Opinión

Ebrard, elogio de la claridad

Lo que pide el canciller Marcelo Ebrard para que el proceso de sucesión presidencial en Morena llegue a buen puerto, sin impugnaciones, son reglas claras.

El canciller mexicano, Marcelo Ebrard.

El canciller mexicano, Marcelo Ebrard.

Cuartoscuro / Galo Cañas

Se refiere a que las condiciones de la competencia sean producto de un acuerdo público entre los aspirantes de manera que todos estén obligados a su cumplimiento.

Él, Marcelo, ya puso sus cartas sobre la mesa: realización de uno o más debates públicos para que la gente sepa qué propone cada quien.

Establecer fecha límite para la separación de cargo público que actualmente tienen los aspirantes, que podría ser el último día de julio.

Y que la encuesta tenga una sola pregunta, no más, y además que cuente con una supervisión independiente de que en verdad se realizó.

Es un elogio del sentido común y la claridad.

La polarización a toda máquina

¿Alguna vez un presidente ha rechazado de manera pública un llamado al diálogo?

López Obrador lo acaba de hacer con Santiago Creel. El actual presidente de la Cámara de Diputados demandó, durante la ceremonia por el aniversario de la Constitución, diálogo para conciliar y reconciliar. Lo propuso sin importar que lo hayan sentado lo más lejos posible de Andrés Manuel en el presídium.

López Obrador respondió a la petición diciendo que no habrá diálogo porque el diputado Creel solo quiere regresar a los moches.

Le tendieron la mano y respondió con un golpe bajo. Al hacerlo envió un mensaje inequívoco: la polarización sigue, es la estrategia elegida por el gobierno y si algo tiene que tronar que truene. Tal parece que les vendría como anillo al dedo.

Morelos, hartos de los políticos chilangos

Los morelenses están hartos de la beligerancia del gobernador Cuauhtémoc Blanco que se ha pasado su administración peleando, comenzando con los fiscales del estado que tienen una colección de averiguaciones en contra del mandatario estatal.

En el caso del fiscal Uriel Carmona el desencuentro ya tiene niveles de pleito personal, pues incluye amenazas a la familia.

Los morenistas de la entidad, quienes construyeron el partido y lo hicieron crecer en la época de las vacas flacas se sienten agraviados, pero todavía son disciplinados.

Ahí están, esperando la señal de que el presidente López Obrador por fin ha decidido soltar al mandatario y dejarlo que se rasque con sus propias uñas.

Consideran que Blanco, amigos y familiares, llegaron a sacar ganancias del trabajo que ellos hicieron por años y beneficiar a sus compinches llegados hace poco de la Ciudad de México, sin raíces en la entidad. Están hartos de los chilangos.

Coahuila, precampaña inédita

La precampaña les ha servido a los ciudadanos de Coahuila para digerir que tienen cuatro candidatos a gobernador, que tres de ellos dicen ser parte de la 4T, pero se la han pasado pegándose unos a otros con tubo.

El senador Guadiana, de Morena, muy a su estilo ya pidió que lo cuelguen en la plaza central si no cumple sus promesas. ¿Genera risas, dará votos?

Ricardo Mejía, del PT, confía en dejar el sótano en la próxima batería de encuestas. Y dice que, si de verdad va tan abajo, por qué lo atacan tanto.

Lenin Pérez, del Verde, visitó los municipios más marginados del estado y Manolo Jiménez confía, acaso demasiado, en la aceitada maquinaria tricolor del estado. Dicen allá que una cosa es segura: nadie puede darse por ganador.

Lee también