Opinión

Sencillez versus prepotencia

Un Canto de Esperanza

La sencillez es lo contrario a la prepotencia.

Si fomentamos la sencillez encontraremos el camino a la verdadera grandeza espiritual, expresión natural de la humildad. Lo contrario es la soberbia y los soberbios sufren mucho.

La sencillez implica desposeernos de la creencia de que todos nuestros logros son realizados debido a las características especiales que poseemos, en lugar de otorgarle el mérito a ALGUIEN que siempre nos lleva de la mano.

Foto: Especial

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Quien es una persona sencilla no presume de todo lo que sabe ni de todo lo que tiene, pero no se humilla por no saberlo o no tenerlo, simplemente ES con naturalidad y, por lo tanto, es una persona feliz. Quien es sencillo en su trato con los demás, conoce a ciencia cierta su verdadera valía, pues carga un equipaje de valores que siempre le acompaña. Quien es sencillo normalmente abriga la creencia en un ser superior que le protege constantemente y se esfuerza en reconocer y corregir sus propios errores para satisfacer las expectativas que El tiene sobre su vida, sabiendo que además eso le ayudará a ascender espiritualmente.

Quien es sencillo, se alegra de corazón por los triunfos de los demás y no se menosprecia a sí mismo por no haber sido él quien triunfó, pues piensa que en la vida a todos les llega su momento de logro y bienestar, ya que la vida es un vaivén de circunstancias y un día estás arriba y otro abajo.

Quien es sencillo tiene sensibilidad, comprensión y compasión con los demás, asimismo es empático con sus problemas.

En cambio quien es prepotente juzga a los demás desde su perspectiva de éxito, creyendo que sus logros son debidos a su superioridad y se convierte entonces en un ser odioso para los demás. El prepotente quiere controlar y dominar a los demás, sin darse cuenta que no puede dominarse ni a sí mismo. El prepotente trata de imponer sus ideas disgustándose y menospreciando a quien piensa diferente. El prepotente es irrespetuoso y agresivo pues no comprende el significado profundo de la libertad de pensamiento que es un derecho inalienable de todo ser humano. Toda forma de prepotencia es igual. Ya sea económica, cultural, filosófica, de ejercicio del poder o espiritual. La prepotencia siempre es una agresión de quien la ejerce hacia sus semejantes, es un menosprecio real a la existencia de los demás.

En ocasiones, podemos observar la prepotencia en las personas que de la noche a la mañana se convierten en nuevos ricos, en los hijos de personas famosas que creen merecerlo todo simplemente por ostentar un apellido famoso, y también al asomarnos a la historia de algunos reyes o nobles que heredaron los tronos y los títulos sin ningún esfuerzo.

Hay que reconocer que quien tiene dinero, honores o fama por su propio mérito, normalmente no es prepotente, porque no olvida el esfuerzo real que le ha costado obtenerlo y siente empatía por todos aquellos que están recorriendo el camino de la superación.