Opinión

Premio Nacional de Ciencias y Artes

La semana pasada se cumplieron 12 años de que recibí el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de ciencias física-matemáticas y naturales, de manos del presidente de la República, el 24 de noviembre de 2010 en Palacio Nacional. Fue una semana muy emocionante, desde que el finado Alonso Lujambio, entonces secretario de Educación Pública, me llamó para darme la noticia, hasta la entrega, en la que fueron galardonados al mismo tiempo, en otras áreas, personajes como los escritores Gonzalo Celorio, Enrique Krauze y la Doctora Soledad Loaeza.

El Premio Nacional de Ciencias se otorgó por primera vez en 1945. Lo recibió en esa ocasión solamente Alfonso Reyes en el área de lingüística y literatura. En los siguientes años se fueron agregando categorías, hasta que a partir de 1976 se entregó cada año en cinco: 1, Bellas Artes, 2, Lingüística y literatura, 3, Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, 4, Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales y 5, Tecnología, Innovación y Diseño. A partir de 1984 se agregó la categoría 6, Artes y Tradiciones Populares. Todo el proceso era manejado por la SEP, hasta el sexenio pasado en que, con la creación de la Secretaría de Cultura, cuatro de las categorías pasaron a esta nueva Secretaría y solo dos permanecieron en la SEP. Personas renombradas en la historia del país han recibido esta distinción como el caso de Octavio Paz, Luis Buñuel, Jaime Sabines, Donato Alarcón Segovia, Carlos Monsivais y Ruy Pérez Tamayo, por mencionar algunos.

El trabajo realizado por la comunidad académica de cada país contribuye en forma importante a generar y mantener la identidad nacional. La soberanía de una nación no depende solo de sus fuerzas armadas. Resulta en buena medida de la memoria histórica, la conservación del idioma y lenguas, la poesía y literatura, la ciencia generada para entender y resolver sus problemas, el estudio de la diversidad biológica, las bellas artes en todas sus expresiones, que presentan de diversas formas la problemática propia de cada país, así como, la promoción y conservación de las artes populares. Esto en su conjunto es lo que nos da nuestras propias ideas. De lo contrario, solo viviríamos de las ideas de otros. ¿Qué sería de nuestra identidad nacional sin el Huapango de Moncayo o la Piedra del Sol de Octavio Paz?

Por esa razón los gobiernos reconocen a los personajes más sobresalientes, como una forma de agradecimiento y reconocimiento, no solo a los galardonados en particular, sino a toda la comunidad académica, ya que ellos representan la punta del Iceberg. Esto nos hace más visibles e invita a los jóvenes a incursionar en la academia y las bellas artes.

Gonzalo Celorio

Gonzalo Celorio

Ana Karen Reyes Valdez

Desde 1976 todos los gobiernos han honrado el reconocimiento a sus académicos e intelectuales, excepto dos. En el sexenio del presidente Fox, los ganadores de los premios nacionales de los años 2001, 2002 y 2003 se anunciaron, pero el señor presidente “no tuvo tiempo de entregarlos”, sino hasta el 2004. En el presente sexenio, los ganadores de los premios de cultura se han anunciado, pero todavía no sabemos quiénes son los ganadores del premio de ciencias en 2020, 21 y 22. No se ha hecho la entrega correspondiente.

En este sexenio, se redujo al 10 % el monto del premio original, con lo cual el gobierno se ahorraría alrededor de seis millones de pesos por año, monto insignificante cuando se compara con el costo de haber cancelado la construcción de un aeropuerto o la marcha de ayer que dicen, tuvo un costo de más de mil millones de pesos. La semana pasada, además, se retiró el apoyo del gobierno a la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográfica.

Dr. Gerardo Gamba

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e

Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM