Opinión

“Utopías” una realidad educativa en Iztapalapa

La educación es la clave estratégica para el desarrollo y el progreso de la sociedad. Sin la prestación de los servicios educativos es prácticamente imposible que los habitantes de una comunidad reciban la formación adecuada que contribuya al mejoramiento de la calidad de vida de las personas y de sus familias.

En México, la Ley General de Educación establece que todos los habitantes del país tienen las mismas oportunidades de acceso al sistema educativo nacional; que la educación es el medio fundamental para adquirir, transmitir y acrecentar la cultura, y que es un proceso permanente orientado a contribuir al desarrollo del individuo y a la transformación de la sociedad, donde se debe asegurar la participación activa del educando y estimular su iniciativa y su sentido de responsabilidad.

La educación en todos sus niveles y modalidades (a la que se suman las acciones de formación que le son complementarias) sin duda porta significativos beneficios: mejora las oportunidades de empleo; permiten resolver diversos problemas y facilita la toma de decisiones; contribuye al mejoramiento de la economía, y convierte las debilidades en fortalezas, propiciando la igualdad de oportunidades.

Así mismo, las personas al participar activamente en proyectos que ayuden a mejorar el entorno al que pertenecen retribuyen a su comunidad (o debieran retribuirle), generando o afianzado los sentimientos de pertenecía, estabilidad y seguridad que una sociedad requiere y valora constantemente. Así, los diversos servicios educativos contribuyen al cambio de mentalidad, que, apoyados en una infraestructura funcional adecuada, trabajan para prevenir y revertir una serie de fenómenos que afectan tanto a una comunidad, como a la sociedad en su conjunto.

CUARTOSCURO

CUARTOSCURO

Fotógrafo Especial

Ejemplo de ello es lo que se vive en la zona oriente de la Ciudad de México. Y siendo Iztapalapa, el área más poblada, (coinciden diversos analistas) es un gigantesco barrio periférico con tamaño de una ciudad y cuerpo de favela, que hasta hace poco era sinónimo y referencia de violencia y abandono (pues no ha sido fácil revertir la imagen de estar siempre entre los 10 municipios más violentos de México), sin embargo, según la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal, en los últimos dos años ha comenzado a salir de esta desvalorización, coincidiendo con la construcción de los 12 centros culturales, deportivos y recreativos conocidos como “Utopías”.

Estos centros tienen las dimensiones promedio de un centro comercial, contando entre otros espacios con auditorios, pistas de atletismo, casas para atención a la mujer, lagos artificiales, pistas de skate o de hielo, en donde miles de jóvenes acuden cada día a aprender teatro, fotografía, música, pintura, boxeo, atletismo y natación, siendo estas “Utopías” la línea delantera de una estrategia del gobierno en turno que le apuesta a los programas sociales para frenar la falta de oportunidades y reducir la delincuencia, con lo que sin duda Iztapalapa está cambiado el rostro de ser uno de las alcaldías más violentas de la ciudad y del país.

Así, la educación formal e informal, como un esfuerzo colectivo y de corresponsabilidad entre gobierno y ciudadanía, resulta imprescindible para la generación de líderes no sólo con educación, sino también con emociones y valores verdaderos, capaces de moldear una mejor sociedad con resultados tangible de mejora y progreso, como se ha señalado en el ejemplo anterior.

Y aunque, al respecto, podría pensarse que “una golondrina no hace verano”, podemos afirmar que el anuncio sencillo de su presencia es la vigorosa advertencia de su llegada.