Opinión

Riesgos y rendimientos

· Inflación fumigó el incremento de ingresos
​· Fatal crecer con base a programas sociales
​· Urgen estrategias para impulsar productividad

Con base a la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) 2022, que publica el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, que lleva Graciela Márquez, aumentaron en 18% los ingresos de la población más vulnerable en los últimos 3 años. Esto llevó a que el Presidente Andrés Manuel López Obrador asegurará que la lucha contra la pobreza, vía subsidios generalizados, se superará y con ello cumplir la máxima electoral de “Primero los Pobres”; sin embargo, no se contó la historia completa.

Resulta que efectivamente, gracias a los subsidios indiscriminados vía programas sociales, se elevaron los ingresos de la población, pero estos fueron neutralizados con una inflación, que sumada en los tres últimos años de 3.15%, 7.36% y 7.99%, con datos del mismo INEGI, suman 18.3%; o sea, el incremento de los precios impidió que mejoraran las condiciones de vida de los deciles de la población más vulnerables.

Pero la historia no termina ahí. Al ser impulsados los incrementos de ingresos vía programas sociales resulta que el costo directo va al presupuesto federal. Se calcula que al cierre de 2023 se destinen más de 450 mil millones de pesos para subsidiar los programas y estos costos debilitan de manera estructural a las finanzas públicas. De acuerdo a datos de la misma Secretaría de Hacienda y Crédito Público la deuda pública en estos últimos tres años, paso de 10 billones a 14 billones de pesos. Es decir, un incremento nominal de casi el 40%.

Si continuamos como país girando el aumento de los ingresos por la vía de los subsidios a cuenta del erario público no existen finanzas que lo soporten en el mediano plazo. Tarde que temprano pasan los costos. Ajustes a salarios y estrategias de austeridad tienen sus límites y terminan por ser rebasados generando déficits públicos importantes.

Sería de festejar si el crecimiento de los ingresos hubiera sido por la vía de la productividad, generación de empleos, mayor capacitación, competitividad, apertura económica, competencia. Esto genera crecimiento económico real e ingresos vía impuestos para que el gobierno pudiera atender las necesidades de los más desprotegidos y generar oportunidades sin endeudarse.

La caída del PIB –producto interno bruto- en 2020 fue del -8.2%, en 2021 rebote de 4.8% y el año pasado 3%. Para este año se espera un repunte cercano al 4%. Es decir, en los últimos cuatro años apenas tendremos los niveles de antes de la pandemia y si tenemos buena suerte habrá crecimiento para el 2024.

México ha sido bendecido, ya no por ricos yacimientos petroleros, como en los años 80s. sino por el comercio mundial y el fenómeno llamado Nearshering, pero la política gubernamental, basada en asistencialismo, impide aprovecharlo. La prueba está en que de acuerdo a IMD de Suiza, que marca el ranking de competitividad pasamos del puesto 54 al 64 en ese mismo tiempo.

México debe retomar la estrategia de generar economía y crecimiento. Es un bumerang crecer los ingresos poblacionales de manera artificial como sucede con los subsidios. Muchas volteretas y al final quedamos igual o peor, como si no hubiera pasado nada.