Opinión

El retorno a clases presenciales y el consummatum est de la pandemia

En medio de lo que se ha llamado la cuarta ola de contagios por coronavirus, extraordinarios resultan ser los avances en el retorno a clases presenciales, y magnánimo el reanudar la insustituible sociabilidad de las personas (como seres gregarios por naturaleza que somos); el intercambio de información y vivencias, y, con ello, el desarrollo de conductas afectivas, lingüísticas y cognitivas fundamentales para el progreso del saber humano en general.

Cuartoscuro

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A prácticamente dos años de pandemia, en estas últimas semanas, de acuerdo a las declaraciones de la maestra Delfina Gómez Álvarez, titular de la Secretaría de Educación Pública Federal, la asistencia presencial de alumnos se incrementó en un 9.6%, contando con el apoyo de un millón 417 mil 660 docentes.

Pero también, como lo hemos señalado en entregas anteriores, con la educación presencial la escuela vuelve a ser el centro de la movilidad, de la convivencia y del dinamismo económico en miles de comunidades de todo el territorio nacional, lo que representa un halo de esperanza no sólo para que millones de personas en México, sino también del mundo entero, retornen a una nueva normalidad, superando el confinamiento y subsanando la mermada salud física y emocional que ha acompañado al terrible flagelo de la pandemia.

En este sentido, el Primer Ministro del Reino Unido, Boris Johnson, recientemente anunció la terminación de las restricciones por el COVID-19 en su país, manteniéndolas algunas únicamente para los viajeros, quienes para su ingreso deberán presentar una prueba negativa de Covid-19, o en su caso la cuarentena necesaria.

Por su parte, la Primera Ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, afirmó que desde el 1° de febrero se levantan todas las restricciones por Covid-19 dentro de su territorio, resaltando el importante papel de las vacunas en este proceso, con lo cual esta nación podría ser considerada el primer país que da por finalizada la pandemia.

En otros países diversas manifestaciones, protestas y marchas buscan acabar con las condiciones restrictivas en que se han mantenido o han regresado a ellas; como ejemplo, tenemos el caso de España en donde diversas comunidades autónomas han empezado a retirar el uso del pasaporte Covid. En Suecia, haciendo lo propio, se ha logrado eliminar el resultado negativo en la prueba Covid como requisito para ingresar al país. Y en el continente americano, Bolivia cedió ante la presión de manifestantes que se oponían al uso del pase autorizado para acceder a lugares públicos.

Ante este panorama, hoy en día, nada podría ser más positivo, que las palabras de Mette Frederiksen respondieran a una realidad objetiva internacional, en el sentido de que “estamos listos para salir de la sombra del coronavirus, decimos adiós a las restricciones y le damos la bienvenida a la vida que teníamos antes; la pandemia sigue, pero hemos pasado la etapa crítica".

Sin embargo, el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha pedido a los gobiernos que continúen actuando para contener el virus, y, en este sentido, ha declarado que el fin de la pandemia resulta "prematuro para cualquier país”. Más aún, si bien no ha pedido a las naciones la reinstauración de los confinamientos, sí les solicita “proteger a su población usando todos los medios disponibles y no solamente las vacunas”, las cuales, agregó, quizá tengan que evolucionar ante el surgimiento de las variantes del SARS-CoV-2.

El llamado hacia los gobiernos del orbe y de las medidas que hayan de aplicarse para continuar luchando contra la pandemia, tendrá necesariamente que descender y aterrizar hasta la población más apartada de su territorio, llegar a la conciencia de cualquier persona mediante campañas y llamamientos, pero sobre todo a través las prácticas educativas en sus diversos niveles y modalidades, con mayor razón en esta etapa del retorno a clases presenciales que, con la interacción humana que se está reestableciendo, el camino hacia el autocuidado de la salud y la resiliencia será más fácil, fomentando y reforzando los más altos principios y valores de corresponsabilidad, solidaridad y calidad humana.