Opinión
Colombia 2022: continuismo o cambio de régimen
David Gutiérrez Fuentes

Colombia 2022: continuismo o cambio de régimen

Hoy los colombianos deciden

Este domingo los colombianos acudirán a las urnas a votar por un candidato de izquierda, Gustavo Petro, o por el continuismo neoliberal, representado por Federico Gutiérrez y que ha asolado a ese país durante décadas, con la complicidad de medios locales y seis familias que son dueñas del país. ¿Les suena el modelito? Con este tuit de un ciudadano colombiano desesperado, tal vez les quede más claro a qué me refiero: “El domingo hay elecciones en Colombia, por favor, hermanos colombianos, no caigan en el terreno del populismo que ofrece el socialismo es la trampa más mortífera en la que puede caer un país.” Llamó mi atención que el mensaje de marras con tres me gusta y un solo retuit, haya aparecido entre los 10 primeros mensajes después de buscar en la plataforma: Elecciones en Colombia. Al parecer la derecha uribista también maneja en Twitter granjas de boots de acuerdo con el guión que conocemos en México.

Federico Gutiérrez y Gustavo Petro./

Federico Gutiérrez y Gustavo Petro./

@SergioCabrales

El espantajo del populismo versión parcera

Una vez más la “narrativa“ del populismo, del peligro de convertirse en Venezuela, de la injerencia comunista y las zarandajas con las que todos los días medios de comunicación hegemónicos de México y sus cabezas proaliancistas pretenden disuadir a los mexicanos para regresar al pasado, se despliega allá para que el pueblo colombiano que despertó luego del estrepitoso fracaso del presidente Iván Duque que en realidad es el último eslabón, algo así como Peña Nieto en México, de administraciones lamentables y en franco declive porque acentúan la desigualdad.

Pandemia y garrote neocolonial

Para nuestros parceros latinoamericanos todavía está muy presente la crisis de violencia en plena pandemia porque el presidente de Colombia aplicó la fórmula con la que se presionó a nuestro gobierno para enfrentar la crisis de salud mundial: endeudar al país por la sencilla razón de que años de neoliberalismo terminaron desmantelando el sistema de salud pública colombiano y porque, como bien sabemos, en esos enjuagues siempre hay un puñado de ganadores corruptos que son los que añoran conservar los regímenes neocoloniales. Para nadie es un secreto que Duque tiene vínculos con el franciscanismo del BID.

Aquí el gobierno de AMLO resistió las presiones y salimos adelante sin deudas pese a las predicciones apocalípticas de quienes mal informan al país y siembran el odio que le atribuyen al presidente con un guión lamentable, allá Duque no pudo con el paquete o no le dio la gana y en pocos meses quiso pasarle la factura al pueblo de Colombia con una reforma tributaria que incluía aumentos en la luz y el gas. ¿Les suena conocido? Las mismas recetas de Fox, Calderón (compadre de Álvaro Uribe conocido como “El matarife” de acuerdo con el reportaje de Daniel Mendoza Leal disponible en YouTube) y Enrique Peña Nieto.

Los colombianos abarrotaron las calles para protestar por la salvajada de su presidente quien desató una ola de violencia represiva con un saldo de ochenta muertos y desaparecidos y centenares de heridos o mutilados, muchos de los cuales fueron perpetrados por el temible ESMAD, el escuadrón móvil antidisturbios creado durante la gestión de Andrés Pastrana y objeto, en estas acusaciones, de violación, tortura y desapariciones forzadas contra los manifestantes. Este lamentable incidente internacional apenas atrajo la atención de la hegemonía mediática iberoamericana que incluye varios medios de nuestra nación que estaban y siguen más entretenidos fustigando al “dictador” del Palacio Nacional.

El cambio en primera

En Colombia existe segunda vuelta y ya no está permitida la reelección, aunque de estarlo, es altamente probable que Iván Duque no se hubiera presentado a las urnas como lo hizo Juan Manuel Santos. En México ni hay relección ni segunda vuelta. Por cierto, la derecha mexicana aliancista que siempre se opuso a este mecanismo ante lo cerrado de algunas elecciones fraudulentas y mediante el control del INE cupular, ahora se inmola en él.

El hecho es que en Colombia circula una etiqueta para este proceso: #ElCambioEnPrimera, la cual tiene por objeto que el candidato de izquierda gane de una vez por todas mañana domingo, de lo contrario, un pase a la segunda vuelta “sólo es garantía de que la derecha no desperdiciará ni un tornillo de su aceitada maquinaria electoral y mediática para impedir que un soplo de progresismo” acceda al poder político en Colombia como dice con agudeza la reputada periodista Inna Afinogenova que ha regresado a youtube con un canal que lleva su nombre sin el tutelaje de RT. El video de su nevo espacio se titula: “Colombia: ¿volantazo a la izquierda? ¿Cómo y por qué se llegó hasta aquí?” que expone en once minutos los antecedentes y pormenores de la jornada electoral de hoy.

Otras coincidencias

Entre el proceso colombiano y el nuestro hay dos coincidencias más con las que me gustaría finalizar.

Primera: La guerra sucia mediática que ha enfrentado el candidato de izquierda Gustavo Petro y su compañera de fórmula Francia Márquez, a quien le inventaron una hija que despotricaba contra ella en redes sociales. A esta guerra se suman intelectuales como Vargas Llosa, que también hizo mutis con el genocidio del ESMAD y quien recientemente dijo: “Colombia es uno de los países más dramáticos en estos momentos porque si Colombia, como desea Venezuela, vota mal en estas elecciones, América Latina se hunde”. ¿Qué tal? Se encuentran atrapados en el guión.

Segunda: hay muchas coincidencias entre el programa de Petro y el de nuestro presidente. Educación gratuita hasta nivel universitario, programas de apoyo a campesinos, un sistema de salud pública de calidad y desde luego gratuito, no aumentar la edad de jubilación, devolución del dinero que haya sido robado de las finanzas públicas y mínimo endeudamiento.

Lo que Petro no ha dejado claro, es cómo enfrentará los embates mediáticos de la derecha en caso de ganar. Y posiblemente no tenga las cualidades ni la capacidad de comunicación de AMLO, pero es un hecho que requiere de una estrategia mediática que mañana a mañana desmonte el discurso polarizador y de mentiras que ya se avecinó sobre él sino quiere correr la suerte del profesor Pedro Castillo en Perú.