Opinión

De moda la fiebre ofensiva

Parece que la regla en la contratación de nuevos entrenadores al momento para encarar la temporada del 2022 es la misma que se dio a partir del 2017 cuando llegaron al máximo puesto Kyle Shanahan y Sean McVay a 49ers y Carneros, respectivamente.

pebmont.com/blog

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El éxito de ambos ha sido a todas luces revelador, y no sólo por montar equipos competitivos en estos últimos cinco años, sino más aún por la influencia ofensiva que han estado imponiendo en la NFL.

Primero fue la llegada de Matt LaFleur a Green Bay y posteriormente el arribo de Zach Taylor, el actual entrenador de Cincinnati, ahora a días de disputar el Super Bowl 56.

Pues bien, con tanta vacante para dicho puesto de head coach entre tanto equipo que decidió buscar un cambio radical a su rumbo, nos encontramos con que los dueños y gerentes generales de muchos de estos conjuntos optaron por tomar ese ejemplo del 2017 y dar las riendas de sus franquicias a jóvenes y talentosos estrategas netamente ofensivos.

Si vemos por separado a cada uno nos daremos cuenta de ello. Miami acaba de firmar a Mike McDaniel, ex coordinador ofensivo de San Francisco; Minnesota contrató los servicios de Kevin O’Connell, el aún coordinador de ataque de los Carneros de Los Angeles (será oficialmente nombrado una vez terminado el Super Domingo); Denver se llevó a Nathaniel Hackett, responsable de la ofensiva en Green Bay; Las Vegas le apuestas al talentoso pero nada seguro Josh McDaniels ex coordinador ofensivo en Nueva Inglaterra y hombre de suma confianza de Bill Belichick (por aquello de que hace un par de años aceptó el cargo con Indianapolis y se arrepintió a los dos días); y los Gigantes de Nueva York se inclinaron por Brian Daboll, el coordinador de ataque de Buffalo.

Aunque en la lista de equipos que firmaron un nuevo coach también están Jacksonville con la llegada de Doug Pederson, el ex coach probado, talentoso y ganador de Super Bowl con Filadelfia; Chicago con Matt Eberflus, el coordinador defensivo de los Potros, y Houston con Lovie Smith, el exitoso coach de tendencia defensiva que llevó al Super Bowl en su momento a los Osos, la realidad es que nos interesa en esta ocasión abordar el tema de esa tendencia por tomar a muy jóvenes estrategas ofensivos como expusimos párrafos arriba.

Una nueva escuela

Y aunque parezca ya una cantaleta, no podemos pasar por alto el fenómeno del “nuevo árbol genealógico de coaches” que se está gestando en la NFL a partir de Kyle Shanahan, y es que todos los nombrados líneas arriba (desde LaFleur, McVay, Taylor, hasta O´Connell y Hackett proceden de la escuela de Shanaha, directa o indirectamente. LaFleur y McVay fueron sus asistentes directos en Washington, mientras que Taylor y O´Connell trabajaron recientemente con McVay en Los Angeles; en los que se refiere a Hackett fue el coordinador ofensivo de Lafleur. McDaniel, como ya se señaló, era el coordinador ofensivo en San Francisco.

¿Qué nos dice esto?, que para beneplácito de la liga y de los aficionados habrá ofensivas más creativas y espectaculares; sin embargo, las gerencias de esos equipos que han apostado por estos jóvenes de ataque no deben creer a ojos cerrados que con sólo nombrarlos sus escuadrones saldrán del sótano y serán contendientes en la siguiente temporada. Para que eso suceda no sólo se requiere de un buen estratega, sino del material humano con el que cuenta, y si a esas vamos quizá el único de estos tres (O´Connell, Hackett y McDaniel) que tendrá éxito sea Kevin O´Connell en Minnesota, donde el equipo ofensivo esta armado, sólo hace falta quien marque el rumbo; de los otros dos luce difícil, ya que Hackett, por más talentoso que sea, en Denver hay una sequía severa en la posición de mariscal de campo, y sin esa pieza fundamental nada se puede hacer. En cuanto a McDaniel en Miami, enfrenta dos asuntos delicados: el primero, su mariscal Tua Tagovailoa lleva dos años en la liga sin mostrar verdaderos argumentos para ser considerado un quarterback franquicia; por otra parte, hay que ser sinceros y Mike McDaniel luce aún crudo, verde o inexperto para hacerse cargo, así de golpe y porrazo, de un equipo en su totalidad. Cabe destacar que este 2021 fue apenas su primer año como coordinador ofensivo, pues fue ascendido desde el puesto de entrenador de mariscales. De su talento no se duda, pero de su aplomo para echarse ya un equipo a cuestas quizá no es el momento.

El ataque, prioridad; la defensiva, ya veremos

De la misma manera, la nueva NFL esta experimentando algo con estas jóvenes mentes ofensivas: que ahora el coach sólo se hace cargo del ataque y delega completamente la parte defensiva a su coordinador en turno. Es decir, ser coach de la mitad de las responsabilidades del equipo. Y es que la verdad sea dicha, no les ha ido mal a los equipos que tienen ese sistema: San Francisco, Los Angeles Carneros, Cincinnati, Cleveland, Kansas City, Green Bay, Arizona. En dichos conjuntos vemos al entrenador en jefe totalmente compenetrado con el ataque, desentendiéndose de las labores defensivas.

De los demás entrenadores que llegan para la siguiente campaña, Josh McDaniels en Las Vegas se antoja para explotar a grandes cosas el ataque de los Raiders; Daboll en Nueva York Gigantes tendrá una labor de desarrollo intensa con el quarterback Daniel Jones pero tiene talento ofensivo disponible; mientras que Doug Pederson ya tiene su joya en bruto en el pasador Trevor Lawrence que debe brilla bajo su tutela en 2022.

En lo que se refiere a Chicago y Houston, ambos apuestan por el camino tradicional de ir con un entrenador defensivo, como dicta la vieja escuela, y ya dependerá del asistente ofensivo que cada uno contrate para su ataque. Con los Osos, Matt Eberflus tiene la primera piedra colocada con Justin Fileds como mariscal, pero con los Texanos, Lovie Smith la tiene muy difícil, pues el talento es poco y no hay un mariscal de campo siquiera aceptable en su ofensiva.

Dado lo anterior, esperemos que estas tendencias ofensivas traigan aún más espectáculo a la ya de por si entretenida NFL, ese show deportivo que nos cambia la vida de septiembre a febrero.

Estrellas de bostezo

Y ya que hablamos de entretenimiento, quizá existe un punto en EL que la NFL si esta fallando pero se niega a reconocerlo, nos referimos al Pro Bowl, ese juego de estrellas que cada año se vuelve más obsoleto y aburrido, tanto para la afición como para los mismos jugadores, pues el desinterés en unos y otros es latente, es elocuente, con aficionados que ya ni siquiera se molestan en mirar el encuentro y jugadores que pareciera se presentan más de fuerza y obligación que con ganas de estar en el campo.

Hace 20 o 30 años atrás, cuando el Pro Bowl se jugaba una semana después del Super Bowl, muchos de los jugadores de ambos equipos de cada Conferencia se habían enfrentado en el Gran Juego y se volvían a ver las caras en esa exhibición que, hay que reconocerlo, se convertía en un juego de honor entre elementos ganadores y perdedores del Super Bowl recién llevado a cabo. Pero todo cambia, y lo más seguro es que dicho juego de estrellas desaparezca, parece ya no tener sentido alguno.