Opinión

Nuevas generaciones sin cigarros

En la lucha contra el tabaquismo, el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó un decreto por el que se prohíbe la circulación y comercialización de los sistemas electrónicos de administración de nicotina, cigarrillos electrónicos y vaporizadores, esto en el marco del Día Mundial sin Tabaco.

Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, muestran que ya hay una proporción muy importante, hasta 45 por ciento de jóvenes que conocen de los vapeadores y crecientemente por el momento, 6.5 por ciento ya al menos lo han probado alguna vez desde los siete años de edad.

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Todo mundo ha visto la propaganda en diferentes medios publicitarios como si se tratara de un producto saludable, por el contrario, hay evidencia de que los vapeadores tienen un producto directamente tóxico, que es acetato de vitamina E. Esta es una sustancia grasosa que al vaporizarse penetra hasta el último rincón de los pulmones, conocidos como alvéolos, causa inflamación, causa microtrombosis y puede hacer perder la vida a las personas.

En el gobierno de Nueva Zelanda, que lidera Jacinda Ardern, ha presentado una propuesta que, de ser aprobada, a partir de 2022 prohibirá la venta de cigarrillos o productos similares con nicotina, a todas las personas nacidas después de 2008.

La iniciativa busca terminar, para siempre, con el consumo de tabaco, que causa 1 de cada 4 muertes en aquella nación, y su primer objetivo es evitar que niños y adolescentes fumen, por tanto, con la llegada de 2022, será un delito vender o suministrar productos relacionados con el tabaco a los menores de 14 años. Además, progresivamente, el gobierno neozelandés quiere que en 2025 solo haya 5% de fumadores en su población.

El hecho de que los nacidos a partir de 2008 nunca podrán comprar tabaco, marcará un hito que puede trascender más allá de Nueva Zelanda y definirá el rumbo para otras naciones, como lo hizo en 1990 al ser de los primeros países en prohibir el tabaco en la publicidad deportiva o en 2004, cuando decretó ilegal el fumar dentro de bares y restaurantes.

El consumo de tabaco representa una epidemia mundial con graves consecuencias sanitarias, sociales y económicas. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) es el único producto de consumo legal que mata hasta la mitad de sus usuarios y representa la primera causa prevenible de muerte.

En México, datos de la Encuesta Nacional de Salud (ENSANUT 2018) revelan que hay cerca de 15 millones de adultos fumadores, de los cuales la mitad (7.5 millones) morirá en la próxima década a causa del consumo de tabaco; actualmente se gastan casi 9 millones de dólares anualmente para atender enfermedades asociadas a esta adicción.

Lo más preocupante es que esta epidemia se desplaza y focaliza entre los más vulnerables: los niños, adolescentes y jóvenes.

Al respecto, organismos contra las adicciones estiman que, tras consumir el primer cigarro, el 60% de los adolescentes se convierten en fumadores y es un hecho asociado a factores como: el deseo de ser independientes, convivir con los amigos fumadores, rebelarse ante los padres, querer experimentar y, enfrentar más riesgos tratando de descubrir sus fortalezas.

Hoy, a pesar de las regulaciones gubernamentales que prohíben la venta de cigarros a menores, la edad promedio en que los estudiantes prueban el tabaco es a los 12.6 años; la mitad de ellos han probado por lo menos un cigarro alguna vez en su vida.

La ENSANUT 2018 también alerta que 1.3 millones de menores de edad ya son fumadores de cigarros combustibles y 335 mil usan un dispositivo electrónico que libera nicotina; situación que, se cree, está vinculada a la estrategia de mercadotecnia de la industria y la introducción de las cápsulas de sabor y los nuevos productos de tabaco (cigarros electrónicos, vapeadores, tabaco calentado).

Hablamos de un problema de salud pública muy complejo, que requiere una respuesta integral, multisectorial, globalizada, con base en evidencia científica. En el cual, México debe dar un salto cuántico y superar el rezago en el control de tabaco.

Hace falta reforzar acciones educativas y que la Secretaría de Educación Pública (SEP) impulse programas escolares encaminados a erradicar las adicciones desde edades tempranas, a fin de que no se conviertan en cargas de salud pública que luego desquicien el sistema de Salud Pública, haciendo insuficientes los esfuerzos de la Secretaría de Salud y las instituciones como IMSS e ISSSTE, de por sí, rebasados para atender las demandas de atención médica para sus derechohabientes.

Urge reformar integralmente la Ley General para el Control de Tabaco (LGCT), que hasta ahora tiene avances en la consolidación de espacios, públicos y privados, 100% libres de humo de tabaco y la prohibición total de la publicidad, promoción y patrocinio del tabaco; no obstante, hace falta avanzar más y legislar sobre los nuevos productos de tabaco, de manera que se erradique el consumo por parte de niños, adolescentes y jóvenes.

La prevención también es resultado de la educación y de la implementación de hábitos que son más efectivos si se inician desde edades tempranas, en ello México tiene la oportunidad de redireccionar su estrategia para prevenir y controlar el consumo de tabaco, como acción esencial para el sano desarrollo de las nuevas generaciones.