Esta devoción parte de Santa Margarita María Alacoque, fue una religiosa francesa de la Orden de la Visitación de Parav-le-monial, y que tuvo revelaciones místicas de Jesús que fueron el punto de partida de la devoción a su Sagrado Corazón, una celebración importante para la Iglesia.

Ella nació en Verosvres, Francia, el 22 de julio de 1647, y fue bautizada 3 días después. Sus padres fueron Claude Alacoque y Philiberte Lamyn, pero al quedar huérfana de padre, a finales de 1655, fue internada en una institución de las Hermanas Clarisas; padeció una enfermedad que la inmovilizó durante 4 años, y finalmente ingresó a la Orden de las Visitandinas el 20 de junio de 1671.

El 27 de diciembre de 1673, en la fiesta de San Juan Evangelista, tuvo la primera de sus visiones de Jesucristo, mismas que se prolongaron durante dos años más, todos los viernes primeros de mes.

En 1675, en la Octava de Corpus Christi, Jesús se le manifestó por cuarta ocasión, con el con el corazón abierto y señalando con su mano; Jesús exclamó: “he aquí el corazón que ha amado tanto a los hombres, que no se ha ahorrado nada, hasta extinguirse y consumarse para demostrarles su amor. Y en reconocimiento no recibo de la mayoría sino ingratitud”.

En esta visión, el corazón de Jesús estaba rodeado de llamas, coronado de espinas, con una herida abierta de la que brotaba sangre y del interior emergía una cruz, y le expresó su deseo de que se estableciera una fiesta en honor a su Sagrado Corazón, lo que se consiguió hasta 1856 en tiempos de Pío IX, pero esta devoción ya estaba arraigada.

Después de esta última revelación, ella fue considerada como un modelo de conducta en su convento, aunque había quienes miraban con recelo estas experiencias místicas, lo que fue un primer obstáculo para que ella pudiera hacer sus votos de profesión. Le designaron un director espiritual, el jesuita San Claudio de la Colombiere, y una comisión teológica apoyó las declaraciones de la mística.

En la última etapa de su vida, ella fue designada maestra de novicias y asistente de la Superiora, y pudo ver bastante difundida la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Ella falleció a los 43 años de edad, el 17 de octubre de 1690, con 18 años de profesión religiosa, y sus restos mortales se encuentran en una capilla en la Basílica de Paray-le-Monial, donde son venerados y en donde ella tuvo estas experiencias místicas.

Tres años después de su muerte, Inocencio XIII empezó un movimiento que dio pauta a esta devoción; León XIII la proclamó venerable y el 18 de septiembre de 1864, Pío IX la beatificó y Benedicto XV la canonizó el 13 de mayo de 1920.

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús viene acompañada de varias promesas de Jesucristo, a quienes veneren su divino corazón.