
Hay escasas fórmulas para que los cangrejos mexicanos logren saltar de la cubeta.
La primera diferencia es por la mala o por la buena.
Usted sin duda es un cangrejo que saltó de la cubeta…, por la mala. No lo digo yo sino su currículo, abogado. No sé si porque esa fue la ruta más corta para usted; lo importante, para los efectos de estas líneas, es que se libró de las tenazas de los cangrejos que eran felices hechos bola en el fondo de la cubeta y allí querían mantener a todo el resto.
Por la buena son muchos menos los que logran saltar el muro de la cubeta. Es el caso de Saúl Álvarez Barragán, El Canelo jalisciense que a fuerza de golpes, de disciplina, entrenamiento y seguramente también paciencia, logró desprenderse de las tenazas y abandonar la cubeta para seguir el camino que su naturaleza desde temprana edad le había revelado: el boxeo.
Y todavía es tiempo de que la caterva de cangrejos mentalmente mancos no deja de reclamarle su escapada y le gritan y le gritan, lo menos insultante, que es un boxeador inflado por la publicidad pero que en realidad no sirve…
… Y les vale, para gritonearle babosada y media, la siguiente lista:
1.- Campeón FEDECENTRO de peso wélter de la AMB.
2.—Campeón de peso wélter de la NABF.
3.—Campeón latino de peso wélter de la OMB.
4.—Campeón mundial juvenil de peso wélter del CMB.
5.—Campeón plata de peso superwélter del CMB.
6.—Campeón peso mediano del CMB…
Y desde el sábado pasado, la prueba número…
7.—Campeón mundial superwélter de la OMB.
¿Cuántos boxeadores, no sólo mexicanos sino multinacionales, han acumulado número igual o mayor de títulos de campeones?
A golpes, sí. Que sea a fuerza bruta, por sí sola no logra tantos triunfos. El Canelo perdió frente a Mayweather porque —como éste lo demostró dentro del encordado— tenía mucha más escuela y experiencia que el mexicano y ni modo, siempre hay alguien mejor y ahí permanecerá hasta que alguien lo alcance y lo supere; pero entretanto, el hecho de retarlo situó al mexicano Álvarez en la vanguardia de quienes deseaban la oportunidad de batirse con el mejor, pero no cruzaron los espacios del sueño en tanto que El Canelo se fue a la realidad y acumuló la experiencia de haberse arriesgado a todos los peligros y eso tuvo su parte de triunfo. Parte, lo aprendido aquella noche negra, le sirvió para batir, anteayer, al inglés Liam Smith y agregar el séptimo título a su currículo de apenas 26 años de edad…
Lo acepten o no, los cangrejos de la cubeta podrán mantener la alharaca en contra de este chavo al que no odian, seguramente, tan sólo le envidian desde el fondo de sus encangrejadas mentes porque desde ahí desearían estar en sus zapatillas y levantar brazos y tenazas en señal de alegría, satisfacción… y triunfo.
Gracias, Canelo, por darnos el gusto de saborear tu última victoria.
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