Opinión

La Jefa Claudia

Guardo especial admiración por una líder política en la que reconozco valores con los que me identifico como lealtad, integridad, resiliencia o emoción y compromiso social. Así como un innegable talento para comunicar y generar empatía con la comunidad al igual que para construir consensos, alianzas y sinergia en el terreno de la actividad política.

Considero que por su preparación y experiencia representa el perfil más idóneo -de los que militan en la Cuarta Transformación- para llegado el momento, continuar con la consolidación del movimiento social y político que encabeza Andrés Manuel López Obrador, su mentor.

Cuenta con conocimientos sólidos que le permiten analizar, descifrar y proponer soluciones a problemas complejos que aquejan al país y a la humanidad sobre todo en materia medioambiental y energética, de hecho ha formado parte de grupos de estudio e investigación de carácter internacional, incluso de la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Claudia Sheinbaum Pardo, es Licenciada en Física, Maestra en Ingeniería Energética y Doctora en Ingeniería Ambiental por la UNAM y en el servicio público; además de ejercer la titularidad de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, ha sido también Alcaldesa de Tlalpan y Secretaria de Ecología en el Gabinete del entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal.

Me sorprenden muchas cosas de ella que a la vez me alientan a creer con toda fe y convicción que estamos ante la inminencia de un hecho histórico: la llegada de una mujer a la Presidencia de la República, algo que en América Latina sólo ha ocurrido en 11 de 33 países (Haití, Trinidad y Tobago, Nicaragua, Panamá, Costa Rica, Chile, Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y Honduras) y en 37 del resto del mundo.

Es una mujer trabajadora, que empieza su jornada antes de las 6 de la mañana y la termina en ocasiones después de la media noche; buena administradora del tiempo, enérgica, concentrada y dueña de una visión periférica que le permite tener con precisión diagnósticos de problemas tan variados como la salud o la pandemia y al mismo tiempo, la seguridad, la vivienda, el transporte o el desarrollo económico, en una ciudad compleja y apasionante que nunca descansa y para la que ha tenido siempre una respuesta asertiva, incluso sobre temas difíciles o polémicos.

Se da tiempo para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida como bailar, tocar la guitarra o disfrutar de una comida y no esconde sus lealtades, coincidencias o afectos, lo mismo por su pareja que por sus hijos o por el Presidente de la República.

La cercanía con la población que gobierna es auténtica porque se asume como mandataria y representante, jamás como parte de una clase política superior o ajena al pueblo que gobierna.

Me encanta que no teme a llamarle a las cosas por su nombre ni rehúye los debates o la confrontación con sus adversarios de sus ideales políticos, en los que tiene una muy clara definición pero sin caer en ningún tipo de estridencia.

Sheinbaum Pardo, es una política de maneras refinadas pero de contundencia innegable, sin duda es la más genuina representante y defensora de nuestro movimiento y sus causas.

Creo en ella y estoy convencida de que con ella al frente, seguiremos impulsando la transformación de México y la consolidación de la participación y el empoderamiento de las mujeres en la política.

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Alguna vez declaró que “la mujer que llega a un puesto de elección tiene que reivindicar a las mujeres… si no se convierte en una reproductora de una cultura machista…” y con las políticas públicas y las acciones que ha impulsado en su gobierno ha demostrado además de sororidad, congruencia y así lo hará para el resto de las y los mexicanos.