Opinión

En el mar está la solución y la sanación

En estos momentos se lleva a cabo la COP27, lo que centra la atención en los temas de la agenda climática en la conversación planetaria. A pesar de los pocos avances, esta conferencia, permite observar todo tipo de expresiones, desde voces genuinas de ambientalistas que se manifiestan a partir de la acción y la congruencia desde sus respectivos hábitats, voces que van y hablan con auténtico clamor por hallar soluciones a los retos que traen consigo el incremento en emisiones de gases de efecto invernadero y el impacto que esto trae, hasta ser testigos de protestas contra el arte en museos y galerías, aludiendo a la crisis climática o los típicos demagogos de siempre en su lucimiento de egos. Todo esto bajo la incertidumbre y amenaza de una Tercera Guerra Mundial.

.oceandecade.org/

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RENATA ROMEO

En todo ese vaivén, hay un elemento al que vale la pena poner atención a sus posibles soluciones, este es: el océano. Los mares han sido los principales mártires de la inconsciencia humana, a él se arrojan aguas negras, basura, pruebas de misiles y bombas nucleares, se sobre explota, y así un largo etcétera. Sus aguas no conocen fronteras, interconecta a la humanidad, por lo que es importante abrir el oído del entendimiento y escuchar sin querer imponer la razón, ya que en la escucha está la solución y al océano no se le ha escuchado.

El océano tiene muchas soluciones a las problemáticas humanas, por ejemplo, el llamado carbono azul que es el CO2, el cual se capta y almacena en los ecosistemas marinos como manglares, arrecifes, pastos marinos o marismas que tienen un potencial impresionante para capturar carbono, de hecho, tienen más potencial que los bosques terrestres, es decir, se puede llegar a contribuir más regenerando los ecosistemas costeros marinos del planeta, para estos dar sustento a los medios de vida sostenibles de millones de personas.

Asimismo, el océano presenta una gran alternativa para la generación de energía renovable, aprovechando el oleaje, los vientos y otras virtudes. Países como México, que cuenta con 17 estados costeros, varios de ellos acostumbrados a estar involucrados en el sector energético (muchos pozos petroleros se encuentran en la zona marina o la planta nuclear de Laguna Verde que se encuentra en la costa), por lo que una visión al futuro le apostaría a que México incursione en la energía renovable del océano. Una oportunidad sería aprovechar la infraestructura instalada, la experiencia y capacidad de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad para desarrollar una nueva empresa paraestatal, “MarMex”, y aprovechar las lecciones aprendidas que han dejado otros países para reducir la curva de aprendizaje.

Por otro lado, uno de los anuncios más importante de México en la COP27, es el compromiso en la reducción de 27 MtCO2 (millones de toneladas de bióxido de carbono) a través del desarrollo e instrumentación de una Estrategia Nacional de Carbono Azul, la cual se aborda de manera intersecretarial y suma, desde un inicio, a los Pueblos Indígenas, Comunidades Locales y sociedad civil.

El mar no solo puede unificar a México o solucionarle retos para su desarrollo sostenible, sino que también puede sanar a los mexicanos. Por ejemplo, la Talasoterapia que ha sido usada de diferentes maneras a lo largo de la historia, ocupando los distintos usos de los medios marinos para recuperar la salud perdida, incluso para atender enfermedades crónicas o de orden psicológico o simplemente beber agua del mar recomendado por médicos alternativos un poderoso antiviral, como laxante, diurético o desinfectante.

“¿Qué es en definitiva el mar? ¿por qué seduce? ¿por qué tienta?” se preguntaba Mario Benedetti, “suele invadirnos como un dogma y nos obliga a ser orilla, nadar es una forma de abrazarlo”, se respondía el poeta. Escuchemos al mar, adentrémonos en su misterio y construyamos puentes de empatía.

Nota: Agradezco a Andrew John Rhodes Espinoza, uno de los principales expertos y defensores del mar de México, por ser coautor de esta colaboración.

Coautor de la colaboración: Andrew John Rhodes Espinoza (Vicepresidente de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de la UICN)