Opinión

Migrar y morir

La política del gobierno federal hacia los migrantes es ambigua e hipócrita. En el discurso político se hacen promesas que en la práctica no se cumplen: los migrantes son acosados, perseguidos y encarcelados de forma arbitraria.

La horrorosa tragedia de Ciudad Juárez (39 migrantes muertos) condensa lo que es en realidad esa política. Ella muestra, una vez más, los vicios que dominan en la gestión pública de México: la corrupción, la ineptitud, la insensibilidad, la negligencia, la irresponsabilidad y la inmoralidad, en general.

Elementos de seguridad privada custodiaban a migrantes durante el incendio

Elementos de seguridad privada custodiaban a migrantes durante el incendio

Es una verdad manifiesta que poner el Instituto Nacional de Migración en manos de militares fue un craso error. Ese error nace de la ignorancia de lo que es el mundo militar y la negativa del gobierno federal (AMLO) a reconocer sus limitaciones y defectos. Los militares ignoran –o desprecian-- el entramado de hábitos y normas del mundo civil y sólo están preparados para ordenar, obedecer y matar}. Carecen de conocimientos y sensibilidad hacia los derechos humanos de las personas.

Las autoridades han tratado este acontecimiento como un crimen del orden común y el presidente de la república, que se dice humanista y respetuoso de la moral, se apresuró a culpar de los hechos ¡a los mismos migrantes! Es decir, victimizó a las víctimas y la FGR, dócil a los dictados presidenciales, se apresuró a encarcelar como culpable de la tragedia a un joven migrante.

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Es justo calificar a este hecho como un homicidio colectivo (como el de San Fernando o como el de Ayotzinapa), pero la responsabilidad, toda, es del Estado. Culpar a las víctimas equivale a repetir o multiplicar el significado de la tragedia

El gobierno, además, no llama a cuentas a los verdaderos responsables de la tragedia que son (en línea ascendente): el director del Instituto Nacional de Migración, el secretario de gobernación y el presidente de la república. El responsable directo no ha sido molestado: me refiero al militar responsable del INM en el estado de Chihuahua quien dio la orden de encerrar a los migrantes en esa cárcel (que no albergue) obedeciendo una estúpida lógica inhumana, ciega y autoritaria. ¿Con qué argumento legal ese militar ordenó privar de su libertad a personas dotadas de plenos derechos que no habían cometido delito alguno?

Los hechos revelaron los actos de corrupción y negligencia que rodearon los acontecimientos: la asignación directa, sin contrato, de los albergues a una de la empresa de seguridad privada llamada Camsa; la ausencia de equipamiento mínimo (extinguidores, por ejemplo) en la cárcel para migrantes; el cobro que hacían los agentes de dicha agencia de 500 dólares a los detenidos para obtener su libertad; etc.

La periodista Beatriz Guillen, de El País, dice lo siguiente: “México se ha convertido en la parte más temida de la ruta hacia Estados Unidos para los venezolanos. Aquí —dicen— enfrentan extorsiones, robos, el miedo a que los secuestren, a que los desaparezcan sin poder avisar a sus familias, a que los detengan, a la Bestia, a la policía, a los carteles. Como escudo, los migrantes forman redes y se agrupan”.

Al llegar a México los migrantes se enfrentan a un medio ambiente incierto e inseguro: desconfianza de la población hacia ellos, persecución de la policía y los agentes del INM, oficiales corruptos, chantajes constantes, maltratos y encarcelamiento. En los centros de “retención” o “contención” los migrantes encuentran condiciones que son terribles y sufren carencias como falta de alimentos y de agua.

Los mismos agentes migratorios reconocen que no suelen tener agua para dar a los detenidos, aunque estén encerrados durante horas, días y semanas. ¿Qué pueden hacer cuando son extranjeros, están a miles de kilómetros de su país y cuando no cuentan con ningún apoyo legal?

En México el migrante es un paria, un ser infrahumano, un objeto, nunca se le reconoce como ser humano con plenos derechos. Se les persigue y castiga, no por delitos, sino por razones administrativas. Hoy es patente que migrar a México puede desembocar en la muerte.