Este domingo, la Iglesia celebra Pentecostés, que, en pocas palabras, es el inicio de la predicación pública de los apóstoles, por el influjo del Espíritu Santo, evento que tuvo lugar en Jerusalén y que describe el Libro de los Hechos, que lo describe así: “De repente, un gran ruido que venía del cielo, como de un viento fuerte, resonó en toda la casa donde estaban , y se les aparecieron lenguas de fuego, repartidas sobre cada uno de ellos, y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas... la gente se reunió al oir aquel ruido, y no sabían que pensar, porque cada uno oía a los creyentes hablar en su propia lengua.”

Pentecostés es el inicio de la iglesia misionera pues a partir de esa fecha, los apóstoles se dividieron para predicar en los tres continentes conocidos: Asia, Europa y África, y comenzaron a formarse comunidades cristianas por todas partes, sin necesidad de enseñar en estadios o a grandes multitudes, sin embargo, San Pablo pudo hablar en el Areópago de Atenas ante destacados filósofos, donde se veneraba a un dios desconocido. A veces, sus palabras fueron buena semilla; en algunas partes los ignoraron y se sacudieron el polvo de los zapatos, y en otras más, los apedrearon y martirizaron pues, en el Imperio Romano no se oponía a que el cristianismo fuera una religión más, pero, no toleró que se proclamara como el camino único y verdadero para salvar las almas. El punto más álgido fue la resurrección de los muertos tras el juicio final.

Han pasado los siglos. Con los medios de comunicación por delante y el uso de las redes sociales, la Iglesia celebra Pentecostés. Notable diferencia hay entre el discurso de aquellos días, y lo que ocurre hoy cuando a través de los medios de comunicación, millones de personas en todo el mundo pueden acceder a cualquier mensaje de manera simultánea aun en tiempo real.

Estos recursos tecnológicos demostraron su eficacia de manera impensable durante la pandemia de Covid-19, que permitió a los fieles seguir las misas y los eventos religiosos por medios electrónicos, teniendo como protagonistas a miles de nuevos San Pablos que difundieron los eventos de la Iglesia durante el confinamiento al que están sujetos millones de fieles.

El Pentecostés cibernético nos hizo reflexionar la importancia de los medios en la cultura, la ciencia y la fe. Desde la imprenta de Gutemberg que permitió imprimir unas cuantas biblias, al aprovechamiento de la fotografía, el teléfono, el cine, la televisión, hasta la instalación de la Radio Vaticana en los jardines vaticanos durante el pontificado de Pío XII, y que puso en marcha el propio Marconi, sin sospechar que transmitiría en varios idiomas a todo el mundo.

Para 1929, cuando surgió el Estado Vaticano mediante los Tratados de Letrán, ya gozaba de un servicio postal, telégrafo y otros servicios. Hoy cuenta con equipos de TV, salas de prensa, y lo necesario para aprovechar las redes sociales. Un moderno Pentecostés.