Opinión

Populismo socialista

Los autores de la nueva reforma educativa, por lo visto, siguen los pasos de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe (1987) teóricos del populismo que niegan la existencia de la sociedad como una entidad real y consideran que es la diversidad, no la unidad, su verdadero rasgo fundante.

Las ideas de Laclau-Mouffe nutrieron ideológicamente al partido Podemos de España e irradiaron después, se dice, a Venezuela. Sus ideas, al parecer, ahora inspiran ahora a AMLO para darle sustento conceptual a la nueva reforma educativa de la SEP.

Foto: Especial

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La idea matriz de la teoría de Laclau es que la sociedad no es una unidad o una esencia y se integra con una diversidad de identidades colectivas manifiestas en los “nuevos movimientos sociales”. El marxismo clásico no pudo explicar ni dar sentido a esos movimientos emergentes (feminismo, ecologismo, movimientos contra la injusticia como “las madres buscadoras” y el reclamo por la presentación de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, los movimientos en defensa de los derechos humanos, movimientos de grupos que piden reconocimiento, etc.) y fue incapaz de ofrecer una perspectiva socialista en los nuevos tiempos.

Estos teóricos eliminan de su planteamiento conceptos del marxismo clásico como lucha de clases, explotación económica, revolución, comunismo, etc. y proponen, --siguiendo a Gramsci—construir el socialismo actuando en el plano de la subjetividad o, la conciencia de las masas, sin desbordar el marco de la democracia liberal. El socialismo surgiría de articular luchas contra las diversas formas de subordinación que produce el capitalismo.

Es, sin embargo, una teoría maximalista con formulaciones que parecen contradecir su declarada vocación democrática. Un rasgo central de esta teoría es su irracionalismo. Se opone a la razón y rechaza la posibilidad de construir un consenso sobre bases racionales, de hecho, dicen, cualquier “consenso político nacional” es sólo disfraz del predominio soterrado de una fuerza política particular. La razón, dice Laclau, es un bien escaso e improbable. El hombre no es un ser racional; el pueblo no se moviliza por razones, se moviliza por mitos.

El populismo, para Laclau, es el modo de construir lo político y requiere una división dicotómica de la sociedad: élites vs pueblo. El líder es fundamental, él hace posible “el crea el vínculo con las masas que Freud consideraba inherente a la formación de un pueblo” y el discurso del líder populista va dirigido al afecto, al sentimiento, a la teatralidad y la espectacularidad.

Laclau y Mouffe defienden un populismo de izquierda concebido como una “guerra de posición” y como construcción de una voluntad colectiva popular a partir de una cadena de equivalencias (alianzas) y de la movilización de las pasiones populares.

La política no está restringida al ámbito institucional, no es esfera autónoma; toda relación social es política, es absurdo separar lo público de lo privado. El corazón de la política es el discurso: el discurso no solo moviliza pasiones, sino que crea la realidad y es falso lo contrario: que la realidad crea al discurso.

El antagonismo es intrínseco, ineludible, en la política democrática. Es falso pensar que se va a superar mediante el derecho, la moral o la deliberación racional; los recursos tradicionales de la democracia son insuficientes o ineficientes para hacer frente al antagonismo. Por eso las democracias viven en permanente tensión.

La política es similar a la guerra en cuanto choque entre fuerzas antagónicas. Para explicar esto, Chantal Mouffe (2016) no duda en acudir al Karl Schmitt, ideólogo del nazismo, que también explicaba la política como antagonismo irreductible acudiendo a la metáfora de la díada amigo-enemigo.

La política es la esfera superior, ella impera sobre la moral. No hay una Moral, de la misma manera que no hay una Historia, hay, en cambio, muchas morales y muchas historias, sean individuales o de grupo. Tampoco hay instituciones neutras (caso de la escuela), pues detrás de la supuesta neutralidad se oculta el dominio de una fuerza o un bloque de fuerzas.