Opinión

La felicidad del matrimonio

Que afortunados son quienes tienen un matrimonio bien avenido en donde existe la amistad, la constancia, la confianza y, sobre todo, un amor auténtico que nunca fenece. Por supuesto que también existen compromisos mutuos, pero se realizan con alegría teniendo conciencia que es por el bien común.

Quien quiera contraer nupcias no debe pensar solo en su dicha personal, también debe conocer las obligaciones que esto conlleva. Quien se ha casado por convicción debe ceñir su libertad a las reglas elementales de la unión. Quien se une por odio, desprecio, o interés con alguien, actúa todo el tiempo de forma injusta y desacertada y, se le nota.

Yo estoy entre quienes creen que el amor va creciendo con los años. Se manifiesta en una admiración constante hacia el compañero (a). Si es una persona positiva, nunca dejará de sorprenderte con sus cambios, sensaciones y pensamientos nuevos. Los seres humanos no somos un producto terminado, y con el paso del tiempo todos vamos cambiando, pero si lo vamos haciendo en compañía y con amor, los cambios resultan maravillosos.

La felicidad y el amor existen en el matrimonio. Si nos enfocamos en todas las virtudes que acompañan a nuestro compañero (a) en lugar de estar refunfuñando por sus fallas u errores, haremos de la vida cotidiana un deleite, sabiendo que en realidad de lo que más nos quejemos, es lo que habita dentro de nosotros mismos.

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El amor no controla nada, fluye y fluye sin detenerse. En pareja se debe caminar como en una sinfonía, todos los instrumentos deben ser utilizados para crear belleza y armonía. Quie desea controlar o cambiar al otro, no le ama realmente porque no le acepta como es.

Las principales desavenencias matrimoniales consisten en la diferencia de significado que otorgan las dos partes involucradas

tanto a las palabras como a las acciones. Esto sucede porque le adjudicamos un significado a todo lo que vemos y experimentamos, en base a nuestras creencias y experiencias. Pero ese significado no es el mismo para todos.

La felicidad en pareja estriba en dejar de pensar solo en nosotros mismos, para pensar también en que le aporta bienestar al ser amado y acercarle los recursos de cualquier índole para el logro de su felicidad. Es entonces cuando nosotros sentimos en carne propia la verdadera dicha. La felicidad del otro se convierte en la propia.

No es fácil aceptar esta premisa, porque somos aún muy imperfectos y nos falta mucho por aprender, pero debemos saber qué podemos crear nuestra propia felicidad en cualquier momento con sólo decidirlo y enfocarnos en ello; podemos crear un ambiente de alegría y amor alrededor nuestro. Nunca es tarde para empezar a hacerlo y así evitaremos que las cosas insignificantes logren perturbarnos.

¡Qué ironía! En el matrimonio los que están fuera quieren entrar y muchos que están dentro quieren salir. Pero te cases o no te cases, de todas formas debes buscar la paz interior como sinónimo de felicidad.

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