Opinión

Sapos eléctricos

El caso de los Carlos Miguel Aysa, padre e hijo, detonó una gran comilona de sapos entre personajes de la clase política mexicana que, así como dicen una cosa, dicen otra, según soplen los vientos.

Ahí está el caso de Layda Sansores, gobernadora de Campeche, que se deshizo en elogios a su paisano, Aysa hijo, de quien dijo sentirse orgullosa.

Layda Sansores en una fotografía de archivo

Layda Sansores en una fotografía de archivo

Cuartoscuro

Sansores olvidó que durante su campaña ofreció investigar las presuntas irregularidades de la familia Aysa para evitar que salieran impunes.

Eso fue antes de que el presidente López Obrador le ofreciera un puesto diplomático al ex gobernador y entonces todo cambió. Layda tuvo un repentino ataque de amnesia. Se le olvidó todo.

De las irregularidades nadie volvió a hablar. Los denuestos se convirtieron en piropos ahora Carlos Miguel Jr. Su mérito fue formarse en la ventanilla de Morena para la Reforma Eléctrica.

Cabildero, bestia negra

Con la intención de no darle mucho vuelo noticioso al posible rechazo a la Reforma Eléctrica, cuyo destino se decidirá el domingo, el presidente ya tiene listo su as bajo la manga para el lunes en la mañana.

Después de denostar a los traidores que no lo secundaron en su aventura, enviará al Congreso una iniciativa de reforma a la Ley Minera para que el litio sea propiedad de la nación.

La idea es no perder el control de la agenda y mostrar que todavía tiene mucho margen de acción para cambiar las cosas, aunque no tenga los votos para reformas constitucionales.

El litio no será entregado a empresas privadas pues es un mineral estratégico. Para concretar el cambio se requiere mayoría simple, que sí tienen Morena y sus aliados.

A partir del gesto nacionalista, que muchos juzgan innecesario porque sería suficiente con no entregar más concesiones, se seguirá con todo contra los cabilderos y sus aliados en el país. La figura del cabildero está que ni mandada a hacer para convertirse en la nueva bestia negra de la 4T

Contra las armerías

La lucha del Estado mexicano contra de las empresas fabricantes de armas de Estados Unidos que se han convertido, en los hechos, en abastecedores de las bandas del crimen organizado en México y en otros países del continente, no permite errores.

Se trata, lo saben todos, de empresas que poseen poder político y recursos financieros inagotables. Un adversario formidable que será muy complicado vencer.

Por eso extraña la información de que algunas de esas empresas participan libremente en licitaciones para venderle armas al Ejército mexicano.

¿Por un lado les exigimos compensación por su negligencia criminal y por el otro les entregamos contratos millonarios?

No tiene ninguna lógica. Cualquier operación de compra-venta de armas con alguna de esas empresas tiene que detenerse por lo menos hasta que concluya el juicio para no mostrar flancos vulnerables.

La frontera y la campaña

Era obvio que el activismo electoral del gobernador texano terminaría afectando la vida al sur de la frontera.

Su más reciente ocurrencia, la inspección adicional a los tráileres provenientes de México, tuvo un impacto negativo en la frontera y ya fue rechazada en Washington y la Ciudad de México.

Lo que quiere es hacer ruido. Lo está consiguiendo de la peor manera.

El Senado mexicano no esperó más y ya se puso en acción. La Junta de Coordinación Política, que preside Ricardo Monreal, envió hasta Austin una carta enérgica en la que externa su rechazo a las ocurrencias del mandatario texano.

Es claro que temas como el tráfico de drogas y migrantes requieren de una coordinación más efectiva entre México y EU, pero también es obvio que el objetivo real del gobernador es construir una candidatura dentro del Partido Republicano. Lo demás, para él, es lo de menos.