Opinión

Corcholatas viajeras

Los domingos son días para placearse. Ninguna corcholata que se precie de serlo, se queda en la Ciudad de México.

Adán Augusto López viajó a Acapulco para inaugurar, con la representación presidencial, la edición 46 del Tianguis Turístico. Estaba relajado, al grado de que se animó a hacer un chistorete a costilla del embajador de EU, Ken Salazar, que se puso todavía más rojo con una risa nerviosa.

Claudia Sheinbaum se fue al norte. Le dejó el changarro encargado a Martí Batres y viajó con Cuitláhuac García, el gobernador de Veracruz, a Tampico para sumarse a la campaña de Américo Villarreal, candidato de Morena para el gobierno de Tamaulipas.

Claudia Sheinbaum con Salomón Jara en Oaxaca

Claudia Sheinbaum con Salomón Jara en Oaxaca

La placeada le sirve mucho más a Claudia y Cuitláhuac que a Américo.

El canciller Marcelo Ebrard voló a Cancún para apoyar a Mara Lezama para el gobierno de Quintana Roo. En un entorno amistoso y, digamos, verde ecologista, a Ebrard lo rodearon jóvenes con playeras alusivas a su visita. Los aspirantes se dejan ver.

¡Al carajo! pues

El presidente no está equipado para debates largos. Se exaspera a la primera de cambio. Cuando quiere zanjar una polémica recurre al tradicional pero efectivo: ¡Que se vayan al carajo!

La expresión significa háganle como quieran, la decisión está tomada.

Aprovecha el viaje para tirarle a los sospechosos comunes, los conservadores, los emisarios del pasado, los corruptos, los que nos dejaron sin médicos, como si su administración acabar de comenzar, cuando en realidad cumplirá cuatro años.

La polémica sobre los 500 médicos cubanos no terminará con un exabrupto. Los médicos mexicanos se sienten agraviados y tienen medios para expresarlo dentro y fuera del país.

El gobierno ya tiene en el campo de batalla a su ejército digital que está disparando a discreción. Intimida, claro, pero es demasiado lo que está en juego para dejarlo pasar como si nada. De modo que sí, ¡al carajo!

Destape incómodo

La pregunta que todo mundo se hace al interior de Morena es si el destape de Higinio Martínez para el gobierno del Edomex es una acción concertada con la dirigencia del partido y con Palacio Nacional, o se fue por la libre.

Higinio es profeta en su tierra y por eso eligió Texcoco para su auto destape: “Asumo el compromiso de encabezar el cambio en el Estado de México”, sentenció.

Los otros dos integrantes más visibles del llamado GrupoTexcoco, comenzando por la maestra Delfina Gómez, titular de la SEP y también Horacio Duarte, de Aduanas, tienen justo la misma aspiración.

Si no se trata de un plan con mañana para obligar al presidente a nombrar candidato a alguien del grupo, lo que sigue es una implosión tamaño caguama que descarrilará a Morena.

Mientras tanto, en la acera de enfrente, el PRI quiere aguantar hasta el final para dar a conocer el nombre del candidato o la candidata.

Evitar la escapada

Lo que más llama la atención del encontronazo entre Murat y Moreno, ambos de nombre Alejandro, es que crean que tienen alguna posibilidad de llegar a la Presidencia de la República. Igual y saben algo que los demás ignoran o solo disfrutan la idea de se les mencione para la grande.

El dirigente nacional priista, Alejandro Moreno, sintió una punzada de celos al enterarse que el gobernador de Oaxaca, Murat, se auto destapó para el 2024 sin tomarse la molestia de escribirle un mensajito. Nada se fue por la libre.

Y entonces Alito, o tal vez alguien de su entorno, movió las piezas para que unos espontáneos recordaran que el dirigente también levantó la mano.

La posibilidad de que el PRI como parte de la alianza Va por México tenga de candidato a Murat o a Morena son cercanos a cero, pero bueno se vale hacer la lucha.