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Los erizos terrestres son animales pequeños, dóciles y curiosos que llaman nuestra atención. Pero alguna vez te has preguntado, ¿cómo llegaron a ser mascotas?, ¿son animales de origen mexicano?, ¿los estamos cuidando bien? Aquí trataremos de resumir su historia y situación actual

Mascotas espinosas: el caso de los erizos

Erizo. Un erizo pigmeo africano (Wikipedia)

El erizo pigmeo africano (Atelerix albiventis) es una especie de mamífero terrestre pequeño que mide entre 10 y 15 cm, y puede pesar de 300 a 800 g. Se caracteriza por poseer un grueso manto de espinas que cubre el dorso de su cuerpo. Estas espinas en realidad son pelos modificados que tienen en su interior múltiples cámaras de aire para reducir su peso. Se trata de una adaptación que les sirve como protección y defensa, ya que, al ser estructuras rígidas, puntiagudas y huecas, son ligeras y firmes a su vez para reducir los impactos y protegerse de enemigos. En la base de cada una de estas espinas existe un pequeño músculo que al contraerse permite que se ericen en diferentes direcciones. Otra característica distintiva de esta especie es su capacidad de enrollarse, formando una especie de pelota como una postura defensiva ante situaciones desconocidas o amenazantes. Esta postura les permite proteger cabeza y zona ventral, para resguardar los órganos vitales.

Como su nombre lo indica, los erizos pigmeos africanos no son nativos de México, ni del continente americano. Esta especie pertenece a la familia Erinaceidae, y se distribuye naturalmente en el continente africano, específicamente en África central y oriental. Ahí, en vida libre, estos pequeños mamíferos viven en distintos tipos de hábitats, que incluyen bosques, selvas tropicales, estepas y hasta desiertos. Suelen realizar madrigueras que utilizan como refugios bajo montones de maleza, troncos, raíces o rocas. Éstas también son utilizadas para mantener su homeostasis, pues requieren temperaturas de entre 22 – 30 °C. Aunque esta especie también es capaz de pasar por períodos de hibernación cuando las temperaturas son muy bajas o los recursos, como alimento y agua, son escasos. En estas condiciones, reducen su actividad metabólica, su temperatura corporal y su frecuencia cardiaca y respiratoria para conservar su energía.

Son de hábitos nocturnos o crepusculares, y llevan una vida mayormente solitaria, excepto durante el cortejo. Los machos pueden aparearse con varias hembras a lo largo del año, ya que su reproducción no está limitada por estaciones. Las hembras pueden entrar en celo varias veces al año, siempre que las condiciones ambientales sean favorables, como temperaturas cálidas y acceso a recursos. No obstante, aunque pueden reproducirse frecuentemente, en estado silvestre suelen tener períodos de reposo entre los ciclos reproductivos. La gestación dura un promedio de 35 días, y las camadas suelen tener de 1 a 6 crías. Al nacer, las crías carecen de pelo, tienen los ojos y las orejas cerrados, y sus espinas aún se encuentran bajo la piel, lo que las hace completamente dependientes del cuidado de la madre. Las crías crecen rápidamente, alcanzando el destete a las 6 u 8 semanas, momento en el cual los jóvenes abandonan o son expulsados de la madriguera.

Como se mencionó anteriormente, en su hábitat natural tienen hábitos solitarios, por lo que al encontrarse con un congénere o un animal extraño en su territorio pueden emitir gruñidos, bufidos o silbidos como señal de advertencia. Además, ante situaciones amenazantes presentan un comportamiento de autounción que consiste en frotarse saliva en las patas y espinas para preservar su olor característico. Este comportamiento aún no se comprende completamente, pero se piensa que podría servir como una forma de defensa química, un mecanismo de camuflaje o una forma de comunicación con otros individuos de la misma especie, ya que el olor proporciona información sobre su identidad, estado reproductivo, estado de salud o disponibilidad reproductiva. Asimismo, ante la presencia de un depredador adoptan un comportamiento defensivo, enroscándose y erizando sus espinas para protegerse.

En su hábitat natural, los erizos pigmeos se consideran omnívoros facultativos, ya que se alimentan de una gran variedad de presas. Principalmente consumen invertebrados como lombrices, escarabajos, babosas, caracoles, pequeños animales, y algunos frutos y semillas. Debido a su tracto digestivo simple, es probable que tengan una capacidad limitada para fermentar células vegetales, por lo que tienden a consumir una mayor cantidad de invertebrados. Esto tiene implicaciones importantes en su rol dentro del ecosistema. Al ser insectívoros, actúan como controladores naturales de poblaciones de insectos, y al buscar alimento y remover la tierra, facilitan la descomposición de la materia orgánica. Además, son fuente de alimento para algunos depredadores como aves rapaces y algunos mamíferos pequeños, formando parte de la cadena alimenticia.

Al adquirir estos animales como mascotas, dejan de encontrarse en su hábitat natural africano; ahora los observamos detrás de un cristal o entre las rejillas de una jaula, un entorno muy diferente al que están adaptados. A los seres vivos que provienen de un lugar distinto a donde se distribuyen naturalmente se les denomina “exóticos”, como es el caso de estos erizos pigmeos africanos mascotas. Entonces la gran pregunta es: ¿cómo llegaron a América?

A partir de la década de los ochenta comenzó un interés creciente en las llamadas mascotas exóticas “de bolsillo”. Estas mascotas son pequeños animales, generalmente no convencionales y de fácil manejo, que pueden caber en espacios reducidos, pero que tienen necesidades específicas en cuanto a dieta, hábitat y cuidados. El erizo pigmeo africano fue uno de los que ganó más popularidad. Ésta y otras especies del género ya eran conocidas en su hábitat natural en África, pero no fue hasta esta época que se introdujeron en el comercio de mascotas de manera más formal debido al interés de los criadores por su tamaño y manejo. Así, estos erizos pigmeos africanos comenzaron a aparecer en exposiciones de animales exóticos y tiendas de mascotas en Europa, y posteriormente en Estados Unidos de América, aumentando su popularidad y consolidándose como mascota durante los años noventa. A partir de esto, el comercio de los erizos pigmeos africanos se expandió a otros países del continente americano, incluyendo México, Centroamérica y Sudamérica, en donde actualmente forman parte de las mascotas exóticas más populares.

La creciente demanda de estos animales en los últimos años ha generado una reproducción masiva en criaderos que, en la mayoría de los casos, carecen de las condiciones óptimas de cuidados. Debido a que no se trata de animales domesticados, lo ideal para su crianza es emular un entorno que se asemeje a su hábitat natural. Para asegurar su bienestar, los recintos que habitan deben ser espaciosos, con sustratos con texturas que eviten lesiones o malformaciones en sus extremidades, como la viruta de madera, el aserrín o la fibra de coco. Al ser una especie que en vida libre no se encuentra en grupos, lo ideal es alojar el mínimo de individuos (máximo 4) por recinto para minimizar el estrés y los confrontamientos entre ellos. Debido a sus hábitos nocturnos, es importante mantenerlos en lugares oscuros, bien ventilados, alejados de la luz solar directa y del ruido. Sin embargo, en muchos criaderos estas condiciones se omiten y los animales a menudo se mantienen en cajas de plástico pequeñas, con poca ventilación, sin control adecuado de la temperatura o iluminación, en condiciones de higiene deficientes y con un número de individuos que excede la capacidad adecuada del espacio disponible.

En los criaderos, los erizos pigmeos africanos suelen ser forzados a reproducirse continuamente, sin respetar los ciclos naturales. Para hacerlo, mantienen juntos todo el año a machos y hembras sin proporcionarles el descanso adecuado entre camadas y sin cuidar las condiciones óptimas de temperatura o espacio, lo que resulta en un alto nivel de estrés para las hembras. Esto puede llevarlas a tener más de tres o cuatro camadas por año, lo cual afecta su salud y bienestar debido a la constante demanda física. Además, las crías suelen ser manejados desde que nacen, sin respetar sus períodos naturales de lactancia y destete, y suele suceder durante el día, a pesar de sus hábitos nocturnos. Este estrés constante puede desencadenar problemas de salud, lo cual se exhibe a través del debilitamiento del sistema inmunológico y de enfermedades asociadas a malas condiciones de higiene.

La dieta de los erizos pigmeos africanos de criaderos suele basarse en alimento para perros o gatos, complementándolo solo ocasionalmente con algunos vegetales o insectos vivos, como grillos o gusanos de tenebrios. Sin embargo, es importante recordar que en vida libre estos animales son principalmente insectívoros, por lo que sus requerimientos nutricionales son muy distintos a los de los perros o gatos, que son animales domésticos. Una dieta basada en comida para otras mascotas, alta en grasas y con proteínas inadecuadas, ocasiona que sean propensos a la obesidad y a tener deficiencias nutricionales, comprometiendo su salud.

La falta de higiene en los recintos es otra de las principales problemáticas, pues la acumulación de heces y orina en condiciones de poca ventilación y de hacinamiento suelen provocar infecciones bacterianas, fúngicas y parasitarias, lo que les genera desórdenes gastrointestinales, respiratorios y dérmicos. Estas condiciones no son consideradas por los criadores, ni por las personas que adquieren el animal como mascota, lo que empeora su calidad de vida e incrementa la tasa de mortalidad.

En general, las malas condiciones en las que suelen estar los erizos pigmeos les generan situaciones de estrés prolongado, lo que afecta significativamente su comportamiento. Naturalmente se trata de animales activos, nocturnos y exploratorios, pero el espacio limitado y el hacinamiento de los criaderos pueden provocarles apatía, inactividad, disminución del apetito y de la reproducción. Asimismo, al estar constantemente amenazados o sobre estimulados por la presencia humana, pueden desarrollar comportamientos de defensa continuos o incluso tornarse agresivos, erizándose y contrayendo sus espinas constantemente para atacar.

Aunado a lo anterior, la creciente popularidad de los erizos pigmeos en redes sociales, donde se destacan como animales “tiernos” y “adorables”, ha provocado que muchas personas los adquieran como mascotas sin comprender realmente sus necesidades. Esta exposición exagerada ha llevado a que se humanicen, tratándolos más como objetos de entretenimiento que como seres vivos con requerimientos específicos. Como resultado, es común ver que los propietarios los vistan con disfraces, les den baños constantes o incluso duerman con ellos, ignorando que estas prácticas afectan su bienestar.

Es por esto por lo que no debemos olvidar que, a pesar de ser animales adquiridos de criadero, siguen siendo animales silvestres exóticos que mantienen sus características de comportamiento natural y que necesitan un entorno adecuado que imite sus condiciones originales. Esto incluye espacios para excavar, materiales de sustrato adecuados, así como un control riguroso de la higiene y la dieta. Esto nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad que implica tener animales exóticos como mascotas y de respetar sus necesidades biológicas para evitar su sufrimiento.

La necesidad de tener animales exóticos como mascotas, como es el caso de los erizos pigmeos africanos, surge en gran parte por su apariencia llamativa y la tendencia de buscar animales diferentes o inusuales que resalten entre las mascotas tradicionales. Sin embargo, esta demanda no se basa en una verdadera comprensión de las necesidades de estos animales ni en un interés por su bienestar. En muchos criaderos, los erizos pigmeos africanos solo se reproducen con fines lucrativos, sin preocuparse por garantizar las condiciones adecuadas para su salud física y mucho menos por educar a los compradores sobre sus cuidados específicos. Además, rara vez se considera su rol en el ecosistema, su valor como especie silvestre o los impactos que la reproducción descontrolada puede tener en la vida de los individuos.

En conclusión, aunque los erizos pigmeos africanos son populares como mascotas, no hay que olvidar que son animales silvestres con necesidades específicas. Esta es una práctica que no debe ser fomentada por las repercusiones negativas para la especie y su hábitat nativo. Por ello, es crucial reconocer nuestra responsabilidad ética en esta problemática.

1Instituto de Neuroetología, Universidad Veracruzana. Xalapa de Enríquez, Veracruz, México. sara_paulina96@hotmail.com

2Centro de Investigaciones Tropicales, Universidad Veracruzana. Xalapa de Enríquez, Veracruz, México. jessgll@hotmail.com  

*Autor de correspondencia

Therya ixmana 4(1):59-61

https://mastozoologiamexicana.com

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