
En la historia de la ciencia, algunas innovaciones y descubrimientos han sido inicialmente desacreditados por ir en contra de lo establecido. Aunque es natural que el ser humano desconfíe de lo desconocido, dentro de la comunidad científica resulta fundamental mantener una mente abierta y otorgar el beneficio de la duda, ya que investigaciones poco viables pueden ser la clave para avances cruciales en materia de salud.
Así comenzó la historia de Susana López Ortiz, egresada Garza que actualmente colabora con el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) y trabaja en el proyecto “Generación y desarrollo de nanomateriales con aplicaciones biológicas”, como parte del posdoctorado en Ciencias de los Materiales que realiza en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
Este estudio tiene el objetivo de mejorar la medicina oncológica mediante el desarrollo de un material innovador capaz de atacar células cancerígenas sin afectar las sanas, y que, además, está siendo diseñado para ser económico y de fácil acceso.
El origen de un hallazgo inesperado
López Ortiz comentó que todo comenzó hace aproximadamente 10 años, cuando detectó que no existía un material similar al del hueso que contribuyera a su regeneración. Con esta idea en mente, se propuso crear en el laboratorio un material con propiedades similares a las del hueso, cuya composición incluye colágeno, agua, minerales e hidroxiapatita.
Tras cuatro años de pruebas, durante su Doctorado en Ciencias de los Materiales en la UAEH, logró estandarizar el proceso para obtener la hidroxiapatita de forma sintética.
“Ahorita ya puedo decir que es como una receta de cocina, porque sé qué se le pone, a qué temperatura, en qué tiempos y todo el proceso de síntesis para obtener el material. Lo puedo hacer aquí en México o en cualquier estado, y me da hidroxiapatita. El proceso ya está estandarizado”, señaló.
No obstante, pese a esto, tuvo problemas para publicar un artículo científico con los resultados de su investigación, ya que enfrentó una fuerte resistencia por parte de la comunidad académica porque para obtener la hidroxiapatita se requieren dos fases. En lugar de la tradicional fase hexagonal, ampliamente documentada en más del 90% de los estudios, ella obtuvo la fase monoclínica, una variante poco conocida y mencionada en la literatura académica, lo que despertó algunas dudas, pero sí hubo interés.
“Muchas personas no me creían. Rechazaron el artículo como ocho veces de muchas revistas, porque decían que lo que yo decía era mentira. A pesar de que yo tenía todos los datos y todo estaba caracterizado, es decir, estaba bien identificado para demostrar que realmente era esa fase, pero no lo aceptaban”, expresó López Ortiz.
El escepticismo se originó debido a que los resultados eran inusuales, porque, aunque la hidroxiapatita monoclínica sí existe en nuestro cuerpo, solamente se encuentra en los dientes y, por lo tanto, tiene una mejor formación que la fase hexagonal.
Después de la defensa sólida de su trabajo, el artículo fue finalmente aceptado para publicación y sus hallazgos fueron validados por la comunidad científica. Actualmente su investigación se ha extendido más allá del ámbito de la regeneración ósea, encontrando nuevas aplicaciones en otras áreas.
Una sola investigación, múltiples impactos
Posteriormente se realizaron pruebas de toxicidad para evaluar la viabilidad celular del material, las cuales se llevaron a cabo en distintos centros de investigación, incluyendo uno perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se comprobó que el material desarrollado tenía un 95% de compatibilidad y efectividad.
Para Susana López, estos resultados no fueron suficientes, ya que buscaba potenciar este material y explorar nuevas aplicaciones. Por ello, decidió continuar con su investigación, y fue así como realizó un posdoctorado en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), donde comenzó a trabajar con la hidroxiapatita, esta vez enfocándose en su posible aplicabilidad en la lucha contra el cáncer.
“El cáncer es la segunda causa de muerte a nivel mundial, y aquí en México también. En mujeres, el más común es el cáncer de mama, y en hombres el de próstata. Existen muchos tratamientos para inhibir o eliminar las células enfermas, pero todos tienen efectos secundarios, los más usados son la radioterapia y la quimioterapia. Aunque no son malos, tienen reacciones no deseadas bastante intensas, porque no solo afectan a las células cancerígenas, sino también a las células sanas”, indicó.
Además de afectar el sistema inmunológico, estos tratamientos son costosos y poco accesibles. Por ello, la alumna Garza busca combatir el cáncer en México desarrollando una solución efectiva que beneficie a un mayor número de personas sin afectar su salud, pero que al mismo tiempo sea económica, fácil de producir y accesible.
Avances preliminares con resultados prometedores
“La célula cancerígena, siempre he dicho que es como un supervillano, porque tiene superfuerza e inhibe cualquier medicamento, protegiéndose de todo lo que esté cerca de ella y no se muere. Básicamente, no sigue el ciclo natural. Las células normales nacen, se reproducen y mueren, dependiendo de las necesidades del cuerpo. Pero con las células cancerígenas esto no ocurre. Simplemente, la célula sufre un error genético, hay una ruptura en su ADN, y empiezan a salir células defectuosas que no se eliminan como deberían”, explicó.
Experimentos a nivel mundial demuestran que la hidroxiapatita puede penetrar las células cancerígenas de pulmón, estómago y cuello uterino, hasta llegar al núcleo a fin de destruirlas desde dentro. Mientras que las células sanas presentan un exceso de calcio, el cual no es perjudicial, porque se ha demostrado que son capaces de eliminar este material por sí mismas.
Con esta base, Susana López Ortiz busca aplicar su material en varios tipos de cáncer, impulsar la ciencia en México y reducir la dependencia extranjera, pues afirmó que su compuesto, aunque sintético, es 100% puro, mantiene las propiedades de la hidroxiapatita natural y muestra buena viabilidad celular para eliminar el cáncer.