al oráculo qué debía hacer. Éste le aconsejó que se debía reparar la ofensa proferida a Carila, con un ritual de expiación y de esta forma apaciguar su ánima.

En la mitología hebrea (Levítico 16) Yahvé instruyó a Moisés sobre la forma precisa en que se debía realizar el rito de expiación. Se tenía que sacrificar un novillo para el perdón de los pecados de Aaron y su familia y dos machos cabríos para el perdón de los pecados del pueblo. Yahvé estableció que este rito, prescrito originalmente para Aaron, debería ser perpetuo para todos los hijos de Israel.

En la actualidad se usa la expresión chivo expiatorio para referirse a la persona que ha sido escogida para ser culpada por un acto reprobable que ha sido cometido por otro. Hacía esta persona se canalizan o dirigen los sentimientos de venganza y castigo, atribuyéndole las cosas que han salido mal, las tragedias y calamidades.

Los líderes populistas y los regímenes autoritarios son proclives de culpar a terceros de los males que aquejan a la sociedad. Han tenido la habilidad de canalizar el odio y el resentimiento a un enemigo identificado. Los demagogos han desarrollado un discurso paranoico y de conspiración. Sus hostilidades son dirigidas casi siempre hacia un chivo expiatorio que puede ser una persona, una clase social, un grupo étnico o religioso, los migrantes de países pobres, los que sostienen posiciones ideológicas distintas y todo aquello que amenaza la identidad y la cohesión del grupo, o lo que cuestionan su liderazgo y su poder.

Anne Applebaum publicó en 2020 su libro El ocaso de la democracia en el que además de criticar a los intelectuales (a los que llama clercs o clérigos) que contribuyen a legitimar a los regímenes autoritarios de derecha; el libro también ayuda a entender cómo los ciudadanos son seducidos por estos gobiernos, ¿por qué creen en sus reiterativas mentiras, en las teorías de la conspiración y persiguen a los chivos expiatorios que les han sido puestos en el centro de su malestar?

En la Hungría de Viktor Orbán el enemigo identificado es George Soros, un financiero y filántropo húngaro de origen judío, al que se le atribuyen poderes sobrehumanos para destruir al país. “En diversas ocasiones, escribe Applebaum, el gobierno húngaro ha impreso el rostro de Soros en carteles y folletos, así como en el suelo de los vagones del metro, con la esperanza de asustar así a los húngaros para que apoyen a sus gobernantes.”

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Las teorías de la conspiración y la construcción del chivo expiatorio no es una actitud exclusiva de autócratas necesitados de la propaganda maniquea que divide a las personas entre buenos y malos, entre el pueblo y sus detractores. Es algo que también está muy extendido entre el ciudadano común. Su “atractivo emocional” y éxito entre grandes grupos sociales reside en su simplicidad. En la forma tan elemental en la que explican fenómenos complejos.

En el ambiente político mexicano están presentes esas pulsiones conspiranóicas y de expiación de culpas. Se escuchan y se leen expresiones antisemitas en contra de la aspirante a la precandidatura del bloque gobernante y se cuestiona la veracidad de su nacionalidad mexicana, de la misma manera en que Donal Trump cuestionó en su momento el origen estadounidense de Barack Obama. Del otro lado se pone en entredicho la ascendencia indígena y humilde de la eventual precandidata del frente opositor y se le señala ser títere del “poder conservador”. Lo que se busca es sembrar la sospecha y la desconfianza sobre su identidad y colocarlas en una situación de vulnerabilidad personal.

El presidente de la república escogió a su chivo expiatorio y lo expuso el domingo en el Zócalo. Se trata de una persona proveniente de una familia de la gran empresa, que milita en el movimiento de oposición al gobierno actual. A este ciudadano – como lo ha hecho con muchos otros- el presidente lo colocó de manera irresponsable, al pie de la piedra de los sacrificios.