Opinión

Por una evaluación educativa sin PISA y Competitividad

De nueva cuenta al darse a conocer los resultados de la evaluación internacional PISA (por sus siglas en inglés) a estudiantes de quince años en Matemáticas, Lectura y Ciencias, correspondientes a 2022, se refleja el rezago educativo que padece México desde hace diez años.

Ante ello la Secretaría de Educación Pública (SEP) del Gobierno Federal emitió un comunicado en el señala que para analizar los números se debe considerar “el contexto de los resultados de estas pruebas, las condiciones socioeconómicas y culturales de cada país para evitar interpretaciones reduccionistas”. El documento refiere que "las pruebas internacionales estandarizadas no consideran las condiciones reales en las que se desarrolla el trabajo docente, así como los procesos situados de la enseñanza y los aprendizajes en las aulas de los distintos países".

Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador, desestimó los resultados de PISA y dijo que “nosotros no los tomamos en cuenta, esos parámetros se crearon en la época del neoliberalismo, del predominio del periodo neoliberal, en donde lo que querían era impulsar supuestamente la calidad de la enseñanza, la excelencia y desaparecer la educación pública, degradándola”.

La prueba PISA denota una constante donde matemáticas es la materia donde los estudiantes mexicanos muestran un menor desempeño. Obtuvieron una puntuación de 395, según el reporte, tan solo 14 puntos menos que en la edición de 2018, ello antes de la pandemia del Covid-19.

Una caída que, de acuerdo con el análisis del informe sobre México, revirtió la mayoría de los avances que se observaron durante el período 2003-2009, y las puntuaciones promedio regresaron a las observadas en 2003 0 2006.

Además, solo el 34% de los estudiantes alcanzó el nivel 2 (básico) en esta materia, que implica interpretar y reconocer, sin instrucciones directas, cómo pueden representarse matemáticamente situaciones sencillas. Este porcentaje se encuentra muy por debajo del promedio de los países de la OCDE, que es del 69%.

Un estudiante toma clases en México

Un estudiante toma clases en México

(Cuartoscuro)

En relación a otros países latinoamericanos, México tuvo un mejor desempeño en matemáticas que Perú (391), Colombia (383), Brasil (379), Argentina (378), Panamá (357), Guatemala (344) y El Salvador (343).

Los estudiantes mexicanos obtuvieron 410 puntos en ciencias, 9 puntos menos que en 2018, según el reporte. Casi la mitad de los estudiantes evaluados en México (49%) alcanzaron el nivel 2 de competencia en ciencias, lo que significa que como mínimo pueden reconocer la explicación correcta de fenómenos científicos familiares y pueden utilizar ese conocimiento para identificar, en casos simples, si una conclusión es válida con base en los datos proporcionados, según el análisis de PISA. Este porcentaje contrasta con el 76% de los estudiantes evaluados en la prueba PISA que alcanza el mismo nivel de competencia en la materia.

Sobre los resultados en lectura, los estudiantes mexicanos obtuvieron una calificación de 415, es decir 5 puntos menos que en 2018. Se trata de un retraso menos evidente respecto a las dos otras materias que analiza la prueba PISA.

Lee también

El 53% de los estudiantes mexicanos pueden identificar la idea principal en un texto de extensión moderada, encontrar información con base en criterios explícitos, aunque a veces complejos, y pueden reflexionar acerca del propósito y la forma de los textos cuando se les indica explícitamente que lo hagan. Se trata de un nivel de competencia básico que contrasta con el promedio obtenido por los países de la OCDE, 74%.

Además, en México solo el 1% de los estudiantes obtuvo una puntuación en Nivel 5 o superior en lectura (promedio de la OCDE: 7%). Estos estudiantes pueden comprender textos extensos, manejar conceptos abstractos o contrarios a la intuición y establecer distinciones entre hechos y opiniones.

A pesar de los resultados cabe destacar los esfuerzos que en materia educativa se han realizado a partir de la llegada del gobierno de la Cuarta Transformación, sobre todo para sentar las bases que hagan de los contenidos un nuevo paradigma y que brinden los elementos para la construcción de nuevas generaciones de mexicanos con modelos educativos que los hagan mejores personas y más comprometidas con la sociedad y el medioambiente.

En los comentarios poco, o nada se ha dicho del esfuerzo que han realizado los docentes, los equipos directivos, los propios estudiantes y las familias por estos resultados, para crear oportunidades, generando actividad económica, empleo y mejorar la calidad de vida.

La Nueva Escuela Mexicana busca una Educación de vanguardia, de innovación pedagógica y comprometida con la equidad y la igualdad de oportunidades, que se adapta a las capacidades de los estudiantes para que puedan dar el máximo; y con libertad de elección de centro, para que madres y padres lleven a estudiar a sus hijos donde prefieran.

Desde luego que se debe atender el rezago educativo desde diversos foros como en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados que debe impulsar la suma de esfuerzos y estrategias conjuntamente con las secretarías de Educación de cada entidad, para encontrar las soluciones y mecanismos que logren dar salida a esta regresión en materia educativa.

Cabe señalar que, de acuerdo a un reporte realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México se encuentra en la posición 51 de los 81 países evaluados con la referida prueba. Debemos acabar con la visión competitiva que busca privilegiar a los “mejores” y que solo sirvió para dividirnos más, basta de seguir fomentando la competitividad como falsa capacidad en las competencia para la vida. Hoy todavía los caricaturistas usan el viejo esquema de vernos reprobados y con orejas de burro