Opinión
Ramírez, Silvana y algunos ritmos de la política
David Gutiérrez Fuentes

Ramírez, Silvana y algunos ritmos de la política

Todo empezó cuando me imaginé a dos jóvenes. En realidad eran una estudianta y un estudiante universitarios en dos columpios platicando de los ritmos de tiempo en la política

Estudianta: En eso tienes razón. Yo me muevo cuando menos en dos ritmos.

Estudiante: Pienso que las mujeres se mueven en múltiples ritmos.

Estudianta: Claro, pero tenemos que regresar a la clase en quince minutos, Ramírez. Si te explico los matices no llegaremos al punto central, mejor seamos arbitrarios y digamos que nos movemos, o por lo menos algunas de nosotras, en ritmos de tiempo lento, rápido y megarrápido. El secreto está en tratar de sincronizar esos tres niveles de percepción del tiempo, de lo contrario el sistema nervioso se colapsa y te pone heavy como el señor Ferriz y todos los Bros de Alito ¿Qué ritmos combinarán esos cuates?

Estudiante: Megarrápido-tonto-confrontacionista.

Estudianta: Ramírez, ¿qué cosa es eso?

Una señora mordía una paleta de hielo desde su banca, mientras el estudiante se esforzaba en explicar.

Ramírez: Pues que tu ritmo megarrápido tiene matices de acción en función de sus perceptores y ejecutores.

Estudianta: Pinche Ramírez te fuiste al Salón Princesa a mezcalear de nuevo.

Ramírez: No, pero imagina dos vochos que van hechos la raya en una autopista, en uno el piloto y el copiloto van mega ebrios y en otro no. ¿Cómo le llamarías al vehículo de los borrachos?

Estudianta: El Claudiomovil.

Ramírez: ¡Exacto, Silvana! Zizaguean, regurgitan sandeces, toman decisiones precipitadas y lo peor es que en lugar de ir contentos cantando a Chico Ché van enfurecidos, peleados entre sí aunque ambos son hijos de la oligarquía.

Silvana: Pero los hijos de la oligarquía tienen una porra meritocrática en la que hay pobres y clase media.

Ramírez: Y también están bien amarguetas repitiendo como loros las sandeces que se encuentran, por cierto los montajes de tu tío Don Pepe Crespo de pena ajena, o cómo tu exnovia que se la pasaba retuiteando a Chumel o mis primos panistas que primero van con Llilly Tellez antes que votar por Morena.

Silvana: Sereno, Moreno, son minoría ruidosa. Hay otra silente, porque se siente avergonzada o presionada por su entorno hipócrita, que les cobra las facturas a sus opinócratas en las urnas. Son Fifís pero no tarados. Conozco muchos. Quienes se encuentran en esa zona gris nunca los verás en una marcha, ni tomando postura como exige tu mesías, pero están en proceso de un cambio de mentalidad, aunque sea en silencio. Pero dime, qué otras variables tiene el ritmo Megarrápido sin contar el que lleva AMLO porque ya lo conozco y el que haga rabiar a mi familia lo hace merecedor a tener un diez, me cae. Voy por unas papas mientras piensas porque eres medio lento, Ramírez.

Ramírez vio a su amiga caminar hacia el señor de las papás. Ella era una chaira callada que odiaba a sus padres porque vivían en un departamento dos tres pero les encantaba blofear y eso la ponía fúrica. A Ramírez le divertía mucho oírla quejarse de ellos y de sus carnales que a decir verdad eran medio grotescos. Parte del secreto de Silvana era zafarse de su núcleo derechairo y disfrutar esos escapes en el ritmo lento. De un lado del carrito de las frituras, un par de hábiles manos prepararon una bolsa grande de papas. Silvana hizo tres operaciones con el gel y regresó a la banca. Antes de sentarse le mostró a Ramírez la bolsota y le dijo: “Toma tu champotón.” Ambos rieron y compartieron las papas.

Silvana: Ahora sí, Ramírez, soy todo oídos.

Ramírez: Va de volada porque nos falta otro ritmo más importante.

Silvana: Arre pues.

Ramírez: El ritmo de la OTAN, principalmente y de nuestros vecinos del norte, y el de los amigos del rifle, particularmente. Esos están piradísimos, síster. Y doy por sentado que comprendes que rusos y chinos también van megarrápido. En suma, el ritmo de la Otán y del Tío Sam es megarrápido delirante, no necesita una segunda variable como el de quienes tripulan el Claudiomovil, pero, obvio, van juntos en la ruta belicista multimodal que es altamente depredadora, ruin en más de un aspecto y con cargo al erario y la salud de la gente.

Silvana: Ya sé que me vas hablar del ritmo lento. Pero ¿estarás de acuerdo conmigo en que mientras esté uno más alejado del ritmo megarrápido menos crazy te pones, oh no?

Ramírez: De acuerdísimo.

Silvana: Te propongo un tema para entrarle lento al ritmo.

Ramírez: ¿Cuál?

Silvana: Decrecimiento.

Ramírez: Sopas, Síster. Ese tema amerita dos columpiadas y esas sí con previos mezcales rápidos del Salón Princesa.

Silvana: Esfuérzate Ramírez yo te ayudo y te prometo unos mezcales lentos para abundar en el tema. Ese día comemos ahí y dejamos descansar a los columpios.

Ramírez: Muchos de los verdaderos pueblos originarios, porque hay pueblos originarios fake, tienen más relación con la percepción lenta del tiempo y de esa cosmovisión, aparte de que tenemos mucho que aprender, hay una relación económica más local y con redes que andan en esos canales en todo el mundo. Eso lleva un ritmo lento y aunque ciertamente hay muchas discrepancias con el ritmo megarrápido de El Peje, es menos invasivo que el ritmo delirante de la oposición mexica. ¿O no compañera?

Silvana: Sí, qué osos. No pasó ni una semana de la puerca votación de tu partido cuando ya estaban los panistas destapando cupularmente, y pasándose por el arco del triunfo a su miltancia, a un jugador rudo que se fue a consultar con Peña Nieto a las Españas, qué miedo.

Ramírez: Uno de los primeros en repelar fue Calderón, la esencia frenética del ritmo megarrápido y tus brothers Alito y Zambrano otra vez se los chamaquearon.

Sonó la alarma de Ramírez, se vieron y ella dijo: Tenemos dos minutos para llegar al salón o sintonizarnos por zoom. Yo prefiero correr ¿Y tú? Corrieron y mientras lo hacían platicaron.

Ramírez: Pinche Silvana, nos debemos la plática del decrecimiento y la lentitud, antes de que el autócrata incendie al país con sus ocurrencias.

Silvana: Simón, pero disfruta el ritmo lento, Ramírez, disfruta las nubes ¡Deja de clavarte! Vamos corriendo y sin embargo estos momentos tienen un ritmo lento, siéntelo en el pecho.

Reloj de arena

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