Opinión

Edomex y Coahuila, la hora de la verdad

Los ciudadanos y los organismos electorales asumen el protagonismo en las elecciones para gobernador del Estado de México y Coahuila. Partidos y candidatos dan un paso al lado. Ahora todo depende de que los ciudadanos acudan a las urnas y que los organismos electorales cuenten bien los votos y den los resultados.

Rumbo a las elecciones de 2024

Rumbo a las elecciones de 2024

Cuartoscuro

Los ciudadanos de ambas entidades tienen el poder de decisión. Poder que también es una responsabilidad. Durante las campañas recibieron sobredosis de propaganda que los tiene aturdidos. De todo lo que escucharon y vieron, de las pláticas con familiares, amigos, vecinos, compañeros, con la reflexión propia, tienen elementos para tomar una decisión. Todo lo que ha pasado, la lucha por el poder que suele ser impúdica, tiene su momento culminante cuando el ciudadano en la casilla cruza el emblema con el nombre del candidato que elige como gobernante.

Como las elecciones en el Edomex y Coahuila se dan en la recta final de la administración de López Obrador, los electores ya saben a qué atenerse. Ya vieron lo que significa la 4T y deberán decidir si quieren más eso para sus estados, o no. No quiero caer en frases que le den coba a los votantes como esa de que el pueblo es sabio, porque no lo es, pero los votantes tienen elementos para tomar una decisión informada y que no digan después que fueron engañados.

En el Edomex, por ejemplo, conocen bien a las candidatas y sus respectivos partidos. Están al tanto de lo que hizo la maestra Delfina Gómez en la alcaldía de Texcoco, saben a qué grupo pertenece y sobre todo saben que obedece las órdenes de López Obrador que es su jefe político.

De la misma forma, conocen a la candidata de Vamos por el Edomex, Alejandra del Moral, sus antecedes como dirigente del PRI en el estado. No puede decirse que ella sea integrante del grupo Atlacomulco, porque su biografía es otra, pero sí forma parte de la corriente política que ha gobernado la entidad desde siempre.

La maestra Delfina ha recibido apoyo de todo tipo. Desde Palacio Nacional hasta gobiernos morenistas le han dado apoyo en especie. Con respecto a Alejandra del Moral tanto el PRI nacional como el gobierno del estado han preferido mantener una insana distancia. Alito Moreno y Alfredo del Mazo tienen intereses personales que los mantuvieron lejos de la campaña. Defienden su futuro personal, la posibilidad de no rendir cuentas ante ley. Para ellos, lo que ocurra con su partido es secundario. En consecuencia, el mérito más notable de Alejandra es lograr que a 48 horas de la jornada electoral el resultado siga en el aire. Es una hazaña.

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En Coahuila el presidente de la República ha intervenido sin freno, un día y otro también. Su más reciente intervención fue obligar a PT y PVEM a abandonar a sus candidatos para sumarse a la causa de Armando Guadiana, el empresario minero candidato de Morena que nunca terminó de repuntar. Las declinaciones de las dirigencias nacionales y la negativa de los candidatos locales a humillarse con ellos, dieron paso a un espectáculo descarnado sobre las miserias de la política.

Asumiendo que tienen perdida esa elección, AMLO y Mario Delgado quisieron sacar algo de provecho y la usaron para enviar el siguiente mensaje a los aliados de Morena, PT y PVEM: para el 2024 solo los chicharrones del presidente truenan. Ellos tienen que recoger las migajas, que en un pastel colosal del tamaño del país no son pocas y por eso a Velasco y Anaya no les importó salir doblados en las fotos.

Si se confirma el triunfo del PRI el domingo en Coahuila, este partido tendrá disponible al gobernador en funciones, Miguel Riquelme que es uno de los muy pocos cuadros del tricolor con blasones suficientes para levantar la mano para el 2024.