Opinión

¿Cómo se combate la corrupción? El huracán Otis y el FONDEN. Parte 1

El presidente López Obrador justificó la desaparición del FONDEN en las mañaneras de la forma siguiente:

"Desaparece esta oficina para la tranza, para la corrupción, pero no los fondos, no el dinero, al contrario, se protege el dinero... Tenemos un recurso para eso, garantizado. No se trata de fideicomiso o fondos para atender emergencias. Cuando el pueblo necesita apoyo, se puede utilizar todo el presupuesto público. No hay límites y afortunadamente tenemos presupuesto, porque no permitimos que se roben el dinero".

Esta declaración devela un modelo de combate a la corrupción muy lejano a la institucionalización y más vinculada estrechamente a su estilo personal de gobernar, que gira en torno a él, su proyecto político y su visión de la administración pública, que es contrario al que se construyó en México desde 1982 hasta 2018 con la creación, implantación y evaluación de estructuras y procesos en una dinámica de mejora administrativa.

La devastación de Acapulco nos duele a todos y es una prueba al gobierno federal y sus capacidades para coordinarse con el estatal y los municipales en beneficio de la población afectada y la eventual reconstrucción del infraestructura pública y privada. Lo primero es atender la emergencia y dotar de las condiciones mínimas de vida digna entre la población, especialmente, los sectores más desprotegidos, así como facilitar la salida de los turistas atrapados por la avería de las vías de comunicación. Lo segundo será la canalización de recursos financieros en forma ordenada y suficiente y sin sesgo político, ideológico o electoral a la región afectada.

En lo inmediato, la reacción gubernamental ha sido lenta e insuficiente. Las autoridades locales, gobernadora y presidenta municipal, ambas de Morena, no aparecieron con oportunidad ante la emergencia. Esto nos conduce a las preguntas siguientes: ¿Cuáles son las relaciones institucionales entre las diversas instancias de gobierno? ¿Hay cooperación? ¿Hay diálogo? La conclusión evidente es que la relación es jerarquizada y centralista.

Ningún servidor público se mueve o declara si el guion no es dictado por la Presidencia de la República, cuyo titular estaba batallando por llegar al puerto en las peores condiciones de seguridad y conveniencia para un jefe de Estado de un país como México y, por lo tanto, las instrucciones no fluían con la celeridad y eficiencia necesarias para hacer frente a la emergencia con oportunidad y dignidad.

Tengo la esperanza que la coordinación mejore sustancialmente en favor de la población afectada y el entusiasmo y esfuerzo manifestado por sectores, gobierno, organizaciones y personas se canalice de la mejor manera para que el agua, los alimentos, el apoyo sanitario, las condiciones de seguridad, entre otros aspectos de la vida colectiva, se normalicen.

En el segundo momento, la reconstrucción es más complejo y requiere de una mayor institucionalización para ser efectiva, en razón a que las acciones de mediano y largo plazo y exige el concierto de numerosos actores políticos, sociales y económicos. Por lo tanto, la transparencia, la rendición de cuentas, la certeza de la existencia de recursos etiquetados y accesibles con reglas de operación conocidas son elementos fundamentales para que los recursos sean destinados y utilizados con la mayor rentabilidad social y mejor impacto en el bienestar social.

En este punto, hace sentido la existencia del FONDEN y la asignación presupuestal con base en las decisiones políticas del jefe del Ejecutivo es irracional en términos de eficiencia y eficacia en el impacto social y con una alta probabilidad de desviación a intereses clientelares, lo que es un riesgo mayor de corrupción si se compara con el modelo de la oficina (sic), es decir, un mecanismo financiero de control, donde se protegía el dinero (sic), es decir, se establecían reglas de transparencia, que destinaba recursos disponible a un fin determinado, la atención de los efectos de los desastres nacionales, con base en criterios objetivos y no quedaba sujeto a las vicisitudes políticas del presupuesto y las condiciones financieras circunstanciales.

Así quedaron los hoteles en Acapulco tras el paso del huracán Otis

Así quedaron los hoteles en Acapulco tras el paso del huracán Otis

Cuartoscuro

Desde esta perspectiva, que el presidente disponga a voluntad del presupuesto conforme a las necesidades que el considere pertinentes disminuye el control de los recursos y aumenta el riesgo de corrupción. No necesariamente atribuible a él, pero si a sus colaboradores o beneficiarios políticos.

¿El modelo centralista y personalista previene y mejora el combate la corrupción? No lo creo. La subordinación de las autoridades locales a las nacionales, la desaparición del FONDEN y la asignación presupuestal discrecional es el escenario perfecto para el bandidaje público. Presidente, no bastan las buenas intenciones, es necesario una institucionalidad en la atención de las emergencias, la coordinación entre gobernantes y sociedad civil, así como la asignación de recursos para la fiscalización del gasto. El debate de la desaparición del FONDEN es oportuno y si importa para evitar que se roben el dinero.

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Investigador del Instituto Mexicano de Estudios

Estratégicos de Seguridad y Defensa Nacionales

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