Opinión

El otro México

David Gutiérrez Fuentes, el cronista de la ciudad
David Gutiérrez Fuentes, el cronista de la ciudad David Gutiérrez Fuentes, el cronista de la ciudad (La Crónica de Hoy)

A dos años de que finalice el gobierno de Enrique Peña Nieto, pocas personas se atreverían a realizar un balance optimista. Al país le ha ido mal en economía, seguridad e impartición de justicia. Estos indicadores se reflejan en el bolsillo de la clase media y en la desesperación de una clase baja que expande sus fronteras hacia los márgenes de la pobreza extrema.

El fracaso acumulado de varias gestiones priistas y panistas también se refleja en la salud del mexicano: la física y la emocional. No exagero ni soy pesimista si digo que se está perdiendo la capacidad para visualizar un futuro medianamente promisorio además de que hay un creciente descontento social que en algunos casos deriva en insospechadas manifestaciones de descomposición: hijos que asesinan a sus padres para acceder a sumas aseguradas, vengadores que cobran justicia por su propia mano ante la impunidad reinante y una nociva pasividad ante una violencia que se dispara en múltiples órdenes y que se está peligrosamente colectivizando.

En la clase alta existe un gremio que medra los recursos públicos para incrementar su patrimonio. Por supuesto que no me refiero los empresarios, aunque muchos de ellos han hecho su riqueza en complicidad con el poder político: la reforma energética y el urbanismo salvaje, son algunos ejemplos en los que afloran estas relaciones de connivencia, en realidad el gremio al que me refiero está compuesto por funcionarios de casi todos los órdenes de gobierno que viven en otro país, con altísimos sueldos y una serie de prebendas faraónicas que han conseguido gracias a la corrupción o las ocurrencias administrativas en las que los más grotescos excesos, como los automóviles híbridos que se regalaron los diputados a un sobreprecio, se hacen visibles frente a una sociedad lamentablemente apática en términos de número, con algunos despertares sociales que se apagan y se olvidan pronto.

El resultado de un mal gobierno en el orden federal desde luego que no es responsabilidad de una sola persona con escasa preparación, sino de un conjunto de factores entre los que irónicamente la acotación del presidencialismo ha contribuido a empeorar el panorama. Desde luego que no propongo un retroceso a viejas formas de autoritarismo. Lo que es un hecho es que frente al acotamiento de los poderes del ejecutivo federal, el presidente tendría que ser ejemplo de austeridad republicana y su equipo de trabajo tendría que estar compuesto por profesionales altamente capaces para desenvolverse en un medio en el que abundan personajes mediocres y medrosos.

El descontento por el fracaso de la actual gestión abarca todos los órdenes. Por ejemplo, el día de ayer, leí en El Norte las declaraciones del líder de la Coparmex de la Ciudad de México, estas palabras, hace unos años, podrían haber sido las de una indignada Adelita: “Reformas como la energética, que en apariencia traería amplios beneficios para el país y los bolsillos de los mexicanos, en realidad están perjudicando la economía de los sectores productivo y social” Y después del diagnóstico Jesús Padilla Zenteno pasó a las cifras: “Con el aumento entre 5.6 y 7.2 por ciento que tendrá la tarifa industrial, sumarán un ascenso de entre 25 y 30 por ciento en comparación con el precio reportado en noviembre del año pasado; mientras que el sector comercial tendrá un incremento de entre 3.3 y 5 por ciento, lo que suma un alza acumulada de entre 17 y 23 por ciento”

Y parafraseando al propio líder empresarial, mientras nos “recetan” el quinto aumento energético, nos reducen el gasto social y educativo, el presidente, el jefe de gobierno y algunos Trump autóctonos que desde luego viven en el otro México, se reúnen a puerta cerrada para premiarse y aplaudirse como focas por su liderazgo en la consolidación de “treinta años de estabilidad macroeconómica”. Uno de estos deslumbrantes galardonados que recibió el reconocimiento del ITAM de manos del presidente, fue nada menos que Felipe Calderón Hinojosa. Sin comentarios.

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