
Las lluvias en días recientes son históricas y las más fuertes en años, han referidos autoridades capitalinas. Enfáticamente, la tromba del lunes 2 de junio en la Ciudad de México y el Estado de México fue una de las más intensas de los últimos años. En pocas horas cayeron más de 10 millones de metros cúbicos de agua —el equivalente a llenar una presa como la Madín—, provocando la suspensión del servicio en la Línea A del Metro, más de 50 puntos de inundación y afectaciones en más de 600 viviendas.
“Más allá de la emergencia inmediata, este tipo de eventos evidencian los límites de la infraestructura urbana frente a un clima cada vez más extremo”, señala el artículo “Lluvias históricas en CDMX: ciencia y protocolos UNAM frente a eventos extremos”, publicado en el portal UNAM Global, donde se puntualiza que la participa activamente en la comprensión y gestión de estos fenómenos, a través de protocolos de actuación, sistemas de monitoreo, modelos de predicción y estrategias de resiliencia urbana.
Entre ellos, el Observatorio Hidrológico UNAM, que permite dar alerta en tiempo real.
“La UNAM opera el Observatorio Hidrológico del Instituto de Ingeniería, una red pionera de monitoreo en tiempo real que permite medir la intensidad de las lluvias en puntos estratégicos del Valle de México, como Ciudad Universitaria, Coapa y Bosque Real”.
Cada estación, alimentada por energía solar, está equipada con sensores ópticos láser que miden la cantidad, velocidad y energía de las gotas, agrega.
“Los datos se transmiten a la nube, se procesan con algoritmos especializados y se convierten en mapas de precipitación en tiempo real, que son enviados al Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX) como parte de un sistema de alerta temprana para la toma de decisiones”.
PROTOCOLOS ANTE LLUVIAS EXTREMAS.
El portal universitario refiere que diversas entidades universitarias aplican protocolos desarrollados por la UNAM para enfrentar tormentas torrenciales e inundaciones. Entre sus componentes destacan:
Monitoreo constante de información meteorológica confiable.
Limpieza preventiva de azoteas, coladeras y drenajes.
Simulacros de evacuación y capacitación de brigadistas.
Señalización y mantenimiento de rutas de emergencia.
Coordinación con Protección Civil, Bomberos y servicios médicos.
Evaluación inmediata de daños y activación de planes de evacuación.
Estos procedimientos, diseñados para proteger a la comunidad universitaria, también pueden replicarse en otras instituciones públicas y privadas.
LLUVIAS MÁS INTENSAS.
Investigaciones del Centro de Ciencias de la Atmósfera y el Instituto de Geofísica de la UNAM, recuerda, han documentado el impacto de la expansión urbana sobre el clima local. El efecto “isla de calor” puede elevar la temperatura en zonas urbanas hasta 10°C más que en áreas rurales, lo que modifica los patrones de precipitación.
Las islas de calor urbano es un fenómeno común en el que las temperaturas de la superficie y el aire son más altas en las áreas citadinas que en las rurales circundantes, ha explicado la académica de la Universidad Veracruzana e integrante del grupo de investigación de Ernesto dos Santos Caetano Neto, del Instituto de Geografía de la UNAM, Karla Pereyra Castro.
“Pueden formarse bajo una variedad de condiciones, incluso durante el día o la noche en ciudades pequeñas o grandes, en áreas suburbanas, en cualquier estación”, indicó.
Han ido al alza, ejemplificó, debido a que en 1950 aproximadamente 30 por ciento de la población mundial vivía en ciudades y para 2020 se contabilizó casi 80 por ciento; y se espera que ese porcentaje se incremente
Además, la pérdida de áreas verdes y cuerpos de agua ha intensificado la frecuencia y magnitud de las lluvias en la región. Para 2050, se prevé que las grandes metrópolis del país se calienten dos grados más que el promedio global, lo que aumentará la probabilidad de lluvias torrenciales, olas de calor y otros eventos extremos.
RESILIENCIA URBANA.
La UNAM promueve estrategias de adaptación al clima, como las Zonas de Desarrollo Controlado (ZEDEC), que limitan la expansión urbana en zonas susceptibles a inundaciones y deslizamientos. Estas se determinan con base en modelos hidrológicos y geotécnicos desarrollados por el Instituto de Ingeniería.
Además, investigadores universitarios impulsan el diseño de infraestructura verde —parques, jardines de infiltración y conservación de bosques urbanos— que permite la recarga de acuíferos, regula el escurrimiento de agua y mejora el microclima. Entre 2003 y 2006, la CDMX perdió 12% de sus áreas verdes interurbanas, lo que ha agravado el problema de las inundaciones.
TECNOLOGÍA PARA LA PREVENCIÓN
La UNAM ha desarrollado plataformas como UNIATMOS y el Sistema de Información sobre Peligros y Riesgos (SISPER), que ofrecen herramientas interactivas para visualizar proyecciones climáticas, identificar zonas de riesgo y fomentar una cultura de protección civil.
Desde la investigación científica hasta la acción preventiva, la Universidad Nacional Autónoma de México contribuye a que la sociedad esté mejor preparada frente a un clima cambiante. En un escenario donde las lluvias extremas serán cada vez más frecuentes, la ciencia y la tecnología se convierten en aliados esenciales para proteger vidas, infraestructura y ecosistemas.