Opinión
INE corporativo, polarización y marchas domingueras
David Gutiérrez Fuentes

INE corporativo, polarización y marchas domingueras

Convocados por el empresariado llorón y parásito que pedía endeudar al país durante la pandemia, los mexicanos estamos invitados a asistir a una marcha el próximo domingo de El Ángel de la Independencia al Hemiciclo a Juárez. “¡Porfirio vive, la lucha sigue!”, “Muera el Kks”, podrían ser parte de las consignas expropiadas de las redes de los convencidos demócratas de que “El INE no se toca”.

 La genial idea propagandística del experto en Frankeisteines iba más o menos bien en Twitter, en algunas redes sociales, en los medios tradicionales y tradicionalistas con los intelectuales orgánicos del prianismo hasta que el principal ofendido, Lorenzo Córdova, descarriló el tren del mame omitiendo que en un intrincado portal de transparencia para “uso interno” descansaba una encuesta realizada por el propio INE cuyos resultados apoyan la reforma a ese instituto que en sus diferentes versiones ha sido aliado de la plutocracia mexica globalifílica (Zedillo dixit) que nos gobernó hasta 2018, con cabezas de negación de la realidad en varios grupúsculos, algunos hiper gagás como el que lidera el escritor españolizado (al igual que Krauze y Salinas) Mario Vargas Llosa, más de derechas y menos simpático que las tías panistas que nos regañan en las reuniones familiares. 

Por cierto, se rumora que con el triunfo de Lula don Mario se encerró en sus aposentos por 24 horas llorando como un bebé berrinchudo. La derecha tiene un ejército de berrinchudos cada vez más antipático. Mañas de minorías tramposas Mientras que en el portal de transparencia dormía el sueño de los justos la encuesta del INE, los adláteres de #Unidxs dieron a conocer una mañosa encuesta del Reforma de algo que no promueve la iniciativa electoral en ninguna de sus líneas pero que la derecha quiere instalar como parte de su discurso mentiroso y beligerante: la desaparición del INE. 

“Sólo 13 por ciento de los mexicanos está a favor de que el INE desaparezca”, decían las gráficas, los titulares y los tuits. Visto así todo mexicano con sentido común más allá del partido de su preferencia, se puede adherir al 87 por ciento restante que desaprobamos una desaparición que nadie, ni el populista que comparan con el siniestro de Bolsonaro, háganme el favor, desea. 

Pero seguirán machacando con esa idea, tómenlo por seguro, y hasta el señor Alazraki hará espectaculares para instalar en las mentes tibias, flojas o comodinas la falacia de que “López quiere destruir al INE”. Más verdades que falacias Cuando el país dio a conocer la encuesta del INE el teatro se comenzó a caer, Lorenzo Córdova se placeó en las academias de nado sincronizado y negó, por lo menos hasta el día de ayer, entrevistas en medios no hegemónicos, pero con buena reputación entre quienes separan los bulos de su dieta informativa por muy bien sazonados que se encuentren. A muchos les causó enojo que Elizabeth García Vilchis le pusiera número a las falsedades propaladas en torno al INE o precisara las medias verdades manejadas a modo. Démosle un repaso a estos aspectos. Falacia: El INE NO desaparece sencillamente se propone un nuevo nombre, INEC: Instituto Nacional Electoral y de Consultas y seguirá siendo autónomo, pero tendrá más funciones que el INE actual no promueve porque alega precios elevadísimos y se va contra los ciudadanos que lo hacen. 

Lorenzo Córdova Vianello, Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral (INE)

Lorenzo Córdova Vianello, Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral (INE)

Cuartoscuro

Ayer comentaba con unos queridos amigos que contar con un instituto autónomo confiable que permita la instrumentación de encuestas para tomar decisiones vinculantes cuando sea necesario, o medir opiniones en un campo amplio de votantes, como, por ejemplo, qué porcentaje apoya la participación de la Guardia Nacional en los términos actuales a partir de un padrón confiable, sería muy útil para nuestra democracia. 

Verdad incómoda para los beneficiarios del hueso legislativo: reducir de 500 a 300 el número de diputados. ¿Quién, en su sano juicio, se opondría a que nuestra cámara tenga menos Quadris, menos Alitos, menos Carolinas Viggiano o menos Margaritas Zavalas? Verdad incómoda: disminuir el número de senadores, de 128 a 96. Una “cámara alta” con menos Lilis Téllez, menos Rabadanes, menos Xóchitles y menos Rementerías tendría menos parásitos, piensan algunos, cambien esos nombres por otros de Morena y la conclusión sería parecida. 

Eso demuestra que la Reforma Electoral es y debe ser ciudadana. Varios morenistas, por ejemplo, pondrían en esta lista al mártir de la democracia aplaudido por Gibrán: Richi Monreal. A mí me gustaría esperar a ver si se asoma en la marcha del próximo domingo o sencillamente cuál es su participación en el impulso a esta reforma más allá de sus resentimientos. Verdad incómoda: los consejeros del INEC y magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación serán propuestos por los tres poderes de la unión y serán elegidos por medio del voto popular en elecciones abiertas.

 Este punto me parece una vacilada porque sigue siendo un reparto de cuotas. Verdad incómoda: reducir el número de consejeros, del INEC, de once a siete. Mientras menos marajás ultrademocráticos con salarios y prebendas superiores a los del presidente tengamos, mejor.

 El INE no es la cúpula sino los que hacen la chamba desde abajo. Incluidos quienes por insaculación o motu propio participamos sin cobrar en los procesos electorales. Verdad incómoda: financiamiento a partidos sólo en campañas. Eso evitaría pagar con nuestros impuestos viajecitos inútiles mejor conocidos como turismo parlamentario con cargo al erario. 

Verdad incómoda: reducir a treinta minutos diarios la propaganda política en radio y televisión. Por piedad aprueben aunque sea sólo esta medida. De lo contrario estaremos destinados al permanente martirio. O dicho de otra manera, prefiero los anuncios de maestro limpio a los de cualquier político ramplón. 

Verdad incómoda: disminuir la participación en una consulta popular de 40 a 33 por ciento para que sea vinculante. A todos los que querían que terminara el mandato el presidente les hubiera convenido este porcentaje. Igual hasta el INE le habría echado más ganitas en lugar de estirar la mano para boicotearla o realizarla de mala gana.

 Verdad incómoda: eliminar los órganos electorales locales. Menos burocracia para garantizar elecciones libres y evitar abusos como los registrados en el Estado de México hace seis años. Verdad incómoda: implementar el voto electrónico. Mientras no se le encargue este trabajo a los Hidelbrandos, habrá que tomar con reserva esta medida. Bajo mi punto de vista puede prestarse a fraudes habiendo tantos hackeos de por medio. Lo cierto es que ese estribillo reaccionario del “INE no se toca” requerirá más recursos para instalarse en el imaginario ciudadano. De usted depende jugar al Tío Lolo.