Opinión

¿Entregaría López Obrador la presidencia a la oposición de ganar ésta las elecciones de 2024?

Tengo para mí, como otros muchos de ustedes, que el “presidente eterno”, como lo llamó hoy Julio Patán en su artículo de El Heraldo, no querrá entregar el poder más que a su corcholata favorita, suceda lo que suceda en las votaciones de junio del 2024. Él quiere reimplantar un maximato y gobernar, a distancia o cerca, durante el siguiente período presidencial.

El presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia mañanera desde Palacio Nacional

El presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia mañanera desde Palacio Nacional

Cuartoscuro

No es esta una idea peregrina. Recuérdese el 2006, cuando López Obrador hizo un berrinche profundo y convirtió la Avenida Reforma en el receptáculo de su furia. Las elecciones presidenciales, está seguro aún, las había ganado él y no Felipe Calderón, quien lo había aventajado por poco, una diferencia mínima de 0.56%. La coalición que entonces apoyó al macuspano llamada Por el Bien de Todos, que incluía al PRD, al PT y Convergencia, arguyó irregularidades y finalmente fraude electoral. Nuestra democracia era muy joven todavía. Apenas seis años antes el PAN le había ganado al PRI, el legendario partido que se adueñó del país por varias décadas, la famosa dictadura perfecta como la nombró Mario Vargas Llosa. Lo cierto es que el PRI surgió del parto adolorido de la revolución mexicana y supo cohesionar y pacificó a México, creó instituciones importantes, y al final, entre muchos actores políticos, instauró el IFE, hoy INE, que vela y estructura los comicios en toda la república. Gracias al Instituto Nacional Electoral, Andrés Manuel López Obrador triunfó en el 2018 y hoy, muy a mi pesar, es el presidente de México. Pero volvamos al 2006.

Andrés Manuel López Obrador organizó el famoso plantón en la Reforma, con cientos de acampantes, casi todos vendedores ambulantes, trabajadores de limpia y sindicalizados del Gobierno de la Ciudad, conminados por funcionarios del PRD a instalarse en la avenida para protestar por el supuesto electoral fraude. AMLO había gobernado la Ciudad de México del año 2000 al 2005 y supo recurrir a los que financiaron el plantón con tiendas de campaña y comida, para todos los que de motu proprio (sic) acompañaban al candidato ofendido.

Lee también

No contento con ese espectáculo, Andrés Manuel se hizo nombrar el presidente “legítimo” en un acto multitudinario en el Zócalo. Rosario Ibarra, entonces senadora, le colocó la banda tricolor, junto a sus doce miembros del gabinete alterno.

¿Ya se acordaron de este esperpéntico acto? Hubo 20 puntos que se comprometió a defender, entre otros el patrimonio (otro sic) y la soberanía del pueblo.

¿Ustedes piensan que ante un posible triunfo de la oposición en el 2024, López Obrador, el actual presidente, cederá el poder con tranquilidad a su sucesora, ya sea Xóchitl Gálvez o Beatriz Paredes? Esto podría provocar un verdadero cisma político. Como dijo el miércoles 23 Joaquín López-Dóriga en su artículo de Milenio:

“…no veo a López Obrador aceptando una derrota presidencial, para lo que utilizaría, además, las mismas descalificaciones que usó para no entregar la presidencia de la Alianza del Pacífico a la peruana Dina Boluarte por espuria e ilegítima.

Sobre esto –agrega López Dóriga--, ayer le pregunté a Santiago Creel: ¡Que no se le ocurra a López Obrador desconocer un resultado! El Presidente dice muchas cosas y eso es algo que está en nuestros escenarios y debemos analizarlo responsablemente y resolverlo. Yo no voy a permitirlo y lo digo con toda seriedad y firmeza, ¡no voy a permitirlo! Y que sepa que en eso estoy y voy con todo. Si quiere burlar los resultados de la elección, va a topar con pared, no lo vamos a permitir.

Por cierto, Santiago Creel declinó el martes a su candidatura a la presidencia, a favor de su compañera de coalición Xóchitl Gálvez. Era el candidato natural del PAN, un hombre brillante que lleva muchos años preparándose para la presidencia y ha preferido no dividir los votos.

De la oligarquía

Entretanto, Andrés Manuel López Obrador, desde su púlpito mañanero, acusa a Xóchitl Gálvez de ser la predilecta de la oligarquía, que, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, define como: 1. Forma de gobierno en la cual el poder político es ejercido por un grupo minoritario. 2. Grupo reducido de personas que tiene poder e influencia en un determinado sector social, económico y político.

Tan verborreíco nuestro presidente, tan dicharachero, justo un día antes su corcholata favorita, Claudia Sheibaum, se había reunido a comer en el Club de Industriales con grandes empresarios mexicanos, los verdaderos oligarcas. Como escribió Pablo Hiriart en el Financiero: “Los grandes empresarios van a lo seguro porque ya conocen el camino: apuestan su dinero por la candidata del estatismo para comprar protección (…) Lo que trascendió de la reunión fue que, en el fondo, los empresarios, preguntaron si con ella en la presidencia va a haber cambio de rumbo o no”.

“Al finalizar la reunión, Sheimbaum y su equipo de prensa emitieron un boletín de dos cuartillas cuyo contenido encierra la respuesta: no.”

Como se sabe, el presidente López Obrador ha favorecido a los empresarios y muchos son sus consultores: Germán Larrea, director ejecutivo del Grupo México, líderes de Televisa, por ejemplo. No resulta extraño, pues, que en La hora de opinar de Leo Zuckerman, de Foro TV, cambiaron a Gibrán Ramírez, un joven ex morenista que se había vuelto crítico del presidente, por una lingüista alabadora del régimen. Eso, los martes. Los lunes, al grupo formado por Héctor Aguilar Camín, Jorge Castañeda y Javier Tello, se le ha incluido a Ana Laura Magaloni, la que respalda a Claudia Sheimbaum y que considera que la ex gobernadora de la Ciudad de México “tiene las cualidades indispensables para gobernar el país”. Otros allegados al inquilino de Palacio Nacional son Carlos Hank González de Banorte, Daniel Chávez del grupo Vidanta et al. En fin, que cerca de la verdadera oligarquía se encuentra el señor presidente y los trata muy bien.

¿Qué pasará, que misterio habrá para el 2024, podrá ser un gran año?