Opinión

Desarrollo interior

Un canto de esperanza 

El desarrollo interior pasa por la introspección. Es decir, arañar nuestra alma y mente para descubrir todo aquello que nos habita interiormente y asombrarnos con nuestros descubrimientos para terminar amándonos tal cual somos. Una obra perfecta de la Creación que solo necesita pulirse para brillar a plenitud.

Cuando cometamos errores tengamos presente que todos los demás también los cometen, pero que está en nosotros cambiar de opinión, recapacitar y re-orientarnos para hacer lo correcto. Siempre existirá una y otra oportunidad para ser mejores. Puede que un día seamos una carga o una molestia para los demás, pero esforcémonos por jamás serlo para nosotros mismos.

Aprendamos que esencialmente todos los errores son iguales, que es lo mismo robar un alfiler que robar un tesoro. La ética es igual para todos, no hay excusas. Tampoco puede decirse que uno ha dañado a otro sólo un poquito y no mucho, porque se dice que, en la balanza de la justicia divina, el mal y el bien se tasan de la misma manera. Que incluso se hace el mal al no colaborar con el bien, pues la pasividad y conformismo de quienes no se oponen al mal, hace e que éste se expanda.

Así que, reflexionemos nuestras elecciones y decisiones porque siempre obtendremos las consecuencias positivas o negativas de ello.

Tratemos que nuestros pensamientos y propósitos sean de bien y sepamos que cuando seguimos nuestras metas por convicción y no por mero interés, es cuando surge en nosotros una fuerza incalculable para lograrlas.

Observemos los actos de los demás y nos daremos cuenta de en quién podemos confiar, ya que los actos hablan más que las palabras. Al final cada una de nuestras acciones revela quienes realmente somos.

Evitemos querer controlarlo todo y a todos, pues eso está fuera de nuestro alcance. Los controladores sufren mucho, pues quisieran controlar aún el momento de su muerte. Pero el nacimiento y la muerte son cosas de Dios. Tratemos de auto-controlarnos nosotros mismos, esa debería ser nuestra única meta y responsabilidad.

Caminemos con confianza por la vida, comportándonos con gallardía y dignidad, sin jamás humillarnos ante nadie, pero tampoco nos desesperemos con los demás, porque hay personas que apenas están empezando el camino de su propio desarrollo interior y eso debe valorarse muchísimo, pues en estos primeros pasos puede ya vislumbrarse lo lejos que llegarán.

Apartarnos a tiempo de las personas insidiosas, chismosas o envidiosas, pues nos despojan de nuestra energía positiva si se los permitimos. Cuidar de nuestra interioridad en todos los órdenes de la vida debe ser nuestra entera responsabilidad. Tener presente el trabajo que nos ha costado llegar hasta donde estamos, significa respetarnos a nosotros mismos.

En fin, convivir con los otros es difícil, pero inevitable. El reto es convivir con nosotros mismos, con nuestros sentimientos, emociones y sensaciones, porque eso es una hazaña.

Tengamos esperanza en la infinita sabiduría que poco a poco se irá acercando a nuestras vidas, a fin de que logremos trascender a través de nuestras acciones, como seres de luz.

Foto: Especial

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