“Como institución pública sabemos que debemos ser ejemplo de diálogo, apego a las normas, equidad, inclusión, pluralismo, transparencia y rendición de cuentas. Queremos mejorar y fortalecer al CIDE, con base en un proceso de diálogo permanente y construcción institucional, que involucre la voz del estudiantado. Proponemos establecer un proceso con las instancias del Estado mexicano para avanzar hacia el reconocimiento de la autonomía de la institución”. Así concluye la Asamblea académica permanente del CIDE su pliego petitorio al próximo director general de este organismo dependiente del CONACYT y que encabeza la doctora Elena Álvarez Buylla. El pliego petitorio de la Asamblea académica, que reconoce la importancia de una estricta rendición de cuentas de los funcionarios responsables de su administración, se da en medio de un clima enrarecido ante la reacción que generaron decisiones administrativas del doctor José Antonio Romero Tellaeche, director interino en la institución. Pero no sólo son las decisiones de Romero Tellaeche sino esa animadversión que flota en el ambiente respecto al CIDE, entre algunos sectores de la opinión pública, que – desde mi perspectiva – no han tenido la oportunidad de conocer al CIDE, una institución extremadamente exigente en términos académicos porque es un centro académico de alto rendimiento. Así nació y así debería permanecer. Y es, precisamente, por su nivel académico y por el beneficio para miles de egresados, para sus familias, para millones de mexicanos, para el gobierno federal que los emplea, que debemos defender al CIDE. No puedo hablar por todos los egresados del CIDE pero sí puedo asegurar que no habrá uno sólo que no reconozca la importancia de que sus administradores rindan cuentas puntuales de su gestión, no habrá uno sólo que no esté dispuesto al diálogo y no habrá uno solo que quiera convertirse en cómplice de la más mínima injusticia o irregularidad. No es la resistencia al cambio, a las nuevas prioridades que trae consigo un gobierno con visión social lo que mantiene a los estudiantes molestos con Romero Tellaeche sino el temor de que lo mejor que ha creado el CIDE se pierda. Del CIDE egresan científicos sociales solidarios, preparados para el diseño, para la ejecución de políticas públicas para el desarrollo y la equidad. Ahora, por cierto, nos hacen mucha falta políticas públicas eficaces. Si el CIDE, o sus estudiantes “tienen privilegios”, como se afirma equivocadamente, es porque es pequeño. El CIDE necesita más salones, más recursos, más profesores, más académicos, más comedores, más becas, más intercambios con otras grandes universidades públicas, el CIDE necesita traer más estudiantes de Oaxaca, Chiapas, Puebla. El CIDE sólo necesita, insisto, que más mexicanos lo conozcan y sí hay que cambiar o mejorar, adelante pero no destruirlo porque cuesta mucho construir instituciones.
La importancia de la comunicación para la política monetaria
Aunque el senador Ricardo Monreal, del grupo parlamentario de Morena, aseguró que el Senado, en sus facultades exclusivas, ratificará la propuesta del Ejecutivo Federal para cubrir la gubernatura de la Junta de Gobierno del Banco de México y que lo hará a tiempo, sin sobresaltos y en consenso, la noticia de que Arturo Herrera no sería el candidato para relevar a Alejandro Díaz de León despertó el nerviosismo contenido en el mercado de cambios. La versión de que Herrera no tendría el apoyo del partido Morena en el Senado estuvo presente durante toda la semana entre quienes recordaban que, precisamente, hace un año se presentó un cabildeo inédito en el Poder Legislativo para que se aprobara una modificación a la Ley del Banco de México que lo obligaba a comprar dólares a algunos bancos como Banco Azteca. A esa iniciativa, Herrera dijo: No. En junio pasado, Herrera viajó Venecia, asistió a una reunión del G-20 en la que se trató el impuesto mínimo global. Regresó con mucho optimismo y, aparentemente, dejó su cargo en la Secretaría de Hacienda en los mejores términos y con la etiqueta que le colocó el propio presidente López Obrador al reconocerlo como un “economista con dimensión social”. Sin embargo, algo sucedió entre junio y agosto. Dicen varios de los analistas que regularmente consulta esta columna que el episodio de los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional (FMI) habría alertado, una vez más, a políticos dentro y fuera del gobierno, sobre la importancia del Banco de México para el control de la economía. Repito: el control de la economía, de las finanzas públicas, no del Banco de México. Y no se trataba de vulnerar la autonomía del Banco Central sino de reconocer que esta institución, ejerciendo su autonomía, sí puede diferir de los planes del gobierno. Pero esa es la naturaleza del Banco de México y así sirve para apuntalar las finanzas públicas y la economía. Fue el subgobernador Gerardo Esquivel quien dijo que el gobierno no podía usar los DEGs que pertenecían al Banco de México. Quizás fue, en ese momento, cuando se reescribió la historia sobre el relevo de Díaz de León, quizás fue, entonces, cuando se reescribió la historia y la carrera de Arturo Herrera. En el Senado habrían recordado que fue el 12 de diciembre cuando Díaz de León dijo que las modificaciones a la Ley del Banco de México representaban un riesgo par la estabilidad del instituto central y su mandato. Pocos días después, Herrera también se manifestó en contra de la iniciativa impulsada por Monreal y el legislador Gustavo Armenta, quienes sostenían que los cambios a la Ley del Banco de México buscaban atender a migrantes y a darle un enfoque más social. Hasta para el gobierno de Estados Unidos, sin embargo, la iniciativa sí representaba una intromisión para el Banco de México. Ahora Victoria Rodríguez Ceja ha dicho que, de ser ratificada como gobernadora del Banco de México, respetará las reservas internacionales. Una buena noticia. Sin embargo, el nerviosismo no para y va más allá de los cuestionamientos, sin mucho fundamento, de que Rodríguez Ceja no tiene experiencia en política monetaria. Por cierto, Herrera tampoco ni Galia Borja Gómez. Al menos no en una etapa previa o inmediata. Al parecer lo que está inquietando a los mercados es la manera en la que se ha comunicado este proceso, a destiempo y de manera desordenada. Aún más, a diferencia de Santiago Nieto, Herrera decidió que, con su confirmación, a través de las redes sociales, trasladaría al presidente López Obrador la carga de la decisión de cambiar de candidato y hasta del clima de riesgo y especulación en el que cayó el tipo de cambio. Nieto, ex titular de la UIF, dijo que su renuncia era su decisión y que su lealtad seguía con el presidente López Obrador. Los mercados perciben ahora que desde la presidencia o desde la SHCP hay poca preocupación respecto al clima para las inversiones. Revocar en agosto y comunicarlo en noviembre, un sin sentido.
Fútbol e inversiones en CDMX
Fue el pasado 18 de noviembre cuando la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, informó que se había reunidos con representantes de la Federación Internacional de Futbol, con Grupo Televisa y los responsables del Estadio Azteca para dialogar sobre las capacidades con las que cuenta la Ciudad de México para recibir el Mundial de Fútbol 2026. Se trata de uno de los eventos más importantes para la Ciudad de México y, según nos cuentan, se marcó una ruta estratégica para
más estudiantes. hacer de este evento en 2026 uno de los más importante en la historia del futbol en nuestro país.
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