El trabajo pro-bono en investigación (Parte 3)
Los artículos que enviamos los investigadores para posible publicación a las revistas científicas deben ser revisados al menos por dos expertos en el área. Depende de la revista, a veces son más, hasta cinco en algunas ocasiones. Las revisiones por pares son importantes porque evalúan la veracidad, calidad y claridad de lo presentado en el artículo y solo si convence al editor, con ayuda de los revisores, el trabajo es aceptado. Sin embargo, las más de las veces, después de que los autores hayan hecho las aclaraciones, cambios, análisis e inclusive experimentos solicitados. Este es uno de los aspectos que distingue a la ciencia de muchas otras actividades humanas, en la cuales, el escrutinio, análisis y crítica de las propuestas por los pares no tienen cabida, no son bienvenidas y hasta hay quien las considera como una amenaza.
Este es otro de los trabajos que hacemos pro-bono porque entendemos que es la forma de mantener la calidad de la ciencia que se publica. Yo reviso los trabajos de otros, como alguien revisa los míos. Pero, el problema es que hay de revistas a revistas.
Hay revistas científicas que son de muy buen nivel, con mucha frecuencia son los órganos oficiales de sociedades médicas o científicas, que son no lucrativas y en las que publicar o ser revisor es un honor. New England Journal of Medicine o Science son dos ejemplos. Otras revistas igual de importantes y serias no pertenecen a sociedades, sino a casas editoriales y son un negocio. Sin embargo, por su seriedad y abolengo, son muy respetadas. Nature Publishing o Cell Press, por mencionar dos casas editoriales muy serias. Ser revisor para esas revistas es también un honor y lo hace uno con mucho gusto e interés.
Hay miles de revistas, sin embargo, que se producen exclusivamente con fines de negocio y que son de mediana o mala calidad. Con el advenimiento del internet surgieron muchas que se conocen colectivamente como de “acceso abierto” porque no se imprimen. Solo se publican en línea y, por lo tanto, se puede acceder a sus artículos sin suscripción, porque los autores pagan cantidades considerables para que el artículo sea publicado (del orden de 2 a 4 mil dólares por artículo). De estas, hay un grupo muy nutrido (más de mil) que se consideran como revistas “depredadoras”, cuyo único interés es el negocio y les tiene sin cuidado la calidad, pero como son de acceso abierto, logran cierto factor de impacto que atrae a investigadores.
Estas revistas de acceso abierto y sobre todo las depredadoras suelen tener comités editoriales compuestos por centenas de personas, pro-bono e invitan activamente a los investigadores a enviar trabajos, también pro-bono, cuando su objetivo es puramente lucrativo y la calidad es baja. Ni siquiera ofrecen una “clave” o algo así, para que si el revisor quisiera publicar en esa revista recibiera un descuento por cada artículo que ha revisado. Además, te invitan a ser el editor huésped. O sea, tú haces todo el trabajo y la empresa es la que recibe las ganancias. Hay que darnos cuenta de que, así como el trabajo pro-bono ayuda al éxito de las revistas buenas, también lo aprovechan las revistas malas. En mi caso, las múltiples invitaciones que recibo por semana de revistas depredadoras o de mala calidad, ni siquiera las contesto.
En conclusión, los investigadores hacemos mucho trabajo pro-bono en beneficio de la comunidad. Sería deseable que los sistemas evaluadores estuvieran conscientes de esto.
Dr. Gerardo Gamba
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e
Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM