Opinión

¿Presenciamos el final de Tom Brady?

Desesperación, impotencia, frustración, olvido, así podríamos describir lo que quizá fue el último juego de Tom Brady en la NFL. La noche del lunes, en un encuentro de playoff en donde, hay que decirlo, fue una instancia que llegaron los Bucaneros gracias a Brady, a nadie más, porque su staff de coacheo, empezando por su coach general, Todd Bowles, nunca pudo ofrecerle a Brady ya no digamos un equipo decente, porque si lo tenía, sino un plan real para seguir ganando en la Liga.

Ante unos Vaqueros, que tampoco mostraron nada del otro mundo, Brady se vio superado e inefectivo como muy pocas veces se le vio en su carrera. Quizá nadie lo crea, pero Brady firmó su retiro desde que decidió permanecer en Tampa Bay sin Bruce Arians, un entrenador netamente ofensivo con quien hizo dupla para obtener el título en 2020. Sin Arians, retirado y sólo como consultor del equipo, Brady se quedó solo. Por eso, aunque digan lo contrario, esta versión de los Bucaneros llegó tan lejos sólo gracias a Brady y a nadie más, pero es real que nunca un equipo podrá soportarse de esa manera sobre los hombros de alguien por efectivo que sea.

El pasado lunes fue quizás el último partido de Tom Brady

El pasado lunes fue quizás el último partido de Tom Brady

Especial

Realmente fue lastimoso ver su final en caso de serlo. Lanzando de manera desesperada, a veces cayendose, ya sin dirección concreta, sólo apenas movido por el instinto de supervivencia.

Y si, me hizo recordar a otros grandes que no supieron elegir el momento ideal para retirarse, pensé en Dan Marino cayendo por 63-7 ante Jacksonville en playoffs, en Dan Fouts que apenas y podía moverse, en Ken Stabler, ya lento e inefectivo con Nueva Orleans; así lució Brady.

Saber si regresará es una incógnita. Con Tampa Bay seguro no, y de hacerlo con otro escuadrón supongo debería ser una oferta muy tentadora, y no me refiero al dinero, que todos los dueños de la NFL tienen a raudales, sino a una franquicia que le ofrezca un real y aterrizado plan para ganarlo todo en una temporada con un staff de coacheo excepcional y una plantilla casi de Pro Bowl, de otra manera no creo que Brady se arriesgue a volver al emparrillado.

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Sin embargo, me preguntó, ¿habrá algún equipo que de verdad esté dispuesto a invertir tanto en un mariscal de 46 años, aún y con que todavía puede jugar a un gran nivel?

Sin más, es una pregunta que sólo será respondida conforme avance la temporada baja.

Un zarpazo de confianza

El improbable regreso de los Jaguares de Jacksonville para remontar y derrotar a los Cargadores de Los Angeles no sólo fue una labor de equipo excepcional, fue más que eso; fue una enorme dosis de confianza de un staff de coacheo que estaba más que convencido de que podía lograrlo.

Cuando terminó la primera mitad y la reportera de la cadena de TV estadunidense detuvo a Doug Pederson para obtener una declaración sobre la catástrofe de los dos primeros cuartos, que los tenía casi en la lona con un pesado 27-7 a causa de tres entregas de balón producto de tres intercepciones de su quarterback Trevor Lawrence, un desencajado Pederson sólo acertó a señalar que no tenía más objetivo que buscar la manera de salir del hoyo en que su equipo había caído.

Con la mirada perdida, el coach se alejó y vaya que las cosas fueron diferentes en la segunda parte.

Sin embargo, lo que llama la atención de lo anterior es que casi cualquier entrenador en su santo juicio habría mandado a la banca a su mariscal de campo después de ser interceptado tres ocasiones en apenas dos cuartos; no obstante, la manera en que vimos reaccionar a Pederson ante las fallas de Lawrence es de destacar.

Lejos de restarle presión al ser un jugador de segundo año, le inyectó la confianza necesaria para continuar y demostrarle que lo apoyaba en lo que sucediera.

Pederson bien pudo sentarlo y mandar al suplente al campo, pero le brindó la confianza y el apoyo para salir y hacer lo que mejor sabe: lanzar el balón.

Pocas veces se ve a un coach confiar de esa manera en su mariscal tras tal cantidad de errores, y más aun siendo prácticamente novato.

Pederson sabe del negocio, no en vano fue mariscal de campo en la NFL; y aunque nunca se desempeñó como titular, mucho aprendió desde la banca. Es un hombre que sabe sacar lo mejor de su mariscal y eso quedó claro.

Una anécdota que nos habla del apoyo y manera en que infunde esa confianza a sus jugadores y sobre todo a su pasador, fue lo que sucedió en el Super Bowl de Filadelfia vs Nueva Inglaterra donde su mariscal era Nick Foles, el suplente. Todos recordamos aquel juego por la célebre jugada de doble reversible que terminó con un pase de anotación para Foles.

De acuerdo con la historia de esa decisión, fue Foles, y no Pederson, quien sugirió ejecutar la famosa “Philly Special”. Pederson accedió a pesar de la complejidad de su desarrollo, sin embargo, lo aprobó al ver la seguridad de su pasador para llevarla a cabo.

Esa es la clase de confianza que Pederson es capaz de dar a su mariscal de campo, y esa misma actitud fue la que empleó con un Lawrence que simplemente no podía creer que eso le estuviera sucediendo en su debut en playoff.

Es curioso que por segunda semana consecutiva Pederson sea el protagonista de esta columna, pero su proceder lo ha llevado ser el eje de esta reflexión, mismo que nos lleva a concluir la importancia vital para un quarterback joven de contar con un mentor de verdad, no sólo un coach que por jerarquía da instrucciones, sino que sabe de lo que habla.

Y si aún existe alguna duda, ahí también tenemos el caso del muy joven Brock Purdy en San Francisco, que a pesar de iniciar el encuentro con cierto nerviosismo que se reflejó en la mala ejecución de pases cortos, mucho tuvo que ver la manera en que lo aconsejaba el coach de mariscales de campo, Brian Griese cada vez que Purdy se sentaba en la banca.

Sin más, esa es la confianza real que sólo un mentor de verdad puede ofrecer, que lejos de palabras y conceptos, lo demuestra con los hechos que se reflejan en el juego de sus pupilos, tal y como lo atestiguamos con estos dos muy jóvenes pasadores.