Sin leyes adecuadas y la misma policía infringiéndolas, poco queda por hacer
El 26 de septiembre marcó un hito en el mundo animal no humano, por cuanto hace ya 4 años, cumplidos el pasado martes, y tras de que la jueza Elena Liberatori le hubiera concedido el recurso de habeas corpus por el que fue reconocida como persona no humana con todos los derechos que le asisten como tal, la orangutana SANDRA pudo salir del infierno en que vivía en un “Ecoparque” argentino para poder pasar el resto de su vida en el Center for Great Apes de Florida, EE. UU., santuario especializado en el rescate y rehabilitación de grandes primates bajo condiciones adversas y hasta perversas, y lugar donde además la hermosa criatura encontró un nuevo aire de vida haciendo grandes migas con un congénere. El camino no fue sencillo ni suave. Lograr su liberación le llevó tiempo y un enorme esfuerzo y dedicación al equipo judicial que se encargó del caso, dado lo cual, han aprovechado LA FECHA para motivarnos a seguir luchando por los animales que todavía padecen las consecuencias y el sufrimiento del cautiverio y la explotación. ¡Qué no hubiera dado yo por haber contado con un bloque humano así!, que permitiera las facilidades jurídicas necesarias para dar un mejor destino a JAMBI y a TOTO, asimismo orangutanes, pero prematura y negligentemente muertos en el Zoológico de Chapultepec-CDMX, donde para colmo pretenden seguir mal usando el cadáver del segundo.
La semana pasada, en alusión a un artículo injustamente negativo hacia los perros, terminé el texto pidiendo encarecidamente no dar manejo monstruoso a ese tipo de información, ya que de por sí y sin mediar pretexto, los chuchos en nuestro México negro son apaleados y vilmente asesinados cada que se puede, pero, como diría mi partner… con tal ruego les eché la sal porque simplemente en la semana transcurrida para volvernos a encontrar en esta lectura, se dieron a conocer, vía redes sociales, dos espantosos casos como testimonio de que no equivoqué mi súplica. Primeramente, y como suele pasar en este tipo de establecimientos donde ponen a trabajar a pelafustanes y pelafustanas improvisados y sin supervisión, dimos cuenta del intento de asesinato de la perrita MARGOT, mestiza de manto negro y cola larga que vaya a saberse en calidad de qué se encontraba (porque no era huésped) en ese lugarucho ubicado en la Alcaldía Magdalena Contreras, dizque operando como hotel canino. Me refiero a DOGTIME (Av. San Francisco Nro. 9, Pueblo Nuevo Bajo), sitio al que gracias a la reacción social le fueron suspendidas (tardíamente) las actividades, pero que tras ese intento de ahorcamiento, la evidente angustia de la criatura y las patadas y rodillazos que en costillas y panza le acertó su infame maltratador, debió proceder su clausura. Punto. Sin omitir la obligada remisión del infeliz a la Fiscalía especializada en esto delitos, porque eso de sugerirle a quien contrató al tipejo montar la denuncia… fue de verdad, por parte de las autoridades competentes, una tarugada, partiendo de que lo sucedido no amerita investigación ni debe parar con el decomiso del animal, que todavía reaccionó noblemente hacia los elementos policiacos que la rescataron. El cínico propietario del negocito, un tal Alexander Beristaín Ovando, aparte de correr el rumor de que es amigo de quien en la alcaldía referida se encarga del área de Bienestar Animal… ¡hágaseme el canijo favor!... dispensó el asunto informando que había dado de baja al maltratador y que “eso” había sucedido semanas antes de que se viralizaran las imágenes. O sea… pero la gente no investiga y deja a sus perros en manos de cualquiera, como esa estrellita que anda presumiendo ser etólogo, rescatista y educador, y que no es más que un vicioso sinvergüenza. No terminaba yo de endemoniarme con lo anterior cuando…
Recibí otro video que me provocó náuseas al quedar documentado el vil atropellamiento de un in-de-fen-so perrito blanco, con la participación de cuando menos dos elementos de la policía municipal de Ocotlán de Morelos, Oaxaca, que con premeditación, alevosía y ventaja le pasaron por encima varias veces las llantas de la patrulla pick up placas A-0018, hasta eliminarlo bajo dolor extremo. Agónico. Entiendo que Oaxaca no tiene ley de protección animal, pero su Código Penal sí califica estas atrocidades. Muy suavecito como he venido criticando (6 meses a 4 años de prisión y de 500 a 1,500 días de salario), pero tengo fe en que este particular asunto sea apañado por APAOAX-Hilda Toledo. ¡Que así sea!, porque de lo contrario, que luego no se extrañen cuando esta violencia escale hacia los menores y/o los ancianos. Lo que sí es un hecho, segundo aviso, es que a mi ya no me cabe tanto dolor en el cuerpo.
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