El éxito de la marcha dominical en defensa del INE tomó por sorpresa a los mandos principales de la 4T.
Su desconcierto se reflejó con nitidez en las redes sociales. La jauría electrónica, usualmente eficaz y despiadada, se mostró desconcertada y errática. Por horas no supieron por dónde entrarle al asunto.
Pensaron que las mantas gigantes de García Luna serían suficientes para arruinar la concentración, pero no fue así. La demostración fue más allá del ex secretario de Seguridad e incluso más allá de la defensa del INE.
La plaza se llenó porque hay un descontento que crece. Desde ayer Morena perdió el monopolio de llenar el zócalo.
La pregunta es qué lectura le darán el gobierno y su partido a lo que ocurrió. ¿Seguirán los insultos a los ciudadanos que marcharon? ¿Habrá algún gesto de respeto o reconciliación? ¿Volverán a alterar las cifras de asistentes?
Una vez que la gran plaza se vació, la pelota quedó a las puertas de Pino Suárez 1, sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nacional. La Corte tiene la responsabilidad histórica de pronunciarse sobre la constitucionalidad del llamado Plan B de la Reforma Electoral.
Los ministros no pueden tomar una decisión basada en sus compromisos con los hombres de poder. Sus simpatías personales o afinidades políticas están en segundo término. Su compromiso es con la Constitución. Nada más, pero nada menos.
El ministro en retiro, José Ramón Cossío, orador principal del evento, dijo que los ciudadanos confían en los integrantes de la SCJN, en su capacidad para comprender la gravedad de las decisiones que están por tomar.
“Sabemos que están presionados”, dijo como gesto de empatía. No queda claro cuántos de los ministros la necesitan.
Al gobierno mexicano le extrañó que el gobierno de Perú no estuviera dispuesto a poner la otra mejilla. Durante varios días el presidente López Obrador les ha tundido con todo. “Gobierno espurio” es lo más suavecito que les ha dicho.
Los peruanos reaccionaron llamando a su embajador con lo que las relaciones diplomáticas quedaron prendidas de alfileres. Lo verdaderamente sorprendente fue la reacción del gobierno de México que lamentó la decisión.
¿Qué esperaban, que los peruanos, sumisos, disfrutaran los latigazos?
México no retirará a su embajador por lo que no sería raro que lo expulsaran, decisión que es una opción contemplada por nuestro gobierno para seguir descalificando al peruano.
El gobierno se ha metido hasta la cocina en la crisis peruana, cuáles serán sus argumentos para que otros países no se metan en nuestros asuntos, porque lo de la “no intervención” quedó en broma macabra.
En las próximas semanas se escuchará cada vez con mayor frecuencia el nombre de la consejera Carla Humphrey que está perfila para ocupar la presidencia del Consejo General del INE a partir del próximo mes de abril.
Ya era un relevo natural por las responsabilidades que actualmente tiene en el INE, pero la decisión del Tribunal Electoral de ordenar que la próxima consejera presidenta sea una mujer, por aquello de la paridad de género, hizo que los reflectores comenzaran a seguirla.
Claro que todavía no hay nada decidido, pero el INE es el epicentro de la lucha política de estos días y lo seguirá siendo hasta que la SCJN se pronuncie sobre el Plan B.
Carla es esposa de Santiago Nieto, ex titular de la UIF. Su boda en Antigua, Guatemala, tuvo daños colaterales. Nieto salió que la UIF, pero ha seguido en el entorno de la 4T sobre todo en Hidalgo y Tamaulipas, lo que no puede perderse de vista.
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