Cuando leemos en los medios de comunicación tantas malas noticias, creemos que el mundo se está perdiendo y que nosotros y la humanidad en su conjunto estamos condenados a la extinción.

Además, gracias a los medios de comunicación, los malos se hacen famosos en un instante. En cambio, los buenos, los creativos, la gente de bien, muchas veces reciben honores o notoriedad hasta después de su muerte.

No obstante, debemos saber que existe un gran ejército de seguidores del bien que quizá desconocemos y, que sin embargo día día rebaten con grandeza las amenazas del mal sobre nuestras vidas. Estos guerreros combaten siempre para mantener el equilibrio en nuestro planeta.

Recordemos que el mal solo puede avanzar y hasta triunfar, si las personas de bien no hacemos nada y lo impedimos.

El bien se acaba reflejando en nuestra personalidad, salud y entorno. Cuando nuestras ideas son claras en favor del bien embellecemos nuestra vida, aún con cuestiones simples, pues no se trata de dinero sino de ir adquiriendo sensibilidad por las cosas más hermosas de la vida, como adquirir más conocimiento, admirar la naturaleza, toda la creación que nos circunda y buscar compañías positivas que aporten algo a nuestras vidas. 

También nos ayuda la lectura sobre los grandes logros del hombre a través de la historia, por supuesto la espiritualidad, el acrecentar nuestra sensibilidad que es lo que nos diferencia de los animales y, sobretodo aumentar el amor en nuestras vidas por todas las especies vivas y, aún reverenciar a nuestros muertos.

Quien es un ser humano bueno, tiene sensibilidad, comprensión y compasión con los demás y escucha sus problemas. Pero sepamos que él ser bueno no quiere decir ser débil. Por qué quien es bueno también debe estar siempre del lado justo, y para hacer justicia muchas veces se debe hablar claro, fuerte y tener un carácter sólido.

En la unión de pareja tratemos de descubrir desde el principio, el alma o la belleza del espíritu del compañero (a) más que lo corpóreo, porque lo primero perdura y lo demás se desvanece con el tiempo.

Es bueno saber que invitar a la reflexión y al conocimiento es el camino. Que el reconocimiento y la corrección de nuestros errores nos ayudarán a ascender espiritualmente. Ojalá seamos tan sabios para auto-corregirnos a tiempo y así obtener la fortaleza espiritual que requerimos para enfrentar los momentos difíciles con estoicismo y aceptación.

Sepamos que la diferencia principal entre nosotros se fundamenta en el alma de cada quién y que podemos orientarla hacia el bien. Debemos ser más pacientes e indulgentes con nosotros mismos, ya que el camino de desarrollo y aprendizaje es infinito. Asumamos que tenemos la capacidad para dirigir nuestros pensamientos y actos, y que no hay mejor juez respecto a nuestra propia persona, que nosotros mismos.

Tengamos presente que la moderación en todo acarrea buenos resultados. Los excesos son los que conducen al ser humano a la desgracia. En la vida todo puede disfrutarse a plenitud, pero con moderación. Si controlamos los placeres es positivo, pero si ellos nos controlan, ya no lo es.

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