Opinión

La comunicación del conocimiento

El conocer los avances generados por otros investigadores es fundamental para guiar y modular nuestros proyectos y así, evitar descubrir lo ya descubierto. Por otro lado, un descubrimiento de otro grupo con frecuencia es importante para aclarar conceptos y permitir generar nuevas hipótesis. Por muchos años, el idioma y la posibilidad de comunicación fue una de las limitantes del progreso científico. Los descubrimientos se publicaban en revistas locales, en el idioma del país de origen, por lo que no eran fácilmente conocidos por otros investigadores.

Uno de los episodios en la historia de la ciencia más relevantes al respecto es el hecho de que Charles Darwin nunca supo de los descubrimientos y propuestas que Gregorio Mendel hizo sobre herencia. Conocer los trabajos de Mendel le hubiera venido a Darwin como anillo al dedo. Se sabe que en 1862 Mendel visitó Londres, junto con muchos otros científicos y estuvo a 13 km de donde vivía Darwin, pero no hay evidencia de que se hubieran conocido. Por otro lado, se dice que Mendel envió una copia de su libro a Darwin, pero el libro permaneció en los estantes de la biblioteca de Darwin, con las páginas sin cortar. Esto es plausible porque Darwin no leía ni hablaba alemán.

Cuando yo era estudiante de medicina, una de las grandes limitantes en México era la poca e inconstante forma en que llegaban las revistas. Para buscar información sobre un tema en especial, había que revisar el Index Medicus, un libro enorme en el que venían las publicaciones del mes por palabras clave. Podía llevar horas revisar lo de los últimos cinco años. Se recibía también un pequeño libro semanal llamado Current Contents en el que venían los índices de las revistas que esa semana se habían publicado. La revisión de cualquiera de los dos te generaba una lista de 10 o más artículos que querías leer. Pero, después de la visita a cinco o seis bibliotecas en la ciudad, lograbas el 10 %. La revista no se recibía, o ese número no llegó, o alguien se lo robó. No entiendo como nuestros maestros podían hacer ciencia sin tener información fresca de lo que pasaba en el mundo.

La red de internet

La red de internet

El internet nos vino a componer el asunto en México. Por un lado, a partir de que existió el PubMed ya pudimos buscar las referencias en forma rápida. Por otro lado, a partir de 1996 pudimos tener acceso a ver lo que se publicaba en cada revista en tiempo real. Por primera vez nos enterábamos de lo que venía en cada revista, al mismo tiempo que el resto del mundo y al menos, teníamos acceso al resumen. El internet mismo también hizo más fácil conseguir el artículo completo, ya sea por tener acceso a través de la institución, pedírselo por correo electrónico al autor o recurrir a diversas formas de obtenerlo.

Para estar actualizado en tu tema hoy, esto ya es obsoleto. Ya no es necesario ver el contenido del índice de los nuevos números de las revistas. Hoy la principal fuente de información sobre las publicaciones de interés se llama Twitter. Ahí me entero de todo. Y no solo eso, sino que me permite tener una comunicación en tiempo real con el autor responsable del artículo. Además, me entero antes de que salga el artículo impreso, porque sale primero en línea y el autor o alguien lo divulga y en menos de lo que pasa la mañana ya lo leíste.

Lo que alguna vez fue una limitante para el avance científico, ahora lo permite y promueve de manera acelerada.

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Dr. Gerardo Gamba

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e

Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM